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Depresión


Enviado por   •  15 de Mayo de 2014  •  2.034 Palabras (9 Páginas)  •  152 Visitas

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INTRODUCCION

En Nuestros días es un hecho indiscutible que niños y niñas pueden tener depresión. Estadísticas nacionales revelan que entre un 4 y un 6 por ciento de la población infantil ha desarrollado algún grado de depresión que se refleja en un conjunto de síntomas que por su cantidad, intensidad y duración, incide en el desarrollo normal de los niños.

Nos encontramos en la actualidad con niños que sufren trastornos psíquicos encubiertos, algunos de ellos son los llamados cuadros de depresión infantil con diferentes grados de severidad. Para que exista depresión, primero el niño tiene que haber conseguido la función psíquica de la tristeza.

Pero detectar una depresión infantil no es fácil. Primero, porque la forma en que la depresión se manifiesta depende de la etapa de desarrollo, ya que puede aparecer en todas las edades. Un niño pequeño, por ejemplo, no podrá verbalizar qué lo molesta o le da problema y se expresará mayormente a través de conductas de hiperactividad o retraimiento. En cambio, un niño más grande podrá, a través de sus expresiones, dar pistas más claras de lo que vive.

Sin embargo, quienes pueden alertar mejor de una depresión infantil son los adultos más cercanos y significativos a los niños: padres y profesores. Por eso habrá que prestar atención a ciertos comportamientos que persisten e interfiere con su desenvolvimiento normal y no dejarse llevar por mitos como que "los niños no entienden", "no les afecta" o "se les pasa con el tiempo".

Las pautas generales para diagnosticar depresión infantil o percatarse de los posibles síntomas son la presencia de estados de ánimo caracterizados por la tristeza, el retraimiento o la irritabilidad, y al menos tres de los siguientes síntomas:

Afecta diferentes aspectos (niveles cognitivo, afectivo, motriz).Afecta los estados de ánimo: el niño se siente triste, llora con facilidad, es incapaz de disfrutar las cosas que antes sí disfrutaba, pérdida de interés por actividades usuales. En el aspecto cognitivo apreciamos que su cognición, sus pensamientos, están distorsionados; se altera la capacidad de comprensión y de atención. En el aspecto psicomotor: se cansan sin motivo y su nivel de actividad desciende mucho o por el contrario son hiperactivos. Se perciben también aspectos psicosomáticos: alteración del sueño, en el comer, pérdida de apetito, pérdida de peso; o aumento del apetito y ganancia de peso, cefaleas, vómitos, dolores abdominales. Tendencia constante a descalificarse (soy tonto, no sirvo) Desmotivación (no valgo la pena), falta de fuerzas (no puedo), autocrítica y desvalorización (no valgo)

Deterioro en los estudios, concentración deficiente y ausencias frecuentes de la escuela, aislamiento social, comunicación pobre, problemas para relacionarse, pierde el interés por los juegos preferidos y por la escuela, se aleja de sus amigos y de la familia.

Hablar de o tratar de escaparse de la casa, pensamientos o expresiones suicidas o actuaciones autodestructivas.

Se comporta de una manera agresiva, sufre ataques de rabia u hostilidad persistente, se irrita o sensibiliza frente a pequeñas frustraciones, montando rabietas o berrinches con más facilidad.

Alta sensibilidad al fracaso y al rechazo.

Quejas frecuentes de enfermedades físicas, p. ej. dolor de cabeza o de estómago. Elige "finales tristes" para sus cuentos y representaciones. Sufre una regresión, hablando como un bebé u orinándose en la cama

Durante años se consideró que este trastorno del estado de ánimo no era propio de niños; sin embargo, se ha observado que incluso en los primeros meses de vida puede presentarse la depresión.

Con niños de hasta tres años, las señales para preocuparse empiezan cuando estos parecen tristes o decaídos, aun cuando se les están consolando. Pueden, incluso, que se apeguen desesperadamente a quien se ocupa de ellos o que dejen de comunicarse.

La depresión en estos niños está casi siempre conectada con el cambio o pérdida de la persona responsable de su cuidado, o cuando quien les cuida no es capaz de responder a sus necesidades. Lo primero que hay que decir es que cada niño es único en su forma de ser. Hay que conocer muy bien al niño y saber lo que es realmente normal en su comportamiento. No hay que apresurarse a sacar conclusiones. Si estos síntomas duran por lo menos dos semanas, podemos estar en presencia de una depresión infantil.

QUÉ HACER EN ESTOS CASOS:

No ignorar los síntomas de depresión, Dar más atención de la normal al niño. Jugar con él ya que así le será más fácil hablar sobre sus problemas. Leerle libros infantiles con temas relacionados, dibujar, pintar, construir un puzzle con el niño. Dedicarle un momento especial y único y así, crear un ambiente más cercano y de confianza.

Hacer preguntas y estar atento a las "pistas" Un niño en edad de escolarización primaria puede llegar a decir "soy tonto". No se trata simplemente de apoyarlos diciéndoles que no lo son; hay que preguntarles porqué piensa que es así, si pasó algo en la escuela, etc. El niño podrá contestar diciendo que todo es una porquería. Y entonces habrá que preguntarle qué es lo que le parece malo. Lo importante es indagar sobre lo que piensa el niño. El niño necesita de atención, necesita sentir que el interés también se centra en él. Establezca y mantenga las rutinas. El niño necesita sentirse regido por una disciplina. Se sienten colaboradores y partícipes cuando se establece un horario para cada actividad. Los "limites" los piden ellos. De esta forma le estaremos diciendo al niño que los problemas no son culpa de ellos, que todo continúa como antes y que él es importante.

Estar atento por si el niño tiene estrés. Es necesario reevaluar el calendario diario de actividades del niño. Pregúntele si no está haciendo demasiadas cosas. Si no se está sobrecargando de actividades. Puede que el niño se siente cansado y estresado.

Tranquilizarlo. Nada mejor que mimarlos y a la vez averiguar sobre su rutina. Estar pendiente sobre el tipo de comida que más le gusta, si duerme toda la noche, si necesita de nuevas actividades y rutinas.

Buscar tratamiento médico. Si el niño ha sobrepasado el límite de la normalidad, habrá que buscar ayuda y apoyo médico. El diagnóstico y tratamiento temprano de la depresión son esenciales para los niños deprimidos.

El Modelo Biológico y el Modelo Psicológico:

A lo largo de la historia

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