Conductas que causan culpa y como la religiosidad provoca culpa desde un enfoque filosófico
Bryanlongo7Ensayo6 de Junio de 2017
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Contenido
1
Introducción 1
Resumen 2
¿Quién soy? 3
El espíritu, un elemento sugestivo 5
Se hereda lo fisiológico no lo espiritual. 6
Necesidades biopsicoespirituales del hombre 9
Necesidades Biopsioespirituales 9
Liberar las emociones negativas 10
¿Existencia es lo mismo que realidad? 10
Bases biológicas de la culpa 13
Conductas que causan culpa y como la religiosidad provoca culpa desde un enfoque filosófico 16
Conclusión 20
Introducción
Que Él, el Dios de la paz, os santifique plenamente, y que todo vuestro ser, el espíritu, el alma, y el cuerpo, se conserve sin mancha hasta la Venida de nuestro Señor Jesucristo» (1Tes 5,23).
El hombre es, por su propia naturaleza, una unidad bio-psico-espiritual. Unidad integral de cuerpo, alma y espíritu en la que lo que sucede con cada una de las dimensiones repercute en las otras.
El hombre es un ser corporal, ésta es una realidad que se constata inmediatamente. Nuestro cuerpo tiene requerimientos físicos, necesidades vinculadas a esta dimensión, que no pueden ser desatendidas: respiración, alimento, bebida, abrigo y otras necesidades vinculadas al bienestar. La persona además de necesitar lo básico para sobrevivir requiere que su organismo mismo se desarrolle y viva en un ambiente adecuado para su expansión adecuada.
Es claro que lo biológico no explica todo lo que somos. Si seguimos avanzando en nuestra propia experiencia como personas, advertimos que nuestra relación con el mundo trasciende este nivel, así llegamos a descubrir que poseemos una dimensión psicológica. Esta dimensión tiene también sus propios requerimientos o necesidades, que el hombre experimenta como necesidades intelectuales (de saber, comprender, abarcar la realidad, etc.) y necesidades afectivas.
En ese sentido, podemos decir que en la dimensión del alma, o psico-afectiva, el hombre experimenta también una serie de necesidades que deben ser saciadas y que preceden, en orden de dignidad a las necesidades físicas.
La biospsicoespiritualidad, es una forma de poder estudiar las necesidades del hombre, entendidas más allá de su menester corporal y mental. La BPE reflexiona la necesidad del hombre de acercarse a su origen, de cumplir la responsabilidad de ser pequeños dioses cumpliendo con el designio de sus capacidades a través de su libertad de elección de acercarse a la verdad. Sin duda la BPE, se fundamenta en la energía que impulsa la cognición del hombre que es la que instaura el proceso de elección y llevar a cabo a través de la materia o cuerpo, las acciones de su divinidad.
Resumen
Se inicia con la pregunta que nos desarrollamos como ser humano « ¿Quién soy? » una persona con un nombre particular, con características físicas únicas, un ser que siente y que piensa; siente miedo, felicidad, tristeza, enojo, que imagina, que recuerda, que tiene fantasías. Es cuando nos planteamos la siguiente pregunta « ¿Qué sentido tiene que yo sea? » o el porqué de estas características; porque sentimos miedo, porque sentimos felicidad, porque sentimos tristeza, porque nos enojamos ― ¿De dónde vienen estas emociones? ― Quizá del aprendizaje emocional que nos da nuestro ambiente (familia, escuela, amigos) o de las características que heredamos de nuestros padres, de la misma manera que heredamos en ocasiones características de nuestro cuerpo. Conociendo que el ser humano está compuesto por una parte biológica y una psicológica, nos adentramos en una tercera, y más profunda, dimensión del ser humano para explicar los porqué de las sensaciones humanas.
