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Cronograma De La Inteligencia


Enviado por   •  19 de Octubre de 2014  •  5.657 Palabras (23 Páginas)  •  405 Visitas

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Cronología de la inteligencia

1900-1909

En 1905 Alfred Binet, junto con su discípulo Thèodore Simon publica la primera escala métrica de inteligencia Binet-Simon. Binet centra su teoría en la capacidad de realizar tareas que requieran comprensión, capacidad aritmética y dominio del vocabulario.

En esa época, el gobierno francés promulgó una ley que ordenaba la escolarización obligatoria de todos los niños entre los 6 y los 14 años. Los niños llegaban con unos niveles de formación ampliamente dispares, por lo que la clasificación de los mismos según su edad resultaba demasiado ineficaz. Esta sociedad psicológica para el estudio de los niños esperaba poder estudiar el caso de una forma científica. Binet, junto con otros miembros de la sociedad, fueron asignados una comisión para la educación de estudiantes retardados por el gobierno francés, el cual les pidió crear alguna forma mecánica de identificar alumnos que necesitarían una educación especial. Binet comprobó que no se podía evaluar la inteligencia midiendo atributos físicos, como el tamaño del cráneo (frenología) o la fuerza con que se aprieta al cerrar el puño. Por ello, rechazó los métodos biométricos, y propuso un nuevo método de ejecución en el cual la inteligencia se calculara en base a la correcta ejecución de tareas que exigían comprensión, capacidad aritmética y dominio del vocabulario.

La línea central de investigación de Binet pasa a ser la elaboración de un test capaz de diferenciar aquellos alumnos cuyas capacidades les permitirían adaptarse al sistema educativo normal de aquellos que necesitarían un refuerzo extra, señalando además las carencias de los mismos. En 1903, Binet publicó L'Etude experimentale de l'intelligence(Estudios Experimentales sobre la Inteligencia), donde explicaba los problemas que presentaba establecer las diferencias entre los niños aventajados y los retrasados y los métodos empleados para evaluar sus diferencias.

Esta publicación no tardó en dar paso a nuevas investigaciones y a la aparición de más test, esta vez contando con la colaboración de su antiguo alumno, el joven psiquiatra Théodore Simon, a quien había nombrado ya hacía algún tiempo su asistente en las investigaciones. Juntos, trabajaron en la elaboración de test para medir la edad mental, hasta que en 1905 publican su primera escala Binet-Simon, que revisarían en 1908, desechando, modificando y añadiendo nuevos test y adaptando las exigencias de éstos y la escala para poder aplicarla a niños de 3 a 13. Para crear el estándar inicial de la escala tomaron 50 alumnos (10 distribuidos en 5 grupos de edades) seleccionados por sus profesores como estudiantes medios.

La escala consistía en treinta tareas de complejidad creciente. Las más fáciles podían ser resueltas por todos los niños, incluso aquellos que presentaban un retraso severo. Consistían en tareas sencillas como seguir una luz con los ojos o mover las manos siguiendo las instrucciones del examinador. Las tareas un poco más difíciles requerían que los niños señalasen partes del cuerpo que el examinador fuese nombrando a la mayor brevedad, hacer cuentas atrás de 3 en 3 dígitos, repetir frases y definir palabras comunes como casa, tenedor o madre. Tareas más complicadas eran pedir a los niños establecer las diferencias entre dos objetos, reproducir dibujos de memoria, o construir frases a partir de grupos de tres palabras, como "París, río y fortuna". Las más complicadas de la prueba consistían en hacer repetir a los niños secuencias aleatorias de 7 dígitos al revés, encontrar tres rimas para una palabra determinada y responder a preguntas de tipo: "Mi vecino ha estado recibiendo visitas bastante extrañas últimamente. Le han visitado un médico, luego un abogado y por último un cura. ¿Qué puede estar ocurriendo?".

Tras contrastar los resultados de las pruebas, la puntuación llevada a la escala Binet-Simon revelaría la edad mental del niño, un concepto utilizado para determinar de forma práctica el lugar que debía ocupar en el sistema educativo. Por ejemplo, un niño de 6 años que pase las pruebas correspondientes a su edad, pero no más, presentará una edad mental de 6 años. Si además de las de su edad puede avanzar sobre las más complejas, el niño demostrará una edad mental superior a la que le corresponde, y, por tanto, presentará un desarrollo intelectual precoz. Si, por contra, no consigue alcanzar las pruebas correspondientes a la media de su edad, indicará que el niño posee una edad mental inferior a la correspondiente, es decir, no ha alcanzado el nivel de desarrollo intelectual acorde con su desarrollo físico, y, por tanto, presentará algún tipo de retraso (mensurable en función de las pruebas no superadas) que deberá ser complementado con una educación especial que refuerce sus carencias.

