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Autorrealización y autotrascendencia.


Enviado por   •  16 de Agosto de 2016  •  Apuntes  •  1.566 Palabras (7 Páginas)  •  194 Visitas

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Autorrealización y autotrascendencia.

 El ser humano es integral, ya que independiente de sus actitudes, valores, conocimientos y creencias, es un ser que ha vivido, vive y seguirá viviendo.  Un ser que trae consigo una historia y tiene la capacidad de construir un porvenir, para sí mismo y para los demás.  Catalogado como la especie homo sapiens, que para ser sincero, a veces cuestiono y pienso, si el auténtico hombre no se halla más cercano al homo demens.  En la sociedad está muriendo el concepto natural del hombre, que separándose de la naturaleza, incluso de la suya propia, se ha alejado de su esencia y de su deseo natural de trascendencia.  Aquí lo que sería conveniente es anular o disminuir la auto idolatría del hombre por si mismo, que se admira en la imagen de su propia racionalidad ante todo, el hombre no debería verse reducido a su aspecto técnico de homo faber (Hacedor, fabricante) ni a su aspecto racional de homo sapiens, es un ser humano Integral porque se desenvuelve dentro de un ambiente; y en él influyen un sin número de características, biológicas, psicológicas sociales, y espirituales.  Está dotado de conciencia, inteligencia, intencionalidad, afectividad y creatividad y es necesario que regrese a su naturaleza, que recuerde que todo está interconectado, que no es posible destruir su medio ambiente, sin destruirse a sí mismo, que si se olvida de su prójimo, también se está olvidando de su propia persona, que si deja de trascender, habrá empezado a morir como ser racional.

El hombre se halla ante la perspectiva de ser homo… sapiens, demens, faber o insipiens.  Homo-insipiens, por lo necio, lo tonto y simétricamente ignorante que a veces es consigo mismo y con los demás.  Se aprecia como el ser humano, tiene sus momentos de lucidez en su necesidad de trascendencia, de ir más allá del mundo sensible en la búsqueda de una superación de su finitud, por ejemplo, la búsqueda de lo sobrenatural, de “Dios”, o del elemento “Trascendente”.  

El ser humano en primer lugar, como sujeto de derechos y obligaciones, es un ser que es capaz de trascender de su “animalidad” hacia un comportamiento bondadoso, constructor e integrador, gracias a su dualidad, racionalidad y espiritualidad, que complementan su capacidad humana,  que se manifiesta en las creencias,  decisiones y  conductas que se consideran acordes con el uso de la razón y sus sueños, que en ocasiones se contraponen, pero que sin duda se complementan.

El ser humano tiene una inclinación natural de “dejar huellas”, legados y constituirse en ejemplo o testimonio de otros, en especial de sus hijos y seres próximos.  Si bien no es un comportamiento corriente, trata de hacerlo al menos una vez en su vida.  ¡Bueno!, al menos otrora, se buscaba este tipo

de comportamiento, ya que en la actualidad pareciese ser que el comportamiento testimonial escasea, por vivir las personas en una vana modernidad, llena de elementos tecnológicos y ambientes, apartados de la naturaleza.  Como un ejemplo pudiera emplearse el dicho popular musulmán, la necesidad que tiene todo ser humano de:  “Escribir un libro, sembrar un árbol y tener un primogénito”.  Dos aspectos propios de la necesidad biológica de continuidad de las especies (Herencia biológica y cuidado de la naturaleza) y uno, en la fase intelectual y espiritual del hombre, en dejar una obra que lo represente y continúe su existencia en el tiempo, una vez que ya no esté presente (Herencia social y cultural).  Otras reminiscencias de este hecho en la historia, quedan en todas las culturas, al hacer obras monumentales, que continuarían mucho después de su efímera existencia; al poner sus apellidos con prefijos que hacían mención “de ser hijo de”, o al hacer un árbol genealógico de la familia, donde cada hombre y cada mujer tiene su procedencia particular que han heredado y que a su vez, son capaces de heredar con su pareja, a otro nuevo ser.  Una herencia que constituye un legado, una historia y que en la herencia genética nos lleva a un solo origen, según una hipótesis de la filogenia molecular, sobre la llamada “Eva mitocondrial”, según la cual, todos tenemos un origen común.  

Sin embargo, el homo insipiens, olvida este origen común y se empeña en separar, en armar fronteras y resurge cuando hace de la guerra un negocio; cuando usa el conocimiento en contra de su propia especie; cuando contamina su mundo; cuando permite las abismales diferencias económicas; cuando sobre valora el éxito económico, sobre los demás logros; cuando permite que millones de seres mueran de hambre, cuando en otros lugares se tira la comida “para regular los precios”.  De igual manera, el observar como se ha perdido el ancestral respeto entre los padres e hijos, como si no llevasen vínculos genéticos, filiales, histórico-sociales, que por siempre los vincularán y que por lo tanto es vital la buena relación.  En la sociedad urbana, se está perdiendo el sentido de familia, ya sea como comunidad nuclear y expandida, a causa de un reduccionismo individualista que se ha gestado en la sociedad, como un proceso corrosivo y cismático de los fundamentos de la pareja, la familia y la sociedad.  Consecuencia de ello, ya no se quieren formar nuevas familias, los hijos son una carga económica y ya no son engendrados como fruto del amor de la pareja, sino como un “descuido” en las relaciones.

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