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Conductas de Autocuidado en Psicólogos de Establecimientos del Servicio de Salud Pública de una Ciudad del Sur de Chile

Cotta GallardoTesis4 de Octubre de 2016

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Conductas de Autocuidado en Psicólogos de Establecimientos del Servicio de Salud Pública de una Ciudad del Sur de Chile

Constanza Gallardo Ulloa

Camilo Herrera Ampuero

Nota de autor

        Constanza Gallardo Ulloa, Camilo Herrera Ampuero, Departamento de Psicología, Universidad Santo Tomás, Puerto Montt.

La correspondencia concerniente a este artículo debe dirigirse a Constanza Gallardo Ulloa o Camilo Herrera Ampuero. Escuela de Psicología, Universidad Santo Tomás, Buena Vecindad #91. Dirección electrónica: constanzalorena.gallardo@alumnos.santotomas.cl, camilojose.herrera@alumnos.santotomas.cl.

Resumen

Con este artículo se pretende identificar las conductas de autocuidado realizadas por los psicólogos clínicos que trabajan en salud pública. Se utilizó un muestreo de tipo probabilístico, donde se le aplico la Escala de Conductas de Autocuidado para Psicólogos Clínicos (Guerra, Rodríguez, Morales y Betta, 2008) a 18 participantes psicólogos, que trabajan en el servicio de salud pública. Los resultados respaldan la hipótesis de que los psicólogos realizan frecuentemente conductas de autocuidado durante el ejercicio de su profesión, dentro de estas conductas se pudieron identificar: actividades recreativas fuera del trabajo, participación de actividades vinculadas a la psicología pero diferentes a la psicoterapia y la alimentación sana entre otras.

Palabras Claves: Autocuidado, psicólogos clínicos, servicio de salud pública.

*falta, problema de invst, metodología generan y conclusión general

Abstract

This article is trying to identify the conducts of self-care realized by the clinic psychologists in the public health scope. Since their performance involves direct exposure to the difficulties that the patients come with, being this, a profession with high hazard of emotional and laboral wastage. A type of probabilistic sampling was used, where the scale of self-care behaviors of clinic psychologists was applied (Guerra, Rodriguez, Morales y Betta, 2008) to 18 psychologists that participated, dependents from the public health service.  The results support the hypothesis that the psychologists actually do realize activities of self-care, such as recreational activities, participation in activities related to the psychology but different from the psychotherapy or healthy food, among others. Besides, the results of this review using this system, given as an indication to the psychologists of the primary care public service in a city in southern Chile that frequently realize conducts of self-care during the process of their carrier.

Key words: Self – care, clinical psychologists, public health service.

Introducción

Conductas de Autocuidado En Psicólogos

     El        presente estudio tiene como objetivo general determinar cuáles son las conductas de autocuidado que realizan los psicólogos que se desempeñan en establecimientos del servicio de salud pública de una ciudad del sur de Chile.

En establecimientos de salud pública, trabajan equipos multidisciplinarios conformados por psiquíatra, psicólogo, asistente social, enfermera, terapeuta ocupacional, técnico  paramédico y monitor. Este equipo cumple sus funciones en un territorio designado por el número de habitantes, el estándar nacional designa un equipo con cargos de 44 horas, por cada 40.000 beneficiarios; niños, adolescentes, adultos y adultos mayores [Ministerio de Salud (MINSAL), 2000]. En cuanto a la labor del psicólogo específicamente, su desempeño clínico implica exponerse directamente a las dificultades con las que llega cada paciente, ya que esta exposición también es necesaria para el trabajo terapéutico, considerando que la herramienta a utilizar del profesional, es su propia psique que interactúa con la del paciente desde el lenguaje. Las ocupaciones humanistas, que conlleva un trato directo con personas, como la educación, la salud, el servicio social, la asistencia judicial, la salud mental, la religión; pueden describirse como profesiones de alto riesgo, lo que implica estar expuesto en mayor grado a las consecuencias en el desgaste y agotamiento profesional, por ende para trabajar en estas áreas es importante tomar precauciones, del mismo modo que trabajadores que se desempeñan en labores peligrosas como  el trabajo en  altura, por ejemplo, toman las debidas precauciones para no exponerse innecesariamente a riesgos adicionales (Arón y Llanos, 2004).

Por otra parte, salvo un entrenamiento adecuado en cómo hacer frente a los problemas, la posibilidad de tener que resolver el dilema central de la culpa de no haber ayudado a otro, por no encontrarse en condiciones adecuadas para ello, pueden ser comunes. Estas afecciones al equilibrio personal del terapeuta, son frecuentes en situaciones para las que se suele tener menor entrenamiento (casos difíciles en los que habitualmente es menos probable un éxito terapéutico): los casos con grave riesgo psicosocial, los traumas graves, los trastornos de la personalidad, los clientes suicidas o con una enfermedad terminal (García, 2007).

