Julio Cortázar (Análisis De Señorita Cora)

Señorita Cora

A continuación se analizará el modo (o la forma) que utiliza Julio Cortázar para lograr un entrecruzamiento entre dos órdenes completamente opuestos en su cuento “Señorita Cora”, de Todos los fuegos el fuego.

Ha quedado evidenciado, a lo largo de las clases, que este entrecruzamiento entre órdenes se da en casi todos los cuentos del volumen citado. Hemos trabajado y se ha explicado la conexión entre pasado/presente en el cuento “Todos los fuegos el fuego”; se ha mencionado del mismo modo la relación entre vigilia/sueño de “La noche boca arriba”; como así también el pasaje de la ficción a la realidad en “Continuidad de los parques”.

Para explicitar el pasaje de un orden a otro, en el cuento seleccionado, lo primero que debemos hacer es-justamente-identificar ese orden. Luego de una/s lectura/s podemos afirmar que la narración pone el foco (entre otras cosas) en el orden del poder, esto es: puede sentirse una fuerte tensión entre Dominante/dominado. Este orden del poder estará trabajado al máximo entre los personajes principales: Pablo (paciente) y Cora (enfermera), pero no será exclusivo de ellos, también se pondrá de manifiesto entre la madre de Pablo y Cora (“No hay más que mirarla para darse cuenta de quién es, con esos aires de vampiresa y ese delantal ajustado, una chiquilina de porquería que se cree la directora de la clínica.”); o bien, entre el adolescente y sus padres (“…mamá cree que soy un chico…ya soy bastante grande para dormir solo de noche.”).

Ahora bien, enfoquémonos únicamente en la relación entre Pablo y Cora. Al principio del relato las posiciones entre éstos dos van a estar bien marcadas: Pablo es el adolescente sobreprotegido, tímido y siente cierta atracción por Cora (dominado); mientras que ella representa a la persona adulta (a pesar de ser joven y hermosa) que sólo pretende desempeñar su rol lo más profesionalmente posible, de hecho el muchacho ni siquiera le simpatiza debido a la antipatía que le genera su madre (dominante). Ella lo tratará con frialdad e ironía y él, avergonzado y sumiso, acatará todos los mandatos que ella le imponga. Remarcará su distanciamiento y su autoridad cuando él intente llamarla por su nombre de pila y ella no se lo permita: “…sabía que no era el caso de ceder porque después me resulta difícil dominarlo, y a un enfermo hay que dominarlo o es lo de siempre…”.

Sin embargo, la relación señalada anteriormente irá cambiando de rumbo. El muchacho comenzará a sentir rechazo y fastidio por su enfermera, mientras que ésta por el contrario empezará a sentir un “cariño muy especial” por Pablo, dicho cariño la debilitará y le hará perder su posición de privilegio ante el muchacho.

Ya hacia el final de la obra los roles estarán completamente invertidos, Cora lo besa, lo acaricia y está rendida completamente a sus pies; sin embargo él no hace más que desdeñarla y rechazar su subordinación.

Es importante señalar que esta mudanza en los roles no sucederá de manera evidente y tajante, sino que irá ocurriendo paulatinamente a lo largo de un relato que se caracterizará por demandar un lector muy atento(a lo Link), ya que la historia cambia de narrador (de forma abrupta) constantemente en un mismo párrafo e incluso en una misma frase, de manera que la historia evoluciona contada alternadamente por diferentes personajes que toman parte de los acontecimientos: el niño (Pablo), su madre, una de las enfermeras (Cora), el cirujano y un enfermero. En este cuento, como en la mayoría encontrados en Todos los fuegos el fuego, se estimula una participación activa del lector. Un lector despistado -como en toda la obra de Cortázar- podría perderse fácilmente en el relato y ser incapaz de hilar las narraciones alternas.

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