Clark Hull (1884-1952)

Capítulo 10. Hull

Clark Hull (1884-1952) nació en Nueva York y se crio en Michigan. Durante su niñez y su juventud diversas enfermedades lo acosaron y toda su vida tuvo muy mala vista.

Uno de sus primeros esfuerzos de investigación abordó los efectos del fumar sobre la eficiencia de la conducta.

Estos experimentos, muy citados (Hull,1924), se caracterizaron por el excelente control de los factores sensoriales contenidos en el acto de fumar (por ejemplo, el calor del aire producido por una pipa). El control de la sugestibilidad, ocultando si había realmente tabaco, presagiaba el ulterior interés de Hull por el problema general de la sugestión.

Hull tuvo durante la década de 1930 una serie de escritos teóricos sobre el condicionamiento, de brillante concepción. Quizás el mejor conocido de todos sea su discurso presidencial ante la American Psychological hr Association. al que tituló, "Mente, mecanismo y conducta adaptativa" (1937). EL propósito general de esos escritos, indicado en el título, era mostrar cómo podían extenderse los principios básicos del condicionamiento a los procesos conductuales complejos.

La siguiente publicación importante de Hull, Principales of beharior (1943), tuvo el efecto opuesto. Sus aspiraciones dieron el comienzo de una era de la investigación psicológica en la que Hull se transformó en el líder incuestionado de la investigación sobre el aprendizaje en su país, y una de las figuras más controvertidas en este campo.

Deliberadamente, Hull desarrolló su sistema de la manera más explícita posible, para permitir una continua y persistente verificación empírica, probablemente esta característica sea el rasgo más importante de su esfuerzo sistemático.

En relación con el contenido, quizás el aspecto más importante de la teorización la noción básica del efecto (de Thorndike) con el paradigma del condicionamiento y la metodología de Pavlov.

 El higar de Hull en la historia

Clark Hull parece haberse asegurado ya un lugar en la historia de la psicolo gía. Quizás haya sido uno de esos hombres cuya influencia llega al punto de reorientar una ciencia. Aunque es posible inclinarse por el punto de vista opues to, aquel según el cual esta aparente influencia es una ilusión que se produce cuando una persona se desplaza meramente dentro de la corriente histórica y. de este modo, se desplaza de hecho con la época.

Cualesquiera que hayan sido las causas, lo cierto es que Clark Hull encontró a la psicología lidiando duramente con temas sistemáticos amplios, y dejó a vastos sectores de ella lidiando con las críticas a sus postulados y teoremas. En cierto sentido, ambos tipos de lucha implican una pérdida de tiempo. Los asuntos sistemáticos eran adversarios escurridizos para el psicólogo, y el sistema de Hull reveló a la mirada del estudioso brechas que hicieron casi superflua la crítica.

Con todo, Hull enseñó a la psicología un nuevo tipo de juego, tan subyugante que en la actualidad todos quieren jugar alguna de sus versiones, salvo, claro está, los positivistas más estrictos.

Resulta paradójico que la preocupación de Hull por la teoría modificara la metateoría. Sus precursores, los primeros conductistas, hicieron lo mejor que pudieron por apartar a la psicología de los temas verbales, acercándola a los problemas de mayor significado empírico. Pero nunca lo lograron del todo. Hull lo hizo, con un efecto positivo. Por cierto, Hull demostró un interés profundo e inteligente hacia la metateoría, y su sistema es el más grande que haya intentado nunca la tradición conductista. Su carácter distintivo y su influencia obedecen a que no se detuvo allí. Su intento de aventurarse en la desconocida maraña donde se resuelven los asuntos específicos fue en buena medida un fracaso. Eso era inevitable en aquel momento. No regresó con mapas que pudieran ser útiles, pero nadie antes de el había dado a los exploradores psicológicos una sensación tan clara de lo que debía ser una teoría psicológica.

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