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Conferencia 23


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2011  •  2.213 Palabras (9 Páginas)  •  629 Visitas

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Conferencia 23. Los caminos de la formación del síntoma

En la neurosis el síntoma aparece como resultado de un conflicto que se libra en torno a una nueva modalidad de satisfacción pulsional, se crea una formación de compromiso como sustituto de la satisfacción frustrada. Una de las partes envuelta en el conflicto es la libido insatisfecha, rechazada por la realidad, que ahora tiene que buscar otros caminos para su satisfacción. Si no encuentra satisfacción posible en la realidad emprenderá el camino de la regresión, en el cual es cautivada por la fijación que ella ha dejado tras si, aspirando a otras satisfacciones dentro de una de las organizaciones ya superadas o por medio de uno de los objetos ya resignados. Sin embargo, si estas regresiones no provocan la contradicción del yo, tampoco se formará la neurosis ya que la libido alcanzará una satisfacción real, aunque no una satisfacción normal. La neurosis queda planteada si el yo no está de acuerdo con la regresión de la libido. El conflicto es el siguiente: La regresión de la libido objetal produce placer, pero la regresión del yo produce angustia-displacer. En torno a esta conflictiva surge el síntoma y por eso es tan resistente, ya que es sostenido por ambos lados.

Asimismo, en la formación del síntoma, operan los mismo procesos que en la formación del sueño, estos son, la condensación y el desplazamiento. Al igual que en el sueño, el síntoma figura algo como cumplido, una satisfacción a la manera de lo infantil. La condensación posibilita que la satisfacción se comprima en una sensación o innervación únicas, y por medio del desplazamiento, puede circunscribiré a un pequeño detalle de todo el complejo libidinoso. Se entiende entonces, la dificultad de encontrar la satisfacción presente en el síntoma.

Así es que en definitiva el síntoma repite aquella modalidad de satisfacción de su temprana infancia, se engendra como un retoño del cumplimiento del deseo libidinoso inconsciente, desfigurado de manera múltiple a causa del conflicto, provisto de dos significados que se contradicen por completo entre si. Es decir que por el rodeo a través del ICC y de las antiguas fijaciones, la libido logra abrirse paso hasta una satisfacción real, aunque restringida y apenas reconocible, a través del síntoma, respetando la condiciones del compromiso. Pero si bien, constituye el drenaje de la libido para alcanzar la satisfacción, esta presunta satisfacción por regla general se vuelca en una sensación de sufrimiento ya que se haya desfigurada por la censura que nace del conflicto, siendo irreconocible para la persona y mezclada con otros elementos que provienen de la ocasión que llevo a contraer la enfermedad. Lo que antes generó satisfacción, esta destinado a provocar luego su repugnancia o resistencia.

Además, prescinden del objeto y resignan el vinculo con la realidad exterior. Esto es debido al extrañamiento del principio de realidad en función del retroceso al principio del placer, debido a la regresión. Reemplazan una acción exterior por una interior, una acción por una adaptación.

Estas fijaciones a las que acude la libido, las encuentra en las practicas y vivencias de la sexualidad infantil, periodo de doble importancia: por un lado en él se manifestaron por primera vez las orientaciones pulsionales que el niño traía consigo en su disposición innata y por otro, en virtud de influencias externas, de vivencias accidentales, se le despertaron y activaron por primera vez otras pulsiones. A su vez, este periodo es de suma importancia si se piensa que el desarrollo del niño no se ha completado aún, por tanto las vivencias que ocurran tienen consecuencias de gravedad mayor, habilitando así para tener efectos traumáticos, con un posible ulterior desarrollo de la enfermedad. Por tanto también son importantes para el trabajo terapéutico.

Entonces, la libido de los neuróticos, esta ligada a sus vivencias sexuales infantiles. Pero esta importancia de la que se habla, en realidad se adquiere tardíamente, ya que la libido regresa a éstas luego de que ha sido expulsada de sus posiciones mas tardías. Por tanto en su momento no tuvieron importancia alguna, ya que la libido pudo continuar su desarrollo. Y al regresar refuerza la investidura libidinal de las vivencias infantiles.

Esto no quiere decir, que no existan neurosis infantiles, en las cuales el factor temporal está ausente, y la enfermedad se contrae como consecuencia directa de esas vivencias traumáticas. De hecho, estas neurosis son mas frecuentes de lo que se supone, y en la mayoría de los casos se trata de histerias angustia. Mismo, si en períodos más tardíos estalla una neurosis, por lo general, se revela en análisis que corresponde a una continuación directa de aquella enfermedad infantil, quizá solo velada, constituida solo por indicios. En otros casos, prosigue sin interrupción.

De todas formas, si bien la importancia de estas vivencias, como se mencionó, se adquiere tardíamente, existe una atracción que ejerce este periodo sobre la base de fijaciones que consisten en la inmovilización de un determinado monto de energía libidinosa, y que hace que la libido regrese a estos puntos.

Por otro lado, debido a la relación de complementariedad entre intensidad e importancia patógena de las vivencias infantiles y la de las más tardías, pueden darse dos extremos, el de la inhibición del desarrollo y el de la regresión, siendo la primera el caso donde todo el peso de la causación recae en las vivencias sexuales de la infancia (impidiendo que la libido siga su curso a modo normal), mientras que el segundo corresponde con los casos en que el peso recae sobre los conflictos posteriores, y la insistencia en las impresiones de la infancia aparece como obra de la regresión. Entre estos extremos son posibles todos los grados de conjugación de ambos factores.

Ahora bien, el síntoma nos permite tomar conocimiento de las vivencias infantiles en las que la libido esta fijada y desde las cuales se creo. Pero estas escenas infantiles no son siempre verdaderas, incluso en algunos casos están en oposición directa a la verdad histórica, y en la mayoría son una mezcla de verdad y falsedad establecidos a partir de indicios y completados mediante las fantasías. De este modo, los síntomas son o la figuración de vivencias que realmente se tuvieron, o la figuración de fantasías del enfermo. Pero al comienzo, el analista no se preocupa por verificar si estas vivencias infantiles corresponden a la realidad o no, debido a que estas vivencias poseen realidad psíquica, por oposición a una realidad material, y en el mundo de las neurosis la realidad psíquica es la decisiva. De todas formas , el enfermo se ha ocupado de esas fantasías y por lo tanto importan para la formación de su neurosis.

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