Actitudes hacia el sexo
piopioquinto19 de Abril de 2014
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ACTITUDES HACIA EL SEXO
Algunos psicoterapeutas consideran que la manera en que pensamos o percibimos determinados eventos condiciona nuestros sentimientos o actitudes hacia ellos.
La manera en que nos adecuamos intelectualmente a los eventos o actividades sexuales moldea nuestras reacciones de tal manera que se encaminen normalmente, de manera disfuncional o en un sentido variante.
Nuestras actitudes y comportamientos sexuales están influidos considerablemente por nuestras creencias, pensamientos y percepciones acerca del sexo.
Las demandas y requerimientos de una cultura en particular, al igual que las diferencias dentro de esta, producen una amplia gama de actitudes hacia los temas sexuales.
De 158 sociedades investigadas en un estudio, 70% son tolerantes al coito premarital, aunque esta no se extiende al grado de incluir la aceptación de las relaciones adulteras (Ehrmann, 1961).
Investigaciones antropológicas han revelado que aquellas culturas que estimulan a sus mujeres a ser totalmente libres en su expresión sexual, producen mujeres cuyas reacciones amatorias son tan expresivas y tan vigorosas como la de los hombres. En las culturas en las cuales hay aprobación de los orgasmos de las mujeres, producen mujeres que experimentan verdaderos y suculentos orgasmos. Las culturas que prohíben tal aprobación de deleite y de placer sexuales, producen mujeres incapaces de tener orgasmos (Kronhausen y Kronhausen, 1965).
Las mujeres de las sociedades modernas emancipadas, se encuentran afectadas se encuentran afectadas frecuentemente por trastornos menstruales, los estudios antropológicos de Margaret Mead de las mujeres de la isla de Samoa, 1928 revelo que solo hubo una mujer entre la población femenina de la isla que alguna vez sufrió dolor o trastornos emocionales durante la menstruación. ¡Esa muchacha en particular estaba empleada con una familia misionera de raza blanca de la isla!
Todas las culturas imponen una restricción específica sobre la manifestación de la sexualidad. No obstante, si las necesidades sexuales no son expresadas en alguna forma, lo serán en otra. Mucho del comportamiento normal de un individuo ajustado se halla influido por la inhibición y el desplazamiento consecuente de las necesidades sexuales. Por ejemplo, nos encontramos mortificados constantemente por el pensamiento de las relaciones sexuales premaritales o extramaritales, no obstante, estamos excesivamente interesados en ellas. Considérese cuantos de nosotros expresamos desagrado ante la conducta convencional de ciertas luminarias en el mundo del entretenimiento.
Satisfacemos nuestros propios deseos, consciente o inconscientemente, identificándonos con estas gentes. Al mismo tiempo, señalando con dedo acusador hacia ellos, evitamos la auto culpa, las tenciones acumuladas por el rechazo de nuestros propios deseos son liberados a través del interés desmedido, la risa y la burla (Ellis 1958).
El establecimiento de prohibiciones irreales e irrazonables, ya sea directamente o través de mecanismos de culpa, es establecer el peldaño para problemas actuales o futuros.
Ambiente de cambio y conflicto
Ha habido,para estar seguro,mayor frecuencia de coitos premaritales durante los últimos años entre hombres y mujeres, especialmente entre las mujeres.No obstante,el cambio mas significativo haa sido la liberalización en desarrollo de las actitudes sexuales y menor adherecia al estándar doble(Bauman y Wilson,1979;Howat y col. 1979).Las actitudes sexuales premaritales y la conducta de las mujeres y hombres jóvenes en edad adulta ha ido convergiendo,desde los años de 1960 aunque las mujeres todavía se encuentran rezagadas.
Sólo en forma gradual,ocurren cambios importantes en las costumbres humanas,en la conducta, en las leyes y en las instituciones sociales.
Los cambios en que una cultura considera una conducta sexual aceptable son especialmente lentos debido a que la orientación y las experiencias de la niñez imponen limitaciones muy fuertes sobre la libertad de la conducta erotica en la vida adulta (British Council of churches,1996;Ellis,1966,Rubin, 1965ª).Y no ibstante,difícilmente se puede haber dejado de percibir el cambio en las actitudes sexuales en los últimos años.Se es testigo de la libertad,casi insospechada hace 15 años,con la cual se discuten los tópicos sexuales en la actualidad en los medios de comunicación,escuelas,iglesias y círculos gubernamentales.
