DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR. ISFD Y/O T N°164

DIRECCIÓN DE CULTURA Y EDUCACIÓN.

DIRECCIÓN DE EDUCACIÓN SUPERIOR.

ISFD Y/O T N°164

• Carrera: Tecnicatura Superior en Acompañamiento Terapéutico.
• Curso: Segundo Año.
• Ciclo Lectivo: 2020
• Espacio Curricular: Sistema Familiares
• Profesor: María Del Mar Pascual
• Fecha de Entrega: 22/09/20
• Estudiante: Yesica Bottega

Caso:

Su nombre es Leonardo, Se fue de su casa a los 17 años de edad para convivir con su novia María, la cual tenía una relación de tres meses. Comenzó a trabajar en una pizzería para satisfacer sus necesidades. Allí, le ofrecieron su primer cigarro de marihuana que acepto porque quería socializar con la gente y  no quería que pensaran que no tenía “onda” o no era súper.

En ese tiempo, cuando se inició en las drogas, se sentía excelente, en su mejor momento. Sus "nuevos amigos" lo invitaban a todos lados, lo llamaban, en fin, lo incluían en todos los planes que hacían, aunque todo estaba relacionado con el consumo.

A sus 15 años, Leonardo siempre había sido un solitario, pero esto tenía una explicación. Sus papás nunca lo dejaban hacer nada, no podía salir y esto lo limitaba en su vida social porque aunque lo invitaran a fiestas o salidas nunca podía porque no le daban permiso. Su mamá era demasiado sobreprotectora con él. Por ese motivo se puso de novio para irse de su casa.

En la escuela por más que se esforzara en pertenecer a un grupo, nunca lo incluían, lo consideraban el "raro", anti fiesta, aburrido.

Y ahora, en su nuevo trabajo, con sus nuevos amigos. Era la primera vez que le pasaba, que se sentía libre.

Tan solo pasaron dos meses cuando paso de la marihuana a la cocaína. Se sentía poderoso, increíble, capaz de hacer cualquier cosa. Creía tener una claridad mental como nunca antes había tenido y, claro, se sentía ansioso. Consumía cada vez con mayor frecuencia ya que le causaba una sensación agradable.

En el inicio de su adicción era consumidor "social", solo consumía cocaína en las fiestas, reuniones o cuando iba de antro. Pasados seis meses empezó a necesitar la droga casi todos los días porque los efectos se pasaban cada vez más rápido. Luego se paso al "speed", porque, al tratarse de anfetaminas puras, le duraba más tiempo la sensación. (Aprox. 4 horas)

Las primeras consecuencias las vivió en su casa. Al principio su novia no se dio cuenta, pero le reclamaba el hecho de que todos los fines de semana saliera de fiesta y ya no hiciera cosas con ella. Sus papás también se quejaron ya que pasaba semanas sin ir a visitarlos.

Aunque físicamente no se notaban los efectos de tantos meses de consumir cocaína y speed. Emocionalmente, tenía un terrible mal humor cuando no consumía y su entorno lo notaba, pero no decía nada porque no tenían idea de lo que pasaba en realidad.

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