Desarrollo Y Crecimiento
lelena196213 de Marzo de 2013
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INTRODUCCIÓN
Quizás la tarea más importante de la adolescencia consiste en la búsqueda (o más bien la construcción) de la propia identidad; es decir, la respuesta a la pregunta "quién soy en realidad". Los adolescentes necesitan desarrollar sus propios valores, opiniones e intereses y no sólo limitarse a repetir los de sus padres. Han de descubrir lo que pueden hacer y sentirse orgullosos de sus logros. Desean sentirse amados y respetados por lo que son, y para eso han de saber primero quienes son.
El niño logra su identidad mediante un proceso de identificación con los demás, haciendo suyos los valores e ideas de otros. Los adolescentes, en cambio, han de formar su propia identidad y ser ellos mismos. Uno de los aspectos más importantes de esta búsqueda de identidad consiste en decidir que profesión o carrera desean tener. La confusión de la identidad típica de la adolescencia, los lleva a agruparse entre ellos y a no tolerar bien las diferencias, como mecanismos de defensa ante dicha confusión. A veces también muestran su confusión actuando de maneras más infantiles e irresponsables para evitar resolver conflictos o actuando de manera impulsiva y sin sentido.
BUSQUEDA DE LA IDENTIDAD
ASPECTOS SOCIALES DEL DESARROLLO DE LA PERSONALIDAD EN LA ADOLESCENCIA
La Búsqueda de la Identidad
Qué es el proceso de identificación?
Si recurrimos a un diccionario del ámbito psicológico, nos da estas acepciones respecto al término, ya que es de uso común:
A. “Acción de identificarse”: reconocer como idéntico; cuando se reconoce un objeto perteneciente a determinada clase o cuando una clase de hechos es asimilable a otra.
B. Acto en virtud del cual un individuo se vuelve idéntico a otro, o dos seres se vuelven idénticos, ya sea en pensamiento o de hecho.
Pero da una tercera acepción dentro del ámbito psicoanalítico, donde el término adquiere otra profundidad, y en ese sentido “identificarse”, constituye una serie de conceptos psicológicos como imitación, empatía, simpatía, contagio mental, proyección.
Realmente la identificación en sí es un mecanismo central del desarrollo, en virtud del cual se constituye la personalidad del ser humano. El niño se forma a través de diversos contactos con sus padres, hermanos, maestros, amigos de él y de su familia, así como otras personas que conoce a lo largo de su vida. Se trata de un proceso de pluridentificaciones.
Llegada la adolescencia, el proceso de identificación tiene diversas etapas y manifestaciones. Podemos decir, en forma muy resumida, que el sujeto va de un yo plenamente unido e identificado con los padres y pasa a través de una pertinaz maduración psicofisiológica, que lo lleva a alejarse de ellos, para pararse en sus propios pies y ser un individuo autónomo.
Por ello el proceso de identificación transita por una etapa de decepción y alejamiento de los padres y todo lo que éstos representan, con un afán de decir: “no soy tú, no soy como tú, yo soy yo”.
En este momento el niño/joven busca nuevos modelos, muchas veces contrarios a sus padres, para buscar a quién parecerse, en una búsqueda propia y volitiva: ya no son “los padres que me tocaron”, sino los modelos que busco y elijo por mí mismo.
En las primeras etapas de este proceso adolescente, es común la búsqueda de personas del mismo sexo que se toman como ideales, ya sean maestros o personas mayores que ejercen una especie de puente, para pasar de los padres a otras figuras de autoridad.
Los grupos de amigos juegan un papel primordial en esta necesidad de unirse a otros y compartir con los semejantes, preocupaciones, inseguridades, contrastar y matizar nuevas formas de pensar. Recordemos que en la adolescencia los chicos deben asimilar cambios en su cuerpo y en sus sensaciones y pensamientos, y suelen encontrar en los amigos lazos amistosos que los hace más fuertes, y que son el enganche para poder transitar de la infancia a la madurez.
En estos grupos se forma una especie de ideología grupal, que todos deben compartir para poder pertenecer a la pandilla: desarrollan lenguajes propios, adoptan formas idénticas de vestir, acicalarse, adornarse y peinarse y eligen personajes que son modelos y en los cuales basan sus procesos de identificación.
La adolescencia es la etapa en la que la crisis evolutiva primordial consiste en la búsqueda de la identidad. Para el varón, la identidad adulta se define en gran medida en relación con la actividad laboral ("soy médico"). En consecuencia, la adolescencia y la identidad en aumento se convierten en una preparación para esta identidad adulta ("tengo que escoger asignaturas de ciencias y tomarme en serio los estudios para llegar a ser médico").
Sin embargo, parece que este proceso es muy distinto para la adolescente. Tradicionalmente, las chicas no prevén que el trabajo fuera de casa pueda constituir para ellas una importante raíz de su identidad. Incluso hoy día, muchas universitarias dicen a menudo que se preparan para ser profesoras o trabajadoras sociales, pero no porque quieran educar las mentes de los jóvenes o porque deseen hacer buenas obras en beneficio de la humanidad, sino porque "tendrán algo a lo que recurrir" (en caso de quedarse viudas de forma imprevista o de divorcio). No consideran que el trabajo o la ocupación constituyan una fuente importante de su identidad. Por el contrario, la prioridad fundamental sigue siendo la familia y la principal fuente de identidad es el marido y, más adelante, los hijos, es decir, el papel de esposa y madre. El hombre se ve a sí mismo como médico; la mujer se ve a sí misma como la esposa del médico.
Las mujeres jóvenes de hoy día hablan de tener una carrera, pero bajando a los detalles, sus expectativas vitales siguen siendo tan tradicionales que concuerdan con la de tener un puesto de trabajo, pero no una carrera. Muchas mujeres planean interrupciones importantes de su trabajo, y eso puede hacerse con un puesto de trabajo, pero, por regla general, no es posible con una carrera.
En el período final de la adolescencia, cuando el varón lucha por desarrollar una identidad adulta, vemos que las mujeres posponen la formación de su identidad, tratando de mantener una identidad flexible que pueda adaptarse al aún desconocido esposo. La formación de una identidad característica podría impedir el matrimonio de la chica. Por ejemplo, una