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¿Cómo Educar Adolescentes?


Enviado por   •  22 de Agosto de 2011  •  1.772 Palabras (8 Páginas)  •  709 Visitas

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¿Cómo educar adolescentes?

Miguel Carmena Laredo

Muchos padres de familia no saben cómo tratar a sus hijos adolescentes. Quisieran ponerlos en manos de algún técnico que tuviera la solución mágica para guiar su educación en este período tan difícil y tan importante para la formación definitiva de la persona. Pero la solución sólo puede venir de los padres; los demás podrán ayudar, pero no pueden suplir.

Hoy hay muchas teorías sobre cómo educar a los hijos, que van desde la más absoluta rigidez hasta el completo abandono y tolerancia. La experiencia nos ha demostrado que ninguno de estos dos extremos produce frutos sanos. Por eso, la mejor opción es una vía humanista y muy apegada al sentido común, que encauce a nuestros jóvenes hacia modelos de comportamiento que les ayuden a crecer como personas y construir sociedades más a la medida del ser humano.

¿Cómo son los adolescentes?

Cada vez resulta más frecuente oír a los padres de familia quejarse de que no conocen a sus hijos adolescentes.

Para ayudar y encauzar a un adolescente es muy conveniente conocer qué es la adolescencia y cuáles son las características fundamentales de este período.

Características de la adolescencia

Época de cambios:

En este período el muchacho o la muchacha comienzan a constatar cambios en su cuerpo, en su estado de ánimo, en su sensibilidad y no saben cómo manejarlos. Sienten nuevas tendencias instintivas y aún no tienen una capacidad de razonarlas, ni un equilibrio temperamental para afrontarlas con madurez.

Época de búsqueda y autoafirmación de sí mismos:

El adolescente rechaza todo lo que recibió en la niñez porque él quiere construirse un mundo por sí solo, hecho todo por él. Por eso rechaza hasta los valores que recibió en su familia. Busca nuevas amistades y adquiere una cierta actitud de rebeldía y de crítica ante todo, partiendo esto, de su deseo de autoafirmación.

Época de formación de la personalidad:

Es en esta etapa cuando, salvo alguna fuerte influencia posterior, queda ya formado el carácter y fijada la personalidad. El muchacho se hace colérico, flemático, sanguíneo, como temperamento dominante para siempre.

Época de inseguridad personal:

Los cambios de este período, su anhelo, convertido a veces en verdadera obsesión, por construirse su mundo, llevan al adolescente a experimentar una fuerte inseguridad e incertidumbre ante el futuro de la que quiere salir por sí solo. Sin embargo, es cuando más afecto necesita. Es el momento en que las adolescentes se pasan mucho tiempo solas llorando o huyen absolutamente de la soledad. Las reacciones pueden ser contradictorias, pero siempre son objetivamente exageradas.

Igual sucede con los muchachos, que se hacen extrovertidos o introvertidos de forma exagerada, poco equilibrada. En los dos sexos aparece muy fuerte la búsqueda de afectos, de amistades íntimas y completas que compartan con ellos lo que no son capaces de decir a otros, precisamente por su inseguridad, porque se imaginan una reacción negativa.

Época de formación de principios y convicciones:

Según los psicólogos, el niño de aproximadamente 11 a 13 años forma su gramática de valores en la que comienza a comprender el significado de lo que serán los grandes principios que regirán su vida. Después, en la adolescencia, fija definitivamente (salvo algún suceso grave que impacte en su vida) la jerarquía de valores, las convicciones que guiarán todo su comportamiento consciente y libre. Esto significa que estamos ante una época fundamental en la formación de la opción moral del futuro hombre o de la futura mujer.

¿Cómo educar adolescentes?

* Comunicación

En un colegio de la ciudad de México fue hecho un estudio muy interesante. Se preguntó a los padres de familia si consideraban que era buena la comunicación con sus hijos. Casi todos respondieron que sí. Después se repitió la misma encuesta con los alumnos. Se hizo, como en el caso de los papás, una pregunta única: ¿Crees que es buena la comunicación con tus papás y por qué? Muchos respondieron abiertamente que no y otros decían que era buena, pero luego daban alguna explicación o aclaración que hacía ver que realmente no era tan buena.

Decían, por ejemplo: es buena, pero no me escuchan; es buena, pero no se interesan por mis cosas; es buena, pero no tienen tiempo para mí; es buena, pero no puedo hablar a solas con ellos; es buena, pero todo lo que les digo lo consideran sin importancia. Sólo tres alumnos respondieron que la comunicación con sus papás era buena, sin peros.

Este es el punto fundamental, no se puede educar si no hay una recta comunicación. Mis mensajes no llegan y los de mis hijos no me llegan a mí. Se acaba por no conocer al hijo y de ahí nace el problema de no saber cómo afrontar los problemas. Les voy a contar un caso real que pasó en dos familias. Quizá el problema de fondo parezca obsoleto y anticuado, pero ilustra la diferencia que hay entre educar con

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