Binet fue franco con respecto a los límites de su escala. Era consciente de que las diversas clases de inteligencia no podían ser estudiadas con precisión de forma cuantitativa, tan solo podían ser apreciadas cualitativamente. También remarcó que el desarrollo intelectual progresivo se veía en cierta medida influenciado por el ambiente (como pudo observar en la similitud de resultados entre niños de ambientes semejantes; los niños de familias acomodadas solían presentar una edad mental superior a la de los niños de los suburbios), no era solo una cuestión genética, y que, en consecuencia, los retrasos en el mismo podían ser reforzados y reparados

En 1904, Charles E. Spearman expone la teoría bi-factorial: la inteligencia se compone de un factor general (factor g) y otros específicos (s). Charles E. Spearman fue un psicólogo inglés que realizó importantes aportes a la psicología y a la estadística, desarrollando el Análisis Factorial formuló la teoría que determina que la inteligencia se compone de un factor general (Factor G) y de otros factores específicos (Factor S). Según esta teoría, denominada como Teoría Bifactorial, la inteligencia humana está compuesta por dos factores, el factor general, que es la raíz de la inteligencia y está presente en todas las fases de la conducta que lleva a cabo una persona, y por los factores específicos, que son aquellas habilidades o aptitudes que tiene cada persona para poder realizar una determinada actividad.

Spearman desarrolló su trabajo en el campo de la inteligencia y las aptitudes humanas y aplicó la estadística a la psicología, desarrollando así la base de su teoría sobre el factor G de inteligencia, el análisis factorial.

Aún hoy en día existe mucha controversia sobre la inteligencia humana y su medición mediante la psicometría, aunque no nos queda duda del gran adelanto que supuso en su momento el aporte de Charles Spearman, en el estudio de las capacidades humanas, con su teoría bifactorial. En la actualidad, prácticamente todos los científicos coinciden en que existen capacidades mentales específicas, a pesar de que no se pongan de acuerdo en su ubicación a nivel fisiológico en el cerebro ni del número exacto que existen. Lo que si se pone de manifiesto es que entre esas capacidades se encuentra un nexo común, lo que nos lleva de nuevo a la teoría de Spearman, siendo ésta uno de los grandes descubrimientos de la inteligencia humana.

1910-1929

William Stern formula el concepto de coeficiente intelectual (C.I.).

El termino coeficiente intelectual fue empleado por primera vez por el psicólogo alemán William Stern en 1912, como propuesta de un método para puntuar los resultados de los primeros test de inteligencia para niños, desarrollados por Alfred Binet y Théodore Simon a principios del siglo XX, de forma que pudieran compararse entre sí. En dicho método, se dividía la "edad mental" por la "edad cronológica" y se multiplicaba el resultado por 100, dando como resultado el mencionado cociente.

Aunque aún se emplea habitualmente el término CI para referirse al resultado de un test de inteligencia, la puntuación de los test empleados hoy día, como el Wechsler Adult Intelligence Scale, se basa en la proyección del rango medido del sujeto en una campana de Gauss formada por la distribución de los valores posibles para su grupo de edad, con un valor central (inteligencia media) de 100 y una desviación estándar de 15.

Se ha demostrado que los valores de CI están relacionados con factores como la probabilidad de sufrir ciertas enfermedades, el estatus social de los padres, y de forma sustancial, el CI de los padres. Aunque los mecanismos de herencia de la inteligencia han sido investigados durante casi un siglo, aún existe controversia al respecto de hasta qué punto la inteligencia es hereditaria, y los mecanismos de dicha herencia son aún tema de debate.

Las puntuaciones de CI se usan en muchos contextos distintos: como predictivos de rendimiento escolar, indicadores de necesidades especiales educativas, predictivos de rendimiento laboral, o por parte de sociólogos que estudian la distribución de CI en poblaciones y las relaciones entre el CI y otras variables.

Se denomina superdotados a aquellos que poseen un cociente intelectual igual o mayor que 130 (generalmente) y se encuentran por encima del 98% de la población; es decir, que su resultado se encuentra en la parte derecha más extrema de la curva de resultados (una campana de Gauss).

