PARADIGMAS HERMENÉUTICOS: PSICOANÁLISIS
fransito92Monografía6 de Febrero de 2018
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PARADIGMAS HERMENÉUTICOS: PSICOANÁLISIS
Según Sigmund Freud (1856 - 1939) los principios que explican el funcionamiento psíquico son: el principio del placer (la libido) que busca satisfacción inmediata, el principio de la realidad (o ananké) que posterga el placer bajo el respeto de ciertas normas para adaptarse socialmente; el principio de repetición por compulsión por el cual se tiende a volver a vivir experiencias intensas no importa si positivas o negativas; y el principio del nirvana que expresa un impulso tanático al no ser o dejar de ser.
Intervienen los instintos del id (eros y thánatos) frente a las normas del superego. El yo o ego debe mediar entre estas tensiones para satisfacerlas en su relación con la realidad. Las tendencias instintivas prohibidas se reprimen depositándose en el subconsciente (en donde se almacenan los más remotos recuerdos y experiencias asociados a estados de culpa y ansiedad).
La libido, tendencia a la búsqueda del placer, dinamiza el desarrollo psíquico a través de las fases oral (satisfacciones que tienen como base las necesidades de ingestión), anal (satisfacciones que tienen como base las necesidades de excreción) y fálica (relacionada con las necesidades de reproducción), convirtiéndose las respectivas partes del cuerpo en ‘zonas erógenas’. Después de este período pre-genital en que se resuelve la problemática de la tríada edípica, sobreviene el período de latencia con una suspensión de las manifestaciones libidinales, por la aparición de la vergüenza y la moralidad; y, finalmente, el período genital con la maduración de las capacidades biológicas de reproducción, la busca erótica del sexo opuesto y la necesidad de dar y recibir amor.
Esta posición básica ha tenido múltiples derivaciones. Por ejemplo, para C.G.Jung la psique se divide en tres partes: el Yo o mente consciente, el Inconsciente Personal (todo contenido no actual en la conciencia, incluyendo lo reprimido, no necesariamente referido a los instintos); y el Inconsciente Colectivo (depósito psíquico de la experiencia universal de la especie que se actualiza en las personas en forma de arquetipos y símbolos).
El inconsciente colectivo contiene la experiencia genérica de la humanidad. Sus contenidos son los arquetipos, patrones de la formación psíquica, estructuras o formas sin contenido propio que organizan o canalizan el material psicológico; imágenes primordiales que aparecen en los mitos y el folklore; estos elementos estructurales regulares de formación en el inconsciente, dan origen tanto a las vidas fantásticas del individuo como a las mitologías de un pueblo. Los arquetipos se manifiestan mediante símbolos, que les dan cierta concretitud.
El desarrollo es concebido como un proceso de individuación o de autodesarrollo; es el proceso de construcción y descubrimiento del Sí Mismo que representa la zona de integración y conjunción entre lo consciente y lo inconsciente.
Existen dos actitudes: introversión u orientación hacia el interior y extroversión u orientación hacia el exterior; y cuatro funciones psíquicas: pensamiento (que sirve para diferenciar lo cierto de lo falso), sentimiento (que diferencia lo agradable de lo desagradable), sensación (que permite distinguir la experiencia directa en hechos concretos) e intuición (percepción interna, global, emergente y rápida en el procesamiento de la información).
Al inconsciente personal de Freud, Jung añadió la idea de inconsciente colectivo. Y a ello Szondi agregó el concepto de inconsciente familiar: los genes paternos y maternos entran en conflicto asumiendo rol de conciencia los del sexo correspondiente, mientras que los del sexo opuesto quedan en niveles subconscientes. Y Fromm introdujo la idea de inconsciente social. Para Reich el factor que determina el desarrollo no es la libido, sino el orgon una energía cósmica desde donde se deriva la libido de los individuos. Para Jung es el proceso de individuación o de búsqueda del sí mismo; para Adler la superación del complejo de inferioridad, y el deseo de poder y de dominio; para Erikson la superación de los conflictos de cada edad.
Otras variantes son: el Psicoanálisis Existencial de Sartre, Frankl y Binswanger y el Freudo-marxismo de Reich, Osborn y Marcuse. Más actuales son las posiciones de Erikson y Lacan.
1.El Descubrimiento del Subconsciente: El Caso Anna O.
