LA CORROSION DEL CARÁCTER Richard Sennet 1)
luciana1237Tesis14 de Julio de 2016
11.238 Palabras (45 Páginas)384 Visitas
LA CORROSION DEL CARÁCTER Richard Sennet 1)
A LA DERIVA
El autor comienza narrando un encuentro accidental con Rico, hijo de Enrico a quien había entrevistado quince años atrás en ocasión de un trabajo de investigación. Cuando conocí a Enrico, llevaba veinte años limpiando lavabos y suelos. Trabajaba con el único objetivo de servir a su familia: vivir en una casa mejor y en un barrio mejor (lo que le llevó quince años de ahorro y otros muchos de pago de la hipoteca), y –además- ahorrar para pagar la educación de sus dos hijos. El tiempo de su vida era lineal (año tras año en un empleo que raramente presentaba cambios en lo cotidiano) y sus logros acumulativos (pequeñas reformas en su casa, avances educativos de sus hijos). Todo era predecible (el sindicato protegía su trabajo; sabía en que momento iba a jubilarse; etc.). El uso del tiempo estaba “racionalizado” por las normas del trabajo, la pensión estatal, y su propia disciplina. Enrico diseñó para sí mismo un relato perfectamente claro en el que la experiencia se acumulaba desde el punto de vista material y psíquico. Su vida –por tanto- tenía sentido en cuanto narración lineal. Sin embargo esa vida iba a caballo entre el mundo de su antigua comunidad de inmigrantes, y el mundo de su nueva y neutral vida suburbana. Era reconocido de dos maneras: como alguien a quien le había ido bien (en el ámbito de su antigua comunidad), y como un buen vecino (en su nuevo vecindario). Tenía –así- dos identidades que eran producto del mismo y disciplinado manejo del tiempo. No tenía aliados de clase, pero estaba resentido con la gente de clase media porque sentía que lo ignoraban, y tenía miedos por su falta de educación y su baja categoría social. Por eso pretendía para Rico que repitiera su historia de movilidad social ascendente. Ese sueño era su motor. Muchos años después, al encontrar al hijo de Enrico por casualidad, tuve oportunidad de ver cómo le habían ido las cosas. Rico había realizado el sueño de su padre en la ascensión en la escala social, si bien en el fondo rechazó el camino de su padre. (El hecho de que usara –por ejemplo- un anillo de sello, signo distintivo de una historia familiar de elite, parecía una mentira y una traición al padre). Tras terminar sus estudios universitarios, Rico se casó con una compañera, protestante, hija de una familia de mejor posición, y comenzaron a mudarse y cambiar de trabajo con frecuencia, y así lo hicieron cuatro veces en catorce años. A diferencia de su padre, que se había sentido avergonzado cuando su mujer tuvo que empezar a trabajar, Rico ve a su mujer como a una colega 1 en pie de igualdad, y se ha adaptado a ella, al punto que una de las mudanzas (a Missouri) se hizo a favor de la carrera de su mujer, teniendo él que despedirse de sus emocionantes días en la industria informática de Silicon Valley. En Missouri, las incertidumbres de la “nueva economía” lo afectaron y perdió su empleo en una reducción de plantilla. Así, se mudaron nuevamente y él montó una pequeña consultoría, mientras ella armó un equipo de contables. A pesar de ser una pareja próspera y amoldable, tanto él como su mujer temen a menudo estar al borde de la pérdida de control de sus vidas, un miedo enraizado en sus propias historias laborales. Ambos perciben de maneras diferentes esa pérdida de control: Rico, porque tiene que trabajar de una manera u otra en respuesta a los caprichos o los cambias de ideas de los que le pagan sus contratos de consultoría. Ella, porque su equipo está disperso geográficamente y solo se conecta con ellos por teléfono o E Mail, y sus propias decisiones cuentan menos que en el pasado, cuando trabajaba con gente cara a cara. Sin embargo, el miedo a perder el control en sus vidas cotidianas tiene raíces mucho mas profundas que la preocupación por perder poder en sus trabajos. Rico teme que las medidas que necesita tomar y la manera como tiene que vivir para sobrevivir en la moderna economía hayan lanzado a la deriva su vida interior y emocional. Entre sus principales preocupaciones están las siguientes: 9 La pérdida de amistades; del sentido de comunidad. En cada mudanza la pareja perdió la mayoría de sus amistades, aunque “siguen conectados” mediante pequeñas y breves comunicaciones on-line. En las nuevas comunidades -a las que llegaron- falta el componente social o de barrio: nadie se convierte en un testigo de por vida de la historia de otra persona. 