Se denominan genios a aquellos que poseen un cociente intelectual igual o mayor que 140 (generalmente) y representa el 0,1% (1 de cada 1000) de la población; es decir, que su resultado se encuentra en la parte derecha más extrema de la curva de resultados (una campana de Gauss).

En 1916, Lewis M. Terman lleva a cabo la revisión de la escala de Binet-Simon y elabora las escalas de inteligencia Stanford-Binet.

En 1916 Terman publicó la Revisión Stanford de la escala Binet-Simon, basada en los estudios previos de los franceses Alfred Binet y Theodore Simón. Terman defendió el uso de su test revisado, conocido coloquialmente como Stanford-Binet, como herramienta de ayuda en la clasificación de niños con deficiencias. Hoy día aún se emplea dicho test, en su quinta revisión, como test de inteligencia general para adultos y niños.

Durante la Primera Guerra Mundial, Terman sirvió en el ejército de Estados Unidos, realizando pruebas psicológicas junto con otros profesionales con el fin de categorizar a los reclutas. Estos recibían test de inteligencia de una hora de duración, tras los cuales se les asignaba una puntuación en una escala de "A" a "E". Los que recibían categoría de "A" pasaban a la escuela de oficiales, mientras que los que eran categorizados como "D" o "E" perdían la posibilidad de recibir entrenamiento de oficial.

Esta fue la primera aplicación masiva de test de inteligencia y CI a segmentos importantes de población. Tras la guerra, Terman y sus colegas empezaron a presionar para que se emplearan test de inteligencia en los colegios, con el fin de mejorar la eficiencia del sistema educativo. Sin embargo, Mientras que Binet y Simón se proponían identificar a los niños con menor capacidad para conseguir que recibieran más atención, Terman proponía emplear el CI para clasificar a los niños según sus capacidades potenciales y situarles cuanto antes mejor en la línea de estudios adecuada al trabajo que podrían desarrollar de adultos; es decir, permitir el acceso a la universidad a los niños con mayor CI, y redirigir al aprendizaje de trabajos menos cualificados a los demás niños. Convencido de que el CI era hereditario, lo consideraba la mejor manera de predecir el éxito en la vida.

En 1921 puso en marcha un programa a largo plazo para el estudio de los niños prodigio. Encontró que los niños superdotados no encajaban en los estereotipos existentes a menudo asociados con ellos: no eran débiles y enfermizos inadaptados sociales, sino que de hecho eran generalmente más altos, con mejor salud, mejor desarrollo físico, y una mejor adaptación social que los demás niños. Los niños incluidos en sus estudios eran llamados coloquialmente "termitas".

1930-1939

En 1936, Jean Piaget escribe "El nacimiento de la inteligencia en el niño". Piaget realiza importantes avances en lo relativo a la comprensión de la psicología infantil. En la década de los 40 escribe su propia teoría de la inteligencia, unida a los efectos positivos del aprendizaje, desde una perspectiva evolutivo-educativa.

En el nacimiento de la inteligencia en el niño (1936), expone el desarrollo de la inteligencia sensoriomotriz desde los primeros reflejos del recién nacido hasta la aparición de la inteligencia representativa (18/24 meses aproximadamente). En la construcción de lo real en el niño (1937), Piaget aborda la génesis de las categorías básicas del pensamiento (espacio, tiempo, causalidad, permanencia del objeto) durante los dos primeros años de la vida del niño.

El desarrollo de la inteligencia según Piaget

Jean Piaget psicólogo suizo, que se ha especializado en el estudio del desarrollo de la inteligencia en los niños, y ha establecido 4 etapas en la evolución cognoscitiva intelectual, desde el nacimiento hasta los 15 años.

 Primera etapa: sensorio-motriz. Los niños, en los dos primeros años de vida, comprenden las cosas que los rodean en el momento de actuar sobre ellas. Su conocimiento se basa en cualidades enteramente superiores y secundarias de las cosas.

 Segunda etapa: preoperacional. El niño, de los dos a los siete años, aprende el lenguaje, y comprende las cosas por medio de imágenes visuales.

 Tercera etapa: operaciones concretas. De los siete a los once años, el niño empieza a utilizar el pensamiento lógico, pero aplicado solo a los objetos concretos.

 Cuarta etapa: operaciones formales. De los once a los quince años, el niño desarrolla las operaciones abstractas, y aprende a razonar, a obtener conclusiones y a probar sus hipótesis en forma mental.

