¿Cuál es la importancia de conocer de dónde vengo, quien soy a dónde voy?

Santiago, 12 de mayo del 2016

Introducción

¿Cuál es la importancia de conocer de dónde vengo, quien soy a dónde voy?

El presente ensayo narra sobre la relevancia del autoconocimiento del psicoterapeuta en los diversos ámbitos de su vida y las implicancias que tiene este proceso en la transferencia terapéutica. Visibiliza la importancia en cuanto al conocimiento sobre las carencias afectivas infantiles e inconscientes en el terapeuta en pro de pesquisar manipulaciones que malogren la finalidad profesional. Desde el aspecto teórico recoge las ideas de Alice Miller de su libro El drama del niño dotado y de James Guy La vida Personal del Psicoterapeuta. Finalmente, provee una conclusión reflexiva en cuanto al quehacer psicológico y el autocuidado.

Desarrollo

El conocer nuestro ser, carácter, fortalezas, oportunidades, actitudes, valores, gustos y disgustos, conocerse a sí mismo y de dónde venimos, representa construir significados acerca de nosotros mismos, de los demás sujetos y del mundo que nos rodea. Este es un trabajo que implica la danza de nuestras emociones en un interjuego entre yo el otro y el contexto. Conocerse, tiene que ver con saber qué es lo que queremos en la vida e identificar nuestros recursos personales con los que contamos para lograrlo, es establecer cuáles son los aspectos que nos permiten tener claridad sobre el proyecto vital que queremos emprender y saber cuáles son las competencias que necesitamos para lograrlo. Conocerse es el soporte y el motor de nuestra identidad y de la capacidad de comportarse con autonomía. Esto no es sólo mirar hacia dentro de uno mismo, también es saber con qué recursos sociales de afecto, tales como apoyo o reconocimiento contamos en diferentes ocasiones. Pero ¿Cuál es la importancia para nuestro quehacer profesional como psicólogos trabajar en estos procesos del autoconocimiento? Según Miller (1985) existe la manipulación inconsciente que transferimos en la psicoterapia. Esta manipulación está cargada de afectos, traumas y vivencias ocurridas en nuestra infancia, desplegando estos sentimientos de deseo de autoreconocimientos y dependencia frente al otro, una búsqueda por responsabilizar a un tercero por nuestras carencias afectivas. Por tanto, es necesario hacer un cierre y vivir el duelo de nuestra privación en cuanto a las demandas infantiles. Detenerse a llorar, soltar y dejar escapar es necesario. Me detengo para avanzar. Es necesario para suprimir los deseos de autoreconocimientos y ser tomados en serio por el paciente porque este trae formas y expectativas de las cuales se identifica el psicoterapeuta provocando la misma manipulación que él vivió (Miller, 1985). El autoconocimiento provee conceptos que van a ir fortaleciendo nuestra autoestima, el autoconcepto; lo que creemos de nosotros mismos, la autoimagen cómo nos percibimos, nuestro espejo interno; la aceptación que es el admitir y reconocer lo que somos con nuestras virtudes y defectos y el autorespeto que es el tener en cuenta y satisfacer nuestras propias necesidades y valores, siempre respetando al prójimo, ya que nuestra libertad termina donde comienza el otro.  Mientras más nos conozcamos más atento a detectar las manipulaciones (Miller, 1985).

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