Sumado a esto, para advertir uno de los riesgos importantes del trabajo terapéutico, García (2007) realiza una investigación a raíz de la muerte por suicidio de M. Mahoney, terapeuta y precursor del constructivismo. Con el fin de vislumbrar los riesgos a los que se exponen los terapeutas al ejercer su función sobre todo, el riesgo de suicidio; es que  menciona una tipología de las profesiones con alto riesgo de suicidio, estas son: el personal sanitario, consejeros de diversos tipos (educadores, abogados, asesores), agricultores, y los militares y miembros de las fuerzas de orden público. Los terapeutas pertenecen a los 2 primeros (sanitario y consejero), aumentando los factores de riesgo de la psicoterapia; un tipo de actividad en la que continuamente se ponen en cuestión los límites de la capacidad de entender el mundo, de entender a los otros y de entenderse a sí mismo. Morales, Pérez y Menares (2003) explican que la emoción que predomina en los profesionales que trabajan con el sufrimiento humano es la angustia, la cual en algunas ocasiones puede transformarse en miedo o impotencia; el miedo estaría relacionado con la identificación por parte de los profesionales del estímulo estresor, que cuando es percibido como ajeno, suscita el aislamiento y sentimientos depresivos. En Chile la prevalencia de síntomas depresivos en la población total es de 17,2%. Entre la población adulta, un 21,67% reporta haber recibido diagnóstico médico de depresión alguna vez en la vida [Ministerio de Salud (MINSAL), 2011], lo cual puede parecer aún más riesgoso si se considera que los psicoterapeutas se encuentran dentro de los profesionales con mayor riesgo de suicidio (Boxer, Burnett y Swanson, 1995).

Así, comprendiendo los riesgos a los que se exponen los funcionarios de salud mental, y aunque el plan de cobertura es amplio (considerando que comprende a sus usuarios como entes biopsicosociales, buscando que el trabajo terapéutico abarque al ser humano en su complejidad) cae en la falencia de no tener como uno de sus ejes fundamentales a nivel nacional la preocupación sobre la salud mental de sus funcionarios, ya que no se explicita esto en el  Plan Nacional de Promoción de Salud (Guevara, Muñoz y Seguel, 2006). Respecto a esto, durante los últimos años en Chile, los trabajadores de la salud han ido solicitando progresivamente la consideración del riesgo y la protección para ellos en el área de la salud mental, llamándola autocuidado [Ministerio de Salud (MINSAL), 2000]. Esta situación se ha plasmado en numerosas investigaciones, tanto en Chile como en otros países de Latinoamérica y el mundo, lo que podría entenderse por la presencia de más conciencia respecto del desgaste asociado a los trabajos de ayuda (Betta, Morales, Rodríguez y Guerra, 2007).

El no tener hábitos de autocuidado puede traer consigo consecuencias a nivel del trabajo profesional, estas van desde sintomatologías leves a enfermedades severas, así existen estudios que asocian el déficit de conductas de autocuidado con ciertas patologías como el estrés traumático secundario y la depresión (Betta et al., 2007).

Las investigaciones indican que se empieza con un cuadro de estrés, que se mantiene hasta llegar a una patología severa como el burnout, y luego se derivan de estos, cuadros de estrés agudo. Como consecuencia de esta respuesta aparecen una serie de disfunciones conductuales, psicológicas, y fisiológicas, que van a tener repercusiones nocivas para las personas, su entorno social, familiar y profesional: pérdida de ilusión por el trabajo, agotamiento físico  y emocional, actitudes negativas hacia los clientes de la organización, y en determinados casos, sentimientos de culpa (Gil Monte, 2005). En relación a esto, se reconoce la presencia de factores de riesgo, que son los factores del psicoterapeuta, del ejercicio de su trabajo o del contexto en el que se desenvuelve, que favorecen la aparición del desgaste, y que afectan de manera negativa tanto su desempeño en el trabajo, como su bienestar y su calidad de vida (Durruty, 2005).  Considerando el alto índice de riesgo es que proviene la importancia del autocuidado en psicólogos clínicos como protección de sí mismos y de su capacidad de trabajo, por su parte, Jiménez (2006) explica que un terapeuta perturbado, además de impedir el crecimiento de su paciente, podría inducir cambios negativos en él, empeorando su condición, opinión que también es compartida por Araya y Herrera (2007), por lo que se evidencia la relación existente entre el nivel de ajuste emocional del terapeuta y el éxito terapéutico.

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