Las ideas de Piaget han sido muy útiles para comprender el desarrollo intelectual de los niños, y poder establecer el tipo de objetivos que normalmente se pueden señalar a los alumnos en la escuela, conforme a su edad y a su ritmo de crecimiento.

En 1938, Thurstone postula una teoría multifactorial (PMA) que, a diferencia del factor g, entiende que la inteligencia se compone de distintos factores organizados en un mismo plano explicativo de la habilidad cognitiva. Es reconocido por sus aportes al análisis factorial y por la creación de la escala Thurstone para la medición de actitudes.

Aplicando el análisis factorial sobre las puntuaciones obtenidas en las pruebas de inteligencia de un gran número de niños, Thurstone (1938) identificó siete factores relativamente diferentes, a los que llamó habilidades primarias:

 La fluidez verbal (habilidad para recordar palabras rápidamente);

 La comprensión verbal (habilidad para definir palabras);

 La aptitud espacial (habilidad para reconocer una figura cuya posición en el espacio había cambiado);

 La rapidez perceptiva (habilidad para detectar semejanzas y diferencias entre distintos dibujos);

 El razonamiento inductivo (pensamiento lógico);

 La aptitud numérica, y

 La memoria.

Sus aportes ayudaron a comprender las diferencias intraindividuales observadas en el desempeño frente a pruebas de inteligencia general, lo que permitió la construcción y mejora de test de inteligencia, de personalidad e intereses, entre otros aspectos psicológicos.

Por su parte, David Weschler es el creador de las pruebas de inteligencia Weschler Adults Intelligence Scale (WAIS), dirigida a medir la inteligencia de los adultos; y Weschler Intelligence Children Sacle (WISC), para la de los niños. Se trata de uno de los instrumentos de psicodiagnóstico de mayor renombre y uso más generalizado.

Wechsler es mejor conocido por sus test de inteligencia. La Escala Wechsler de Inteligencia para Adultos (WAIS) fue desarrollada por primera vez en 1939 y fue llamada entonces el Wechsler-Bellevue Intelligence Test. De esa escala test se derivó la Escala Wechsler de Inteligencia para Niños (WISC) en 1949 y la Wechsler Preschool and Primary Scale of Intelligence (WPPSI) en 1967. Wechsler originalmente creó estos test para saber más acerca de sus pacientes en la clínica Bellevue al encontrar el entonces vigente test de CI de Binet insatisfactorio. Estos tests están todavía basados en su filosofía de que la inteligencia es "la capacidad global de actuar intencionalmente, de pensar racionalmente, y de interactuar efectivamente con el ambiente" (citado en Kaplan & Saccuzzo, p. 256).

Las escalas de Wechsler introdujeron muchos conceptos novedosos e innovaciones al movimiento de los test de inteligencia. Primero, Wechsler se deshizo de las puntuaciones de cociente de test más viejos, (la C en "CI"). En lugar de eso, asignó un valor arbitrario de cien a la inteligencia media y agregó o sustrajo otros 15 puntos por cada desviación estándar arriba o abajo de la media en la que se encontraba el sujeto. Rechazando un concepto de inteligencia global (como el propuesto por Spearman), dividió el concepto de intelligence en dos áreas principales: área verbal y área de ejecución (no-verbal), cada una subdividida y evaluada con diferentes subtests. Estas conceptualizaciones aún se reflejan en las versiones más recientes de las escalas de Wechsler.

El WAIS es hoy en día el test psicológico más comúnmente aplicado (Kaplan & Sacuzzo, 2005). Los test actualmente son actualizados aproximadamente cada diez años para compensar el efecto Flynn. La última versión disponible de estos son el WISC-IV y el WAIS-IV, versiones que en algunos países se encuentran en proceso de validación.

1940 – 1949

Raymond Cattell, psicólogo seguidor del método científico, dividió el factor g, en dos factores generales de segundo orden: la inteligencia fluida y la inteligencia cristalizada.

A) Inteligencia Fluida: es la capacidad de adaptarse y afrontar situaciones nuevas de forma flexible, sin que el aprendizaje previo constituya una fuente de ayuda determinante para su manifestación. Está básicamente configurara por aptitudes primarias: inducción, deducción, relaciones y clasificaciones figurativas, amplitud de la memoria asociativa y rapidez intelectual, entre otras. Alcanza su máximo esplendor antes que la cristalizada (en la adolescencia) y tiende a disminuir en paralelo al envejecimiento y deterioro de las neuronas. Esta capacidad se puede medir a partir de test que miden la potencialidad biológica que tiene el individuo para aprender o adquirir conocimiento.