9 Le preocupa también la frecuente anarquía en que su hunde su familia y no ocuparse lo suficiente de sus hijos, cuyas necesidades no pueden programarse para que se adapten a las exigencias de su trabajo. Le obsesiona el miedo a perder la disciplina ética, en especial el temor a que sus hijos se vuelvan unas “ratas de centro comercial”, sin nada que hacer, mientras sus padres permanecen inaccesibles en sus despachos. Quiere que sus hijos tengan una meta en la vida, pero el ejemplo objetivo que podría darles (su movilidad social ascendente) para ellos es algo natural, una historia que pertenece a un pasado que no es el suyo. Su preocupación más honda es como ofrecerles a sus hijos la sustancia de su vida profesional como ejemplo, para que sus hijos vean como han de comportarse éticamente. Las cualidades del buen trabajo no son las cualidades del buen carácter. 2 La gravedad de estos temores está relacionada con las nuevas maneras de organizar el tiempo y –en especial, el tiempo de trabajo. El lema “nada a largo plazo” es el signo más tangible. La carrera tradicional en el ámbito del trabajo, la que avanza paso a paso en una o dos instituciones a lo largo de una vida, se está debilitando. Lo mismo pasa con las cualificaciones. Hoy un joven americano puede cambiar de trabajo al menos once veces en el curso de su vida laboral, y cambiar su base de cualificaciones al menos tres veces durante cuarenta años de trabajo. El camino tambaleante del capitalismo del siglo XIX, fue controlado hasta cierto punto por los sindicatos fuertes y las garantías del Estado de Bienestar. Sin embargo ese “pasado estable” es amenazado por un nuevo régimen que acompaña al trabajo a corto plazo, con contrato, o circunstancial. Las organizaciones empresariales, en lugar de estructuras piramidales y burocráticas prefieren ahora concebirse como redes, más ligeras en la base, que se puedan desmontar o redefinir más rápidamente. Así, los ascensos y despidos tienden a no estar estipulados en normas claras y fijas, como tampoco están rígidamente definidas las tareas. La experiencia del padre, un tiempo a largo plazo, una narrativa lineal en canales fijos, se ha vuelto disfuncional para Rico; pero los cambios materiales incluidos en el lema “nada a largo plazo”, también se han vuelto disfuncionales para él, en cuanto guías para el carácter, particularmente, en relación con su vida familiar. “Nada a largo plazo” es el principio que corroe la confianza, la lealtad y el compromiso mutuos. La organización de las instituciones modernas limita la posibilidad de que madure la confianza informal. Una violación especialmente atroz del compromiso mutuo suele producirse cuando las empresas se venden, y los empleados (a quienes se les pedían horas extras y esfuerzo intensivo) son dejados en las cunetas. La estructura de red flexible de las modernas instituciones, dice el sociólogo Mark Granovetter, están marcadas por la “fuerza de los vínculos débiles”, lo que –en parte- quiere decir que las formas fugaces de asociación son más útiles que las conexiones a largo plazo, y –en partetambién, que los lazos sociales sólidos- como la lealtad- han dejado de ser convincentes. Para hacer frente a las realidades actuales, donde no se puede depender o confiar en la empresa, el desapego y la cooperación superficial son una mejor armadura que el comportamiento basado en los valores de lealtad y servicio. Trasladado al terreno de la familia, el lema “nada a largo plazo” significa moverse continuamente, no comprometerse y no sacrificarse. La idea de “compromiso” resulta abstracta para los niños porque no ven que se practique en la vida, o en la generación de sus padres. El comportamiento que cosecha buenos resultados, o incluso solo la supervivencia en el trabajo, deja poco que ofrecer en el papel de padre modélico. ¿Cómo 3 proteger las relaciones familiares para que no sucumban a los comportamientos a corto plazo, y básicamente, al débil grado de lealtad? Este conflicto entre familia y trabajo plantea algunas cuestiones sobre la experiencia de la vida adulta en sí. ¿Cómo pueden perseguirse objetivos a largo plazo en una sociedad a corto plazo? ¿Cómo sostener relaciones sociales duraderas? ¿Cómo puede un ser humano desarrollar un relato de su identidad e historia vital en una sociedad compuesta de episodios y fragmentos? Las condiciones de la nueva economía se alimentan de una experiencia que va a la deriva en el tiempo, de un lugar a otro lugar, de un empleo a otro. El capitalismo de corto plazo amenaza con corroer el carácter, en especial aquellos aspectos del carácter que unen a los seres humanos entre sí, y brindan a cada uno de ellos una sensación de un yo sostenible. Un cuarto de siglo antes, yo había imaginado que el capitalismo tardío aún entraba en la experiencia cotidiana de la gente como siempre lo había hecho: por medio del éxito y el fracaso, la dominación y la sumisión, la alienación y el consumo. Hoy esos viejos hábitos de pensamiento no interesarían a la experiencia de ninguna persona. Rico está atrapado en una trampa, porque mientras que dice detestar a los “parásitos sociales” que viven de la beneficencia, mientras cree en quitarles los niños a los “malos padres”, y proclama que la incertidumbre y el riesgo son “desafíos” en el trabajo, quiere, en su papel de padre, mantener las
...