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AQUELLO QUE NO TIENE NOMBRE, SERA LO DESCONOCIDO O MEJOR AUN LO INEXISTENTE


Enviado por   •  9 de Abril de 2016  •  Trabajos  •  3.793 Palabras (16 Páginas)  •  182 Visitas

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“NO-MBRADOS”

AQUELLO QUE NO TIENE NOMBRE, SERA LO DESCONOCIDO O MEJOR AUN LO INEXISTENTE…

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ÍNDICE

Introducción……………………………………………………………………pág. 2

Hablemos un poco de transferencia………………………………………..pág. 3

Pichuco tango, el duende de la ciudad……………………………………..pág. 4

Delia...la vida es así…………………………………………………………..pág. 5-6-7

José , morir es vivir……………………………………………………………pág. 8-9-10

Conclusión……………………………………………………………………..pág. 11

Anexo…………………………………………………………………………..pág. 12-13

Bibliografía…………………………………………………………………….pág. 14

INTRODUCCIÓN

El presente trabajo fue realizado en base a las prácticas realizadas en el hogar de ancianos “Don Pepe”.

¿Por qué el título “NO-mbrados? Sentí la necesidad de ponerle un título a este trabajo, no cualquier título, sino uno que represente lo que experimenté durante la práctica en el hogar. Todo aquello que vi, escuché y sentí, me hizo pensar en este título. Un grupo de personas confinadas en un lugar donde las horas pasan sin ton ni son y las actividades se basan en desayunar, almorzar, merendar y cenar, alguna que otra vez leer alguna revista, y de vez en cuando ganar lugar en la ventana, mirar hacia afuera con la mirada perdida, buscando un no sé qué, sumidos en pensamientos que se guardan para ellos.

Muchos de ellos han sido olvidados por sus familias, algunos se resignaron a eso, otros se refugian en la esperanza de ansiado regreso, pero todos tienen algo en común: pasan desapercibidos a la mirada, a la palabra de otro que venga en su encuentro, que se interese por sus historias, alguien que preste oído a sus sentimientos.

Se puede ver en sus ojos un brillo cuando nos ven, a nosotros estudiantes, como diciendo “acá estoy”, “habla conmigo”.

Es por eso el NO-mbrados, son “abuelos que viven en el hogar”, “es el abuelo que tiene Alzheimer”, “la abuela que sufre demencia”. Son cuerpos enfermos, no son personas, sujetos que sienten, que piensan, que desean. Me pareció importante decir en este trabajo, que vi más que cuerpos, vi personas en las que de vez en cuando asoma un niño, que hace chistes y muecas con la intención de hacerte reír, personas que cargan tristezas y recuerdos de alegrías pasadas. Quise nombrarlos aquí, para mí son parte de la realidad, para mí, existen.

Nombrar no consiste en dar nombre a algo anteriormente conocido, sino en abrir una perspectiva antes no habida por el simple hecho de no haber sido vista. Nombrar, es crear por la palabra, dar existencia

(Quiero aclarar que esta es mi visión de la sociedad en general y de algunas de las personas que prestan cuidados a los abuelos, no quiero generar un malentendido, o una mala visión de todo el equipo que integra el hogar y mucho menos ofender a quienes dan todo su esfuerzo para brindar el mejor cuidado posible)

HABLEMOS UN POCO DE TRANSFERENCIA

Si bien la transferencia es un fenómeno central al interior de la teoría psicoanalítica, que posibilita una direccionalidad en la cura, este no es exclusivo de ella. Podría pensarse que el origen del concepto se deriva del lenguaje común, donde transferir significa pasar de un lugar a otro.

Freud, para explicar el fenómeno de la transferencia, hace referencia a la relación analítica, donde el analizante transfiere en la figura médico o analista, fenómenos psicológicos vividos en el pasado, generalmente relacionados con representaciones parentales de la infancia.

La definió como: el vínculo particular que se da entre dos personas, que rebasando en mucho la medida de la relación corriente, varían desde la tierna entrega hasta la más terca hostilidad, tomando prestadas todas sus propiedades de actitudes eróticas anteriores, devenidas inconscientes.

Es también un fenómeno universal, que se da a diario en la vida cotidiana con cualquier persona con la que nos relacionamos; consistiría en el desplazamiento de emociones y conductas que originalmente se experimentan en relación a personas significativas de la infancia, sobre ciertos objetos actuales.

Conviene precisar que la transferencia tiene con frecuencia una manifestación consciente, que logra advertir el analizante; pero es fundamentalmente inconsciente. El sujeto no logra precisar racionalmente el tipo de vínculo que establece con el analista o con el docente, solo le supone un saber, que puede completar su propia falta. Cree en el saber del Otro al que sitúa en el lugar del Ideal del Yo, y sobre el cual crea una expectativa.

S. Freud, fue quien primero conceptualizó la transferencia como el vínculo que caracteriza la relación analítica; posteriormente, J. Lacan, a través de la instauración de la fase, Estadio del Espejo, o registro de lo imaginario (los tres registros son: real, simbólico e imaginario) hizo un importante aporte a lo que es formación yoica y la estructuración del sujeto a partir de la relación que se establece entre la identificación y transferencia.

PICHUCO TANGO, EL DUENDE DE LA CIUDAD…

La primera vez que lo veo, está rodeado de un montón de chicos que habían ido de visita por parte de una escuela primaria. Los chicos le piden autógrafos y el con un gesto de vergüenza y una sonrisa se los da. Una vez que los chicos se retiran me acerco a su mesa a hablarle y lo primero que hace es ponerme un freno: “sus compañeros ya estuvieron acá”, “a mí no me gusta hablar”. Se presenta una resistencia de su parte.

Me siento y le digo: “a mí me encanta la música” (ya sabía de antemano que el tocaba el bandoneón), inmediatamente cambio su ceño fruncido por una sonrisa: “de música me gusta hablar”. Hablamos largo y tendido sobre la música, me cuenta que anduvo por muchos lugares formando parte de diversos grupos, le digo que soy de San Antonio y me nombra lugares en los que tocó de mi localidad. Toca un par de canciones con su bandoneón, luego me pregunta que me gustaría escuchar, le digo un tango y el toca para mí. Le digo que me gusta el rock y comienza a tocar “Another brick in the Wall” de Pink Floyd. Observa mis gestos, que es lo que hago, como buscando una aprobación de mi parte. Le sonrío, me devuelve la sonrisa. Una vez que termina de tocar, le pregunto porque le llaman “Pichuco”, “es por el bandoneón” me dice, (hace alusión a Aníbal Carmelo Troilo, quien fuera un gran bandeonista, compositor y director de orquesta de tango argentino,  apodado “pichuco” por su padre), “pero en realidad me llamo Carlos”.

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