B) Inteligencia Cristalizada: es aquel conjunto de capacidades, estrategias y conocimientos, que representa el nivel de desarrollo cognitivo alcanzado a través de la historia de aprendizaje del sujeto. Está constituida fundamentalmente por aptitudes relativas a la comprensión verbal, el establecimiento de relaciones semánticas, la evaluación y valorización de la experiencia, el establecimiento de juicios y conclusiones, los conocimientos mecánicos o la orientación espacial. Depende de la experiencia, y así una persona desarrollará su inteligencia cristalizada en la medida en que invierta su inteligencia fluida histórica en experiencias de aprendizaje. Así, el potencial de desarrollo intelectual con el que una persona nace (inteligencia fluida histórica) alcanzará un mayor o menor grado según sean sus experiencias educativas. Además se puede seguir fomentando con la edad.

1950 – 1959

Turing es considerado el padre de la inteligencia artificial a raíz de su artículo "Computing Machinery and Intelligence" (1950), en el que propone una prueba concreta para determinar si una máquina es inteligente o no.

En su histórico artículo de 1950, Turing propuso que la pregunta « ¿puede pensar una máquina?» era demasiado filosófica para tener valor y, para hacerlo más concreto, propuso un «juego de imitación». En la prueba de Turing intervienen dos personas y una computadora. Una persona, el interrogador, se sienta en una sala y teclea preguntas en la terminal de una computadora. Cuando aparecen las respuestas en la terminal, el interrogador intenta determinar si fueron hechas por otra persona o por una computadora. Si actúa de manera inteligente, según Turing es inteligente. Turing, señaló que una máquina podría fracasar y aún ser inteligente. Aun así creía que las máquinas podrían superar la prueba a finales del siglo XX.

De todas maneras esta prueba no tuvo el valor práctico que se esperaba, aunque sus repercusiones teóricas son fundamentales. El enfoque de Turing de ver a la inteligencia artificial como una imitación del comportamiento humano no fue tan práctico a lo largo del tiempo y el enfoque dominante ha sido el del comportamiento racional, de manera similar, en el campo de la aeronáutica se dejó de lado el enfoque de tratar de imitar a los pájaros y se tomó el enfoque de comprender las reglas de aerodinámica. Aunque desde luego, el enfoque del comportamiento humano y el del pensamiento humano siguen siendo estudiados por las ciencias cognitivas y continúan aportando interesantes resultados a la Inteligencia Artificial, y viceversa.

El test de Turing (o prueba de Turing) es una prueba propuesta por Alan Turing para demostrar la existencia de inteligencia en una máquina, sigue siendo uno de los mejores métodos para los defensores de la inteligencia artificial. Se fundamenta en la hipótesis positivista de que, si una máquina se comporta en todos los aspectos como inteligente, entonces debe ser inteligente.

En 1956 se acuñó el término "inteligencia artificial" en Dartmouth durante una conferencia convocada por McCarthy, también conocido como Tío John McCarthy, fue un prominente informático que recibió el Premio Turing en 1971 por sus importantes contribuciones en el campo de la Inteligencia Artificial.

1980 – 1989

En 1981 se publica la obra, "Confrontación sobre la inteligencia: ¿herencia-ambiente?" que desarrolla el controvertido debate entre lo genético y lo social, a través de dos de sus portavoces más distinguidos: Kamin versus Eysenck.

Desde que empezara a constatarse la presencia de diferencias de sexo en ciertas capacidades cognitivas surgieron numerosas hipótesis sobre el origen de dichas deferencias, inicial y mayoritariamente de base biológica. Pero también surgieron alternativas que partieron del supuesto de que las diferencias de sexo son resultado de factores socio-culturales, que actúan en el ser humano desde el nacimiento.