Pero muchas personas no acostumbradas a la conversación casual sobe los tópicos sexuales, no entienden que el hablar y las acciones no son necesariamente lo mismo.No deben confundirse las actitudes (y la facilidad para discutirlas) con el comportamiento (Coombs,1968ª), y la inconsistencia entre las actitudes sexuales y el comportamiento aún es una característica de la cultura norteamericana,a pesar de los cambios.Aun aquellos para los que alguna decisión en el aspecto de ética sexual es muy pertinente –la gente joven de la actualidad se hallan desconcertados y hechizados por la dicotomía entre las actitudes sexuales y la conducta sexual prevalecientes.Por ejemplo, en un estudio llevado a cabo con muchachos delicuentes de clase social baja, sexualmente activas,cuya edad promedio era de 15.8 años, reveló que 91% de las muchachas, a pesar de su conducta, consideraban que el coito premarital era indebido(Ball y Logan,1970)
En una encuesta publicada en 1960,Reiss (1960b) detalló las actitudes prevalecientes de los adultos estadounidenses y de los estudiantes de secundaria y de estudios preuniversitarios hacia el sexo antes del matrimonio.Los resultados de esta encuesta están tabulados en los siguientes datos.
El hecho de que en ambos grupos el manoseo y el coito fueron aprobados con mayor coherencia por los hombres que por las mujeres, comprobó que persistían algunos de los estándares dobles tradicionales.Que la aprobación de la implicación sexual disminuyera a medida que el nivel de involucración emocional en la relación disminuia,fue la prueba de que surge la permisividad cuando existe afección, en ambos sexos.Aún así, un pequeño porcentaje(5-15%)pero significativo de muchachas colegiales, encontraban el coitopremarital aceptable aun cuando no hubiese afección particular entre los participantes.Para ellas, la atracción física, el impulso momentáneo o la curiosidad son suficientes para justificar el coito(K.E.Davis, 1971).
Un estudio semejante descrito a la mitad de la década de 1970 (Hunt,1974) mostro que dependiendo del grado de afecto de una pareja o de su involucración emocional entre si, hasta 84% de los hombres pensaron que era aceptable el coito antes del matrimonio y hasta 81% lo consideraron aceptable para la mujer.Aun que menos permisivas, las mujeres condenaron el coito premarital en los hombres (hasta 73% de ellas);68% lo consideraron aceptable para las mujeres.Una encuesta de Galluup en 1969 mostró que 68% de un muestreo a nivel nacional pensaron que el sexo antes del matrimonio era indebido, pero en 1973, sólo 48% seguía teniendo la misma opinión, una disminución de 20% en un lapso de 4 años.
Los hallazgos de Hunt (1974) en relación con las actitudes sexuales de mediados de la década de 1970 en E.U.A. presentan un cuadro interesante.Casi la tercera parte de los hombres y la quinta parte de las mujeres no ven nada malo en el cambio de parejas durante el coito.Casi 60% de hombres y mujeres no ven nada anormal en el coito anal.El cuádruple de mujeres y el doble de hombres en la actualidad en relación con la casuística de Kinsey admiten ser estimulados por el material explícitamente erótico.Tres cuartas partes de las mujeres que no tienen educación preuniversitaria y las cuatro quintas partes que si tienen educación preuniversitaria no consideran que la irrumación (mamar el pene) sea anormal;casi 90% de los hombres y las mujeres menores de 35 años, no piensan que el cunnilingus (mamar los genitales de la mujer) sea un acto rechazable.De los obreros y oficinistas hombres de la edad de 35 años y mayores, 27 y 43% respectivamente y 41 y 65% de los menores de la edad de 35 años, pensaron que la homosexualidad debería ser legalizada.
Larsen y Col.(1980), diseñaron una escala para medir las actitudes actuales de los estudiantes universitario heterosexuales con respecto a la homosexualidad.Estos investigadores descubrieron que dentro de los factores que influyen en las actitudes antihomosexuales se encuentran:”el ser hombre, estudiantes de administración de empresas, asistente asiduo a ceremonias religiosas, reactivo frente a las actitudes de los demás, compañeros, fundamentalista desde el punto de vista religioso, y autoritario”.Por el contrario, las mujeres liberales estudiantes de artes y que frecuentan muy poco la iglesia suelen tener una actitud más tolerante hacia la homosexualidad. Dentro de los factores que influyen en las actitudes tolerantes hacia la homosexualidad se encuentran también las actitudes psotivias del resto de los compañeros, la escasa religiosidad y las actitudes poco autoritarias.
Kinsey y col. (1953) encontraron que las mujeres no pedían tanto la virginidad de sus esposo en el momento del matrimonio, como sucedia con los maridos que la requerían de sus prometidas (23% comparado con 40%).Sin embargo, el estándar doble parece haber caído en materia de virginidad .Una encuesta de Gallup en 1970 llevada a cabo en 55 colegios diferentes, reveló que hombres y mujeres piensan ahora en forma muy parecida en dicho tema, 75% de estos estudiantes expresaron el punto de vista que la virgnidad en la persona con la cual se casen,carece de importancia.Sin embargo, los resultados de otro estudio realizado al mismo tiempo (Christensen y Gregg,1970), indican que el estándar doble, cotninua
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