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Paradigmas


Enviado por   •  12 de Octubre de 2011  •  3.412 Palabras (14 Páginas)  •  701 Visitas

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LOS PARADIGMAS

Según el diccionario científico, paradigma es el conjunto de hábitos, técnicas, normas metodológicas, ideas filosóficas que, junto con determinadas teorías científicas, dominan en el seno de una comunidad científica (Espasa Calpe, 2003).

Sobre la base de paradigmas se organiza y evoluciona la ciencia. Para Thomas Kuhn, epistemólogo y filósofo de la ciencia, un paradigma es un logro de gran importancia, que cambia la manera de hacer ciencia de los que practican las disciplinas afectadas (1962).

Los planteamientos de Copérnico cambiaron, no sólo la concepción científica del Universo, sino también otros aspectos vinculados a la vida y a la ciencia, como en aquel tiempo era la religión.

La concepción de la mecánica de Newton, que une Astronomía y Mecánica terrestre constituyéndose en una macrociencia o la que se ha venido a llamar Física Moderna, fue un nuevo paradigma.

En la misma línea, en el reciente siglo pasado Einstein y Plank introdujeron un nuevo paradigma, que “relativiza” las teorías newtonianas.

En estas tres situaciones puestas como ejemplo y referencia, observamos que los paradigmas hacen avanzar la ciencia. Podemos afirmar que contribuyeron definitivamente a desarrollar el conocimiento de la realidad en una dirección y que, al mismo tiempo, significaron la superación de otros paradigmas que ejercieron tanta o mayor fuerza de resistencia antes de imponerse los nuevos paradigmas.

Los nuevos paradigmas suelen partir de hallazgos parciales, a veces fortuitos (por “serendipity”), pero llegan a constituirse de forma radical y, en el proceso de cambio, ejercen un gran poder asociando innovación-resistencia.

En el pasado el choque de paradigmas ha llegado a producir ejecuciones en la hoguera, anatemas, no siempre en sentido figurado. También es cierto que hablamos de paradigmas que han logrado imponerse. Sin embargo, no pasan a la historia otros, por no haber sido lo suficientemente fuertes para vencer la resistencia de viejos paradigmas.

Si aplicamos el concepto de paradigma al campo profesional-laboral, hay paradigmas que proporcionan métodos de éxito, útiles para entender bien una ejecutoria profesional, para identificar problemas, para establecer límites, para interpretar la realidad, para generalizar. Todos ellos tienen un efecto positivo, aportando seguridad desde el punto de vista intelectual y desde el punto de vista práctico. También tienen todos ellos un aspecto limitativo de constituirse en manera única de interpretar la actualidad y, por tanto, de actuar.

En nuestro ámbito de referencia pueden mencionarse como paradigmas de gran fuerza el tayloriano sobre la organización del trabajo, el paradigma de Ford sobre la producción en serie. Y otros de influencia más limitada han sido diferentes paradigmas que han dado lugar a modelos como el clínico, el psicotécnico o el sistémico a la hora de interpretar e intervenir en la organización.

Einstein decía que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio. Sin elevar el prejuicio a la categoría de paradigma, hemos de reconocer que tienen en común ambos una gran fuerza de fijación y resistencia al cambio.

Toda esa grandeza y todas las restricciones que presenta un paradigma podemos aplicarla a la forma de organizar una parte de la realidad humana en el medio profesional-laboral como son las competencias.

EL PARADIGMA DE LA COOPETENCIA

“Existen palabras que tienen el don de ser excepcionalmente precisas, específicas y, al mismo tiempo, extremadamente genéricas, ilimitadas; altamente operacionales y medibles, y, al mismo tiempo, considerablemente abstractas y extensas. Sin embargo, cualquiera que sea el caso, estas palabras tienen el privilegio de moldear conductas y perspectivas, así como, pareciéndose más a herramientas de evaluación, ejercer influencia en la vida práctica. Una de éstas palabras mágicas es ‘competitividad’, Muller 2000.

La crisis mundial de los años 70 propició un desarrollo y difusión del enfoque sobre las competencias. La situación caótica desde el punto de vista laboral en que se había sumido la sociedad hizo replantearse el concepto de “especialización” como clave de la formación profesional.

Nacimiento de la nueva acepción de competencia.

A partir de los hallazgos de McClelland (1973) que llegó a demostrar que la inteligencia de por sí no es un factor que correlacione con el éxito en la vida, con el desarrrollo de las sociedades, se elaboró el concepto de competencia como conjunto de características que subyacen en la personalidad con una relación causal con resultados superiores de actuación.

En esta misma dirección trabajó Levy-Leboyer definiendo las competencias como comportamientos que algunas personas dominan mejor que otras y las hacen más eficaces en unas determinadas situaciones.

El concepto de competencia está condicionado por el enfoque y modelo que cada autor va adoptando, con una tendencia más funcional, más conductual o más constructivista.

Aprovechando lo mejor de cada enfoque podemos integrar en el concepto de competencia la definición adoptada por la Universidad de Deusto (2002).

Competencia es la capacidad de un buen desempeño en contextos complejos y auténticos. Se basa en la integración y activación de conocimientos, habilidades y destrezas, actitudes y valores.

Esta definición no se limita a un enfoque conductual y, por tanto, limitado al rendimiento, sino que se trata de implicar las variables de la personalidad que intervienen en su desarrollo, tanto conocimientos, habilidades y destrezas, como motivaciones actitudes y valores. Así queda reflejado en el gráfico siguiente (Poblete, 2003).

Concepto integrado de competencia.

Los contenidos necesarios para el desarrollo de una competencia, según esta concepción

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