Con Hans Eysenck y Leon Kamin encontramos a dos científicos situados en esas dos perspectivas contrapuestas, cuyas ideas fueron expuestas en el libro la confrontación sobre la inteligencia, en donde a través de las paginas Eysenck propone sus ideas genetistas y Kamin las rebate en sus respectivos capítulos. Para Eysenck es muy acertada la propuesta de que exista un tipo de inteligencia bilógica llamándola inteligencia A: que son las potencialidad básica del organismo para aprender a adaptarse a su medio; está determinada por la complejidad y plasticidad del sistema nervioso central que, a su vez, esta determinada por los genes, y también esta la Inteligencia B que es el nivel de capacidad que una persona demuestra realmente en su conducta entre el potencial genético y la estimulación ambiental. Eysenck propone un tercer aspecto, el que miden los test de inteligencia, la Inteligencia C, lo que se conoce como CI entendido como medida parcial de la inteligencia B. Para Eysenck, es definitiva, la inteligencia es una cuestión de genes y herencia incluyendo, obviamente, las diferencias de sexo. Por su parte Leon Kamin, más crítico y menos complaciente, dice: “No podemos hacer ningún tipo de afirmación sobre la heredabilidad de la inteligencia o de las capacidades cognoscitivas o las aptitudes de procesamiento de información. No podemos medir tales capacidades y habilidades. Solo disponemos del test de CI de alcance limitado” y añade:

“El hecho importante es que no podemos medir que sexo (o raza) es mas inteligente, porque no tenemos forma de medir la inteligencia. Tenemos solo test de CI. Los constructores de la mayoría de estos test han decidido que adelantado reunir un conjunto de ítems de test que produzcan puntuaciones de CI iguales en los hombres y en las mujeres. Las puntuaciones iguales no son naturales, sino una decisión arbitraria de los constructores de test, que equilibran los ítems que favorecen a uno u otro sexo.”

Eysenck, por lo tanto, da por verdad absoluta que la inteligencia es hereditaria y que las diferencias de sexo obedecen a causas genéticas. Kamin, en contrapartida, reflexiona sobre lo que realmente se está midiendo al hablar de inteligencia, el resultado de una serie de tareas elegidas según criterios vagamente subjetivos, que nos impiden averiguar siquiera si hombres y mujeres difieren entre sí. y es que esa inteligencia bilógica que promulga Eysenck, al estilo de la inteligencia fluida, no es mesurable ni siquiera con la sofisticada tecnología de evaluación neuropsicológica que disponemos en la actualidad.

En 1983 Howard Gardner presentó su teoría en el libro Frames of Mind: The Theory of Multiple Intelligences y, en 1990, fue el primer estadounidense que recibió el Premio Grawemeyer de la Universidad de Lousville. Es conocido fundamentalmente por su teoría de las inteligencias múltiples, que señala que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada individuo, trazados por las fortalezas y debilidades en toda una serie de escenarios de expansión de la inteligencia.

La inteligencia no es una cantidad que se pueda medir con un número como lo es el coeficiente intelectual (CI).

La inteligencia es la capacidad de ordenar los pensamientos y coordinarlos con las acciones. La inteligencia no es una sola, sino que existen tipos distintos. Nuestro sistema para implementar las IM está dedicado a estimular las potencialidades en los niños en un clima activo y afectivo como lo exige el siglo XXI.

La teoría básica sobre las inteligencias múltiples puede resumirse en las siguientes palabras: Cada persona tiene por lo menos nueve inteligencias, habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas, aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla unas más que otras. Diferentes culturas y segmentos de la sociedad ponen diferentes énfasis en ellas.

 Inteligencia lingüística. En los niños y niñas se aprecia en su facilidad para escribir, leer, contar cuentos o hacer crucigramas.

 Inteligencia Lógica-matemática. Se aprecia en los menores por su interés en patrones de medida, categorías y relaciones. Facilidad para la resolución de problemas aritméticos, juegos de estrategia y experimentos.

 Inteligencia Corporal y Cinética. Facilidad para procesar el conocimiento a través de las sensaciones corporales. Deportistas, bailarines o manualidades como la costura, los trabajos en madera, etc.

 Inteligencia Visual y espacial. Los niños y niñas piensan en imágenes y dibujos. Tienen facilidad para resolver rompecabezas, dedican el tiempo libre a dibujar, prefieren juegos constructivos, etc.

 Inteligencia Musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos. Identifican con facilidad los sonidos.

 Inteligencia Interpersonal (inteligencia social). Se comunican bien y son líderes en sus grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las relaciones interpersonales.

 Inteligencia Intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí mismo: sus reacciones, emociones y vida interior.

A estas siete líneas de inteligencia, inicialmente descritas (1983), Gardner añadió posteriormente una octava, la inteligencia naturalista o de facilidad de comunicación con la naturaleza; que consiste en el entendimiento del entorno natural y la observación científica de la naturaleza como la biología, geología o astronomía.

