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“COMO LA CUARENTENA HA AFECTADO LA SALUD MENTAL”


Enviado por   •  6 de Octubre de 2022  •  Reseñas  •  2.056 Palabras (9 Páginas)  •  36 Visitas

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Universidad Nacional Autónoma de México

Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo

Materia. TLRIID

Nombre. González Ortega Melanie Roberta

Grupo. 319 

ENSAYO.

“COMO LA CUARENTENA HA AFECTADO LA SALUD MENTAL”

¿Cómo la cuarentena a afectado la salud mental?

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Introducción

La separación social y el aislamiento a lo largo de la enfermedad pandémica de coronavirus conforman medidas efectivas con el propósito de proteger vidas. No obstante, estas medidas traen consigo un fundamental precio para la salud psicológica. El monitoreo de las actitudes psicológicas derivadas de las limitaciones obligatorias de desplazamiento a lo largo de la enfermedad pandémica de coronavirus, debería constituir una prioridad para los sistemas de salud.

El coronavirus ha creado cambios relevantes a grado ambiental y en todo el mundo por la necesidad de un distanciamiento social. Este distanciamiento y la incertidumbre que causa este caso, puede provocarnos una contestación de estrés, manifestándose de distintas maneras como incremento en la ansiedad, inconvenientes para reposar, cansancio y desmotivación constante, problemas en la concentración, frustración e irritabilidad, así como además, un incremento en los conflictos interpersonales con quienes convivimos o con quienes más deseamos. Son tiempos difíciles que necesitan un enorme esfuerzo de habituación.

Cada alumno cuenta con maneras y necesidades diferentes, sin embargo hay ocupaciones en general que contribuyen a proteger tu salud psicológica y emocional, que podemos definirlo como un estado de completo confort físico, de la mente y social, y no únicamente la falta de afecciones o patologías. Entre ellas tenemos la posibilidad de hallar:  

  • Hacer un esfuerzo por conservar el contacto con amistades, compañeras/os e inclusive con profesores. Si no es viable de manera diaria, por lo menos propender a designar ciertos días de la semana para eso.
  • Proteger que se distingan los instantes de análisis y tiempos de tiempo libre, estableciendo horarios delimitados para todas estas ocupaciones.

  • Intentar conservar un óptimo hábito e limpieza del sueño, estableciendo un horario semejante para levantarse y tenderse todos los días. Al lado de ello, evadir exponerse a información que logre producir ansiedad y inquietud, a lo largo de las últimas horas anterior a reposar.

En la línea del autocuidado, además es esencial reservar por lo menos media hora al día para ti, para hacer alguna actividad que te distraiga (escuchar melodía que te anime, leer, hacer ejercicio, pensar, etc). Si bien se necesita seguir en lo académico, además tu cuerpo humano y mente requieren espacios de desconexión.

Cabe recalcar que aún tomando en cuenta el sector estudiantil juvenil no podemos dejar de lado y a la deriva otros sectores de la población. Puede decirse que, a lo largo de el curso de la enfermedad pandémica, los trabajadores en el frente de contienda padecieron la peor parte del trauma. Tener que lidiar de manera directa, y a diario, con la pérdida y la tragedia no fue una labor simple para ellos. Aunque el enorme apoyo de la sociedad fue fenomenal, todavía debemos motivar a nuestros propios héroes de la atención médica y ayudarlos a continuar adelante.

A partir de alumnos en el jardín de chicos hasta trabajadores en las unidades de cuidados intensivos, nadie es inmune a los trastornos de la salud psicológica, inclusive esos que no tenían indicios antecedente de la enfermedad pandémica.

Como afecta a nivel general en la población

El aislamiento aumenta la probabilidad de desórdenes psicológicos y mentales, primordialmente por el distanciamiento entre los individuos. “En ausencia de comunicación interpersonal, es más factible que los trastornos depresivos y ansiosos ocurran o empeoren”.[1] Sin embargo, el aislamiento disminuye la disponibilidad de intervenciones psicosociales oportunas y de orientación psicoterapéutico de rutina. Los próximos inconvenientes de salud psicológica surgirán a lo largo de la enfermedad pandémica.

Es de saberse que la ansiedad juega un papel muy importante dentro de esta problemática predominando así y de cierta manera como el mayor síntoma psicológico en la población.

Pasa una vez que ciertos cambios o sensaciones corporales son interpretados como indicios de alguna patología. Se caracteriza por interpretaciones catastróficas de sensaciones y cambios corporales, creencias disfuncionales sobre la salud y la patología, y malos mecanismos adaptativos. En el entorno de la enfermedad pandémica de coronavirus, los individuos con elevados niveles de ansiedad por la salud son sensibles de interpretar sensaciones corporales inofensivas como prueba de que se hallan infectados, lo cual aumenta su ansiedad, influye en su capacidad para tomar elecciones racionales y en su comportamiento. Esto causa conductas desadaptativas, como presentarse muchas veces a los centros de salud para descartar la patología, desmesurado lavado de manos, retraimiento social y ansiedad por comprar.

A pesar de que varias de estos comportamientos son, en la mayoría de los casos, consecuentes con las sugerencias de los salubristas; no obstante, los individuos con ansiedad por la salud las llevan al extremo, lo cual produce secuelas deletéreas para la persona y su sociedad (p. ej. mercar en exceso materiales de custodia personal, como mascarillas, guantes y jabones puede crear desabastecimiento en la comunidad).

Por otro lado, los bajos niveles de ansiedad por la salud además serían nocivos, debido a que es viable que los individuos inventan que no tienen la posibilidad de ser contagiadas e incumplan las sugerencias de salud pública y de distanciamiento social.

Por consecuente viene derivándose una segunda problemática, un segundo padecimiento psicológico que repercute a un nivel más severo en el estado anímico de la persona, la depresión.

“Un estudio chino realizado en la fase inicial de la pandemia en 1210 personas descubrió que el 13,8% presentó síntomas depresivos leves; el 12,2%, síntomas moderados; y el 4,3%, síntomas graves”.[2] Se observaron más grandes niveles de depresión en los varones, en personas sin enseñanza, en personas con molestias físicas (escalofríos, mialgia, mareo, coriza y dolor de garganta) y en personas que no confiaban en la capacidad de los doctores para diagnosticar una infección por coronavirus. Asimismo, se informaron menores niveles de depresión en los individuos que se enteraron del aumento de pacientes recuperados y en los individuos que siguieron las sugerencias de salud pública.

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