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DECIMOTERCERA CONFERENCIA GROODECK


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2012  •  3.789 Palabras (16 Páginas)  •  314 Visitas

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Decimotercera Conferencia

8 de noviembre de 1916

George Groddeck

Biblioteca de Psicología Profunda.

Editorial Paidós. 1983.

He ventilado, a grandes rasgos, los problemas más importantes de los primeros años, pero quisiera llegar un poco más lejos y llamar la atención sobre un proceso que tiene un alcance muy particular: el hecho de la separación con respecto a los padres que debe producirse a fin de que surja un ser humano autónomo. A este proceso le acompañan una serie de características sobre las que deseo llamar la atención de ustedes. Es necesario que en un momento dado, lo antes posible, se establezca cierta distancia entre uno y los padres, pues de lo contrario se le trunca toda posibilidad de desarrollo al niño. Si no hubiera necesidades que los padres no pueden satisfacer, entonces deberíamos suponer que el ser humano tendría que seguir siendo siempre un lactante. Por otra parte es necesario una separación psíquica respecto de la autoridad paterna, cosa que no siempre se produce como sería de desear. La dependencia del niño se hace menor, en virtud de que algunas fuerzas que tienden en la misma dirección emanan de los padres mismos; tales son por ejemplo, el deseo del padre y la madre de que el niño aprenda a hablar y a correr, de que empiece a jugar solito. A los padres no les gusta tener a alguien que va a mantener siempre una dependencia de ellos; por el contrario desean tener un juguete al que de vez en cuando se lo puede dejar a un lado. Aquí también interviene la vanidad y el orgullo. Los niños son estimulados por los padres a ser autónomos lo más rápidamente posible, y esto continúa posteriormente, en el caso de que los padres cumplan con este deber. Este proceso de separación comienza muy temprano, porque la atención del niño se dirige a todo lo le rodea en su habitación y fuera de ella, y continúa cuando el niño aprende a hablar y a andar; y cuando los hermanos y hermanas intervienen en su vida el proceso adquiere una gran dimensión. Entonces aparecen nuevos competidores de los padres, frente a los cuales pasan a segundo plano los goces que han proporcionado éstos. Un hermano o una hermana son mejores compañeros de juegos que los padres, así los juegos con los padres pierden su encanto y es más atractivo jugar con el hermano menor o con la hermana que con una muñeca. Al crecer, hermanos y hermanas comienzan a compartir sus intereses pues el niño observa bien pronto que los padres no los comparten, que no comprenden absolutamente nada de ellos. Así se va estableciendo cierto alejamiento de los padres, y también una inclinación más decidida hacia el sentimiento de camaradería en la vida. Esto fue lo que mencionó un oyente, uno de ustedes, la última vez, es decir, la tendencia a la fraternidad, que presenta especiales características y que habrá de ocuparnos a menudo. Simplemente quisiera poner de relieve que la fuerte inclinación hacia los hermanos y hermanas actúa como una separación de cara a la autoridad de los padres; esto podría dificultar el desarrollo del niño. Si se piensa que ninguna aptitud se desarrolla por sí sola, sino que es menester que todas ellas sean estimuladas desde el exterior, caemos en la tentación de creer que la presencia de los hermanos y las hermanas en la vida del niño sólo tiene como fin despertar nuevas condiciones y relaciones de vida. Pero no es totalmente el caso. Aunque tampoco se puede dejar completamente a un lado la idea de que los hermanos y las hermanas son, en cierta medida un elemento hostil a los padres. Esto se manifiesta en las desobediencias comunes de los niños, en las cuales éstos se conjuran consciente y deliberadamente contra los padres y se solidarizan frente a estos últimos. Un niño que abandona a sus hermanos y hermanas en un acto de desobediencia y que no es solidario con ellos es despreciado y se le hace ver que la relación de camaradería es más vinculante que el sentimiento de autoridad. Los juegos comunes cohesionan estrechamente a los niños y les dan una vida en comunidad profunda, un contrapeso en las relaciones entre padres e hijos. Si se considera esto, también se comprenderá, por otro lado, lo que dije la vez anterior sobre la rivalidad y los celos de hermanos y hermanas. Si hubiera un afecto demasiado fuerte, de nada serviría separarse de los padres, pues el niño caería en la dependencia de hermanos y hermanas. La naturaleza ha creado, así, esta relación de celos. El proceso de separación respecto de los hermanos y las hermanas comienza con el nacimiento mismo y dura, con diversas fluctuaciones, mucho tiempo, hasta que se conforma una relación más fuerte.

Frente a los padres, esta singular relación de amistad entre hermanos y hermanas desempeña un gran papel, que no se debe subestimar. De este modo comienza el importante proceso al que ya he hecho referencia, progresivamente reforzado por otros procesos que intervienen en la vida del niño; las ayas, las sirvientas, el perro, el gato, el caballo, el juguete, la muñeca, los soldados, los álbumes de cromos, el jardín, la casa, etcétera, todo contribuye a aflojar los estrechos vínculos existentes entre madre e hijo... El hijo comienza a tener una vida mental completamente suya, y de esto deriva que en el espíritu del niño se anuden relaciones dobles, parte de las cuales se comunican a los padres, mientras que al resto de ellas se las mantienen en silencio. A los padres se les ocultan las sensaciones preferidas. Todo aquello que es secreto tiene una gran fuerza de atracción para el ser humano. A todo niño le gusta esconder sus sensaciones, y esto se pone de manifiesto en una serie de juegos infantiles, como por ejemplo el juego del escondite. Consiste en enseñarle al niño a ocultarse o a encontrar a alguien que está oculto. No es algo deliberado, sino dado por la naturaleza. Todos los padres y las madres lo juegan con los niños, sin proponérselo conscientemente. Y sin embargo son muchas las cosas involucradas en este juego; al niño se le enseña a esconder algo y a esconderse. Esto también favorece la separación respecto de los padres. Una vez que existe ya cierta cantidad considerable de secretos, es cuando el sentimiento de separación se hace mayor que al principio, cuando se comunicaba todo. El juego del escondite desempeña igualmente un gran papel en la vida del niño y también en su vida de fantasía. Pero dicho sea de paso, lo principal es que los hermanos y las hermanas provocan un desapego mutuo respecto de los padres, que es bastante fuerte y que se manifiesta en el hecho de que de vez en cuando se hace presente el deseo de que tan sólo por un momento el padre o la madre no estuvieran allí...; en el caso de los

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