Anna O., cuidando de su padre enfermo, padeció de una síntomatología múltiple (: tos nerviosa que la dejaba exhausta, hidrofobia, paresias, ceguera, mutismo, somnolencia, y otros) que reducía su intensidad mediante conversaciones relativas al tema, tratamiento que fue la célula germinal del psicoanálisis y que Freud y Breuer denominaron “método catártico” (catarsis=purgación).
Los síntomas están ubicados en el consciente, pero su origen se halla en un plano inconsciente; la división de la experiencia en estos planos está determinada por el mecanismo de represión que hunde los recuerdos tan profundamente que ya no pueden ser evocados. La terapia catártica consiste en recuperar esos contenidos traumáticos a través de asociaciones libres (que reemplazaron a las tácticas hipnóticas que a su vez pretendían simular los estados de ausencia de la paciente). Esta recuperación de recuerdos acompañada de una descarga emocional determinaba la supresión del síntoma (Davidoff, 1981; 18 y ss).
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2.Los Mecanismos de Defensa: El Caso del Pequeño Hans
Con el caso de Hans, Freud pretendió demostrar las ideas expuestas en La interpretación de los sueños (1900) y Tres ensayos de una teoría sexual (1905).
Cuando Hans tenía 4 años y paseaba con la criada vió que se desplomaba un caballo que tiraba de un pesado carro. Le sobrevino una grave fobia referida a que los caballos con algo negro en el hocico –posiblemente el arnés-, lo muerdan. El niño y su padre visitan a Freud quien convence al chico de que lo que los caballos tienen ante los ojos y sobre la boca, son algo así como los anteojos y bigotes de su papá y que éste le provocaba intenso miedo.
En las histerias de angustia, hay tres momentos: al comienzo, una angustia flotante, ´sin que se sepa ante qué; en un segundo tiempo, enlace a una representación sustitutiva -el caballo; y en un tercero, las medidas evitativas y los parapetos de una fobia. En Hans, según esto, la aparición del caballo marcaría el pasaje del primer tiempo al segundo. El caballo que cae y muere, y que puede morderlo, es símbolo del padre. H. desea la muerte de su padre para poder estar más tiempo con su madre; son deseos acompañados de culpa, vergüenza y miedo a la castración que se resuelven en la angustia hacia los caballos.
Resumidamente, el aparato teórico psicoanalítico para explicar el comportamiento es el siguiente: en el subconsciente se encuentra el ello sede de las pulsiones instintivas que al manifestarse (libido: principio del placer), tropiezan con las normas de la cultura que se integran al psiquismo a través del super ego, sede de la moral y de las obligaciones para el trabajo (ananké: principio de la realidad). Las fuerzas de la naturaleza y la cultura colisionan y es el ego quien ejecuta las transacciones adaptadas para satisfacer la presión de ambas instancias: cuando el id se acrecienta surgen las perversiones y cuando el superego se exacerba, aparecen las neurosis. El subconsciente usa símbolos, disfraces en la forma de actos fallidos y sintomáticos, sueños y síntomas neuróticos porque la censura moral impide una manifestación abierta de sus contenidos, transformación que se explica por el uso de mecanismos de defensa y de la actividad onírica.
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Aparte del desplazamiento (traslado de un sentimiento de un objeto a otro) uno de los mecanismos de defensa más resaltantes es el de proyección: ”proceso inconsciente por el cual los impulsos emocionales inaceptables son rechazados y atribuidos (proyectados) a otros”; un medio de disculpar los propios errores y defectos desviando la responsabilidad a otra persona, objeto o acontecimiento (Frazier, 1969; 42). La represión hace que la apreciación de la realidad se distorsione en términos de impulsos y necesidades interiores, adscribiendo al mundo externo los procesos mentales reprimidos pero experimentándolos como si pertenecieran al mundo y no a sí mismo.
Anna Freud (1895 – 1982) se dedicó al análisis de niños y adolescentes y desarrolló la Psicología del Yo. Especificó los modos de interacción psicoanalítica mediados por la edad y la transferencia, pues las habilidades simbólicas de los infantes no están desarrolladas como para verbalizar sus dificultades emocionales y esconder sus conflictos tras símbolos y defensas como hacen los adultos.
3. El Desarrollo Libidinal como Desarrollo de la Personalidad
El desarrollo de la libido corresponde a la estimulación de zonas erógenas vinculadas a la satisfacción de necesidades fisiológicas que a través de la experiencia por pautas de crianza se transforman en rasgos caracterológicos (Cohen, 1977).
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