Para Gardner, la inteligencia natural IQ no es un sustrato idéntico de todos los individuos, sino una base biopsicológica singular, formada por combinaciones de potencialidades múltiples que no siempre se despliegan como consecuencia de una educación estandarizada que no distingue los matices diferenciales del individuo.

La teoría triárquica de Robert J. Sternberg, fue una de las primeras en ir contra el enfoque psicométrico y adoptar un acercamiento más cognitivo. Propone tres tipos de inteligencia: análitica, creativa y práctica, cada uno conforman tres subteorías parciales que se complementan entre sí: componencial, experiencial y contextual.

Robert J. Sternberg, publicó en 1985 un artículo donde expone su Teoría triárquica de la inteligencia. En su estudio de la inteligencia humana estableció una clasificación en tres niveles para caracterizar los distintos tipos de inteligencia de los individuos. Aunque una inteligencia no es excluyente de la otra, por lo general se da que los individuos tienen a desarrollar más una que las otras dos. Lo ideal sería integrar los tres tipos, de hecho hay algunas personas que poseen niveles altos de cada una de ellas.

 Inteligencia componencial-analítica

La inteligencia componencial, es a grandes rasgos la capacidad para adquirir y almacenar información. Sternberg identifica tres componentes primordiales en esta inteligencia: los metacomponentes, los componentes de rendimiento y los componentes de adquisición de conocimiento. Los metacomponentes son aquellos que le permiten al individuo resolver problemas y tomar decisiones. Los que indican a nuestra mente cómo actuar y utilizan la mayor parte de capacidad de gestión del cerebro humano. Los componentes que van a recibir estas directivas y a actuar en base a ellas son los componentes de rendimiento. Estos son los procesos que nos permiten por ejemplo, percibir problemas en la memoria a largo plazo, relacionar términos y conceptos, y crear nuevas relaciones. Por último, los componentes de adquisición de conocimiento son los mecanismos que utilizamos para obtener nueva información. Van a escoger selectivamente la información relevante y a descartar el resto. También se utilizan para combinar varios bloques de información. Las personas más dotadas son las que hacen un uso rápido y efectivo de estos componentes. Según Sternberg, la inteligencia componencial está asociada a la capacidad analítica. Con esta capacidad, el individuo es capaz de separar los problemas en partes más pequeñas y encontrar soluciones que no eran evidentes. Los tests y evaluaciones de inteligencia comúnmente se aplican a este tipo de inteligencia componencial-analítica, dejando de lado otras áreas importantes como la creatividad. En general, las personas que tienen un gran desarrollo de su inteligencia componencial-analítica no son tan buenas creando ideas nuevas.

 Inteligencia experiencial-creativa

Se trata de la habilidad que tiene el individuo para seleccionar, codificar, combinar y comparar la información recibida a través de la experiencia. Sternberg divide a la experiencia en dos ramas: la novedad y la automatización. Las personas que tiene un buen desarrollo de su inteligencia experiencial son aptas para el manejo de situaciones novedosas, pueden hallar soluciones que la mayoría de las personas no percibirían. En cambio, un proceso automatizado es aquel que por repetición puede efectuarse con poco o nada de razonamiento adicional y ser ejecutado en paralelo con otras tareas. La capacidad relacionada con este tipo de inteligencia es la sintética, que aporta creatividad, intuición y el gusto por el estudio de las artes. Esta capacidad es especialmente útil para la creación ideas y resolver problemas nuevos.

 Inteligencia contextual-práctica

En términos generales, cuando Sternberg habla de inteligencia contextual-práctica, se refiere a la conducta adaptativa con el entorno. En esta inteligencia, el autor encuentra que intervienen tres procesos fundamentales: adaptación, conformado y selección. La adaptación se da a varios niveles y ocurre cuando uno hace un cambio en sí mismo para estar acorde con su entorno. El ejemplo más clásico son las adaptaciones a los cambios de temperatura, la gente normalmente usa ropa más abrigada cuando hace más frío. En la conformación sucede lo contrario, el individuo cambia el ambiente para que éste se ajuste mejor a sus necesidades. El proceso de selección ocurre cuando entramos a un ambiente nuevo para sustituir al anterior que resultaba insatisfactorio. El caso más típico de este proceso son las migraciones voluntarias hacia otros países. La inteligencia del individuo se puede medir según cómo se ajusta al ambiente, y cuanto mayor sea este grado de adaptabilidad, mayor desarrollará su capacidad práctica. La práctica es el proceso por el cual el individuo aplica sus habilidades sintéticas y analíticas para manejarse en su entorno cotidiano.