La dimensión espiritual elucida el inicio de las necesidad del ser humano, pero también el final de estás. ― ¿Hasta cuándo dejará el hombre de necesitar algo? ― Se grafica las necesidades BPES del hombre, en donde se inician con las necesidades básicas de Maslow; fisiológicas, de seguridad, de afiliación o aceptación, de reconocimiento y de autorrealización. Que es la parte más rudimentaria y observable de las necesidades humanas; la decadencia del cuerpo físico. Pero en estas, se extravía la parte espiritual, que es la que trasciende después de la muerte del cuerpo físico; la realización y satisfacción de las necesidades de Maslow deberían trascender y ascender el espíritu humano, alcanzando la divinidad que es donde provienen las mismas necesidades sociales de Maslow; ― ¿O por qué tanta necesidad de encajar? ― Maslow expone algo muy asertivo, el hombre necesita potencializar sus capacidades a través de la realización de las necesidades cambiantes que tiene el ser humano, lo que lleva al cumplimiento del propósito de su existencia, pero elude lo que continúa después de la autorrealización, o quizá era de la suposición de negar que el espíritu del hombre es el que guía las demás facultades. El siguiente cuadro se expone en la grafica donde se explica que todo lo que mueve al hombre tiende a trascender, y a fortalecer la máxima expresión de sabiduría, que es, conocerse a sí mismo. La mismidad del hombre.
¿Quién soy?
Se nos ocurre lo primero: Nuestro nombre, o podríamos dar una descripción física o corporal de nosotros; estatura, peso, color de piel. Luego podríamos hablar de nuestras cualidades psicológicas; lo que nos da miedo, lo que nos hace feliz. Pero si lo hacemos de una manera más reflexiva, podríamos hablar sobre nuestra historia; nuestra infancia o adolescencia, traumas y demás. Esto, claramente habla de nosotros, pero no en su totalidad. Para continuar en esta búsqueda del “¿Quién soy?, me hago la siguiente pregunta ¿Qué sentido tiene que yo sea? Todo tiene un sentido y un porqué de las cosas.
Hay un dato y aspecto importante (diría más bien), por el cual todos luchamos en esta vida, ese aspecto es: “alcanzar la felicidad”, nadie en su sano juicio, trata de buscar lo contrario. Pero para profundizar aún más en este asunto, tenemos una realidad presente que no la podemos negar: antes no existíamos, ahora existimos y queremos ser felices, para después no existir de nuevo.
Examinemos un poco más: Cada uno de nosotros es un ser con cuerpo físico, que realiza funciones involuntarias para seguir con vida; latidos del corazón, funcionamiento de órganos vitales. Y voluntarias, que son: comer, beber, dormir, etc. También hay en nosotros un mundo de pensamientos, sentimientos, emociones y pasiones que pertenecen al área psicológica de nuestra persona. Pero hay algo más en nosotros que nos permite manejar todo esto, ese algo que nos da la facultad de tener entendimiento, voluntad, y actuar con libertad. Ese algo es: el área espiritual. Porque no existe ningún acto libre sin el ejercicio del entendimiento y la voluntad.
Conociendo todo esto, podemos decir que nosotros somos seres: bio-psico-espiritual. Es importante considerar que estos tres elementos están unidos indisolublemente (es imposible separarlos por naturaleza) pero de manera jerárquica, de la siguiente manera:
1. Nivel espiritual.- ontológico (metafísica, filosofía), trascendente, intelectivo, integrador y fundamental.
2. Nivel psicológico.- operativo mental, sugestivo y sugestionable.
3. Nivel biológico.- sensitivo, determinado funcionalmente por la anatomía y fisiología natural.
Aclarándolo con la perplejidad que produce en la medicina convencional la acción del placebo, solo puede explicarse por la persistencia de una concepción dualista de la naturaleza humana, por la convicción de que existe una dicotomía entre la el espíritu y el cuerpo, tal como lo concibe la medicina convencional, entonces es desde el espíritu donde se modifica la sintomatología que el cuerpo expresa. En tal sentido, interrogamos acerca de cómo es que este dialogo espíritu-cuerpo da como resultados cambios corporales observables trasciende la especulación farmacológica o terapéutica para alumbrar un fenómeno que pone en evidencia con claridad de qué manera espíritu, mente y cuerpo constituyen en verdad una entidad compleja pero unitaria.
La libertad es uno de los grandes temas al hablar de la persona humana. Tal vez uno de los más graves dramas de nuestro tiempo es que la libertad se entiende como un valor absoluto independiente de la verdad objetiva. Así se la concibe como la mera capacidad de elección arbitraria según la cual cuanto menos compromiso se asuma en la vida, más libres somos. La mera capacidad de elección no es libertad si no se elige y al elegir estoy asumiendo necesariamente un compromiso con lo elegido. Este compromiso será más trascendente cuanto más importante sea la elección. Al elegir hago una opción y también una ruptura con las demás opciones. Finalmente la repetición de elecciones va generando en mí un hábito que es una conducta permanente que de alguna manera se convierte en mi “forma de ser”.
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