Aprendizaje Y Funciones Del Cerebro

Los diferentes estudios sobre neuroeducación hablan sobre la importancia de que el niño, desde que nace y su proceso de primera infancia cuenten con un entorno adecuado para el buen desarrollo de su cerebro. Debido a los cambios que se pueden producir, el cerebro se adapta de una manera flexible a éstos, conllevando a que se adapte y haga frente a las diferentes situaciones que se le presentan. Cuando se habla del entorno, nos referimos, por ejemplo a la alimentación, el uso o exposición a sustancias químicas que pueden afectar al cerebro que se está formando, el ambiente físico que nos rodea, las emociones (caricias, abrazos, golpes, maltratos), las relaciones interpersonales (las conversaciones, los juegos), etc.

Uno de los aspectos que se resalta es la importancia de tener una buena alimentación, incluso desde la gestación, en donde la madre cumple un papel importante ya que es la encargada de llevar los nutrientes desde la etapa prenatal, lo cual influye notablemente en el desarrollo del sistema nervioso y el cerebro. Como dice la OEA (2010)

la insuficiencia o el exceso de nutrientes elementales durante los primeros meses de vida intrauterina disminuye significativamente la consolidación de estructuras nerviosas en el feto, mientras que una nutrición adecuada en la vida temprana y en el desarrollo posnatal permite el fortalecimiento de los procesos de aprendizaje en posteriores etapas [7]. La nutrición fetal prepara el escenario para la función del cerebro en la vida posterior al nacimiento; de allí la importancia de una buena nutrición materna (p.33).

Además, se debe tener en cuenta que, según Saavedra (2001)

La alimentación está constituida por tres agentes químicos -dopamina, serotonina y norepinefrina- que son los neurotransmisores manufacturados en el cerebro. Reaccionando a la comida que ingerimos, la dopamina y la norepinefrina son agentes químicos de alerta. La serotonina es un agente químico tranquilizador. Cuando se ingiere proteína sola o con carbohidratos aumenta la fuerza cerebral. Por otra parte, cuando se ingiere el carbohidrato solo aumenta la relajación (p. 146).

Al contar con una buena alimentación, el cerebro cuenta con los nutrientes adecuados para su desarrollo lo cual conlleva a estar listo para adquirir nuevos aprendizajes. Para esto se deben aprovechar los primeros años de vida en donde el cerebro adquiere una flexibilidad que le permite procesar toda la información de manera rápida, en donde el aprendizaje se hace más por comprensión que por memorización, es aquí en donde se aprovecha para que el niño adquiera con más facilidad nuevos conocimientos, como por ejemplo, aprender una segunda lengua.

Otro de los aspectos que se tienen en cuenta y que interviene notablemente en el aprendizaje y el desarrollo del cerebro son las emociones. El niño que recibe estímulos positivos durante el aprendizaje

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