En 1986 se organiza un simposio para replicar el celebrado sobre inteligencia de 1921. Se proponen algunas definiciones de inteligencia: "Una cualidad de la conducta adaptativa" (Anastasi), "Un concepto social que opera en el ámbito académico, técnico y práctico" (Carroll), "Un tipo de autogobierno mental superior" (Sternberg).

1990 – 1999

"The Bell Curve" es un libro publicado en 1994 por R. J. Herrnstein y C. Murray. El libro es famoso por la controversia que suscitó acerca de la relación entre raza e inteligencia. Ampliamente criticado por S. Gould, en su libro "La falsa medida del hombre".

Los investigadores han informado de diferencias significativas en la puntuación media de Cociente intelectual en los test de varios grupos étnicos. La interpretación y causas de estas diferencias han generado varias hipótesis, algunas de ellas son altamente controvertidas. Algunos investigadores, como Arthur Jensen, Richard Herrnstein, y Richard Lynn han argumentado que estas diferencias son como mínimo parcialmente genéticas sin embargo este punto de vista esta bastante desacreditado y ha sido ampliamente rechazado por medios científicos y no científicos y se puede decir que es solo esposado por una minoría extrema. Otros, como Stephen Jay Gould y Richard Lewontin, consideran que las categorías como “raza” e “inteligencia” son construcciones culturales que vuelven este tipo de investigaciones científicamente imperfectas. Algunos otros rehúyen una posición definida, por ejemplo Thomas Sowell, evitan la cuestión de los orígenes de la categorización y buscan explicar la distancia en la puntuación de los tests en términos de diferencias sociales que afectan en cuánto las capacidades innatas que cualquier persona individual puede conseguir. Estudios recientes indican una débil relación entre la inteligencia y los genes; lo cual descarta la idea de razas o fenotipos con una inteligencia determinada. Otros estudios indican que no hay una conexión estrecha entre personalidad, carácter y genética, sugiriendo una relación débil entre la psicología y los genes. Finalmente, la plasticidad del cerebro humano permite modificaciones voluntarias del cociente intelectual mediante diversos métodos como la meditación.

Daniel Goleman, psicólogo estadounidense, publicó en 1995 el libro Emotional Intelligence, "Inteligencia emocional", que adquirió fama mundial, aunque fueron Peter Salowey y John D. Mayer los que acuñaron la citada expresión "Inteligencia emocional", en 1990. Anteriormente, el psicólogo Edward Thorndike, había manejado un concepto similar en 1920, la "Inteligencia social".

Para Goleman la inteligencia emocional es la capacidad para reconocer sentimientos propios y ajenos, y la habilidad para manejarlos. Considera que la inteligencia emocional puede organizarse en cinco capacidades: conocer las emociones y sentimientos propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia motivación, y manejar las relaciones. Goleman enseña que tener inteligencia emocional es la capacidad que el ser humano tiene para decir las cosas en el momento correcto, de la manera correcta, con la intensidad correcta y en el lugar correcto a las personas correctas.

En 1996, como respuesta a “The Bell Curve”, la APA redacta un informe sobre inteligencia humana que trata sobre los test de inteligencia y sus correlatos, los efectos ambientales en la inteligencia y las diferencias grupales. Según el Comité redactor de ese informe, presidido por Ulric Neisser y compuesto por expertos reconocidos en el tema de la inteligencia, el debate público suscitado por The Bell Curve ha estado plagado de declaraciones y sentimientos que han ido mucho más allá de las evidencias disponibles. El informe describe los datos revelados por la investigación científica y las preguntas que siguen sin respuesta

"Intelligence" es una de las revistas de referencia para los estudios sobre inteligencia. En 1997 publica un monográfico “Intelligence and Social Policy” que se hace eco de dicho informe

2000

Los últimos avances en el campo de la Neurociencia ofrecen nuevas posibilidades en el estudio de las capacidades cognitivas.

El siglo XXI se abre con algunas preguntas con respuesta pero siguen existiendo muchos interrogantes en torno al concepto de inteligencia. El debate sigue vigente en torno a temas como el de la evaluación de la inteligencia, su desarrollo, las diferencias individuales, la influencia de lo biológico y de lo cultural o las implicaciones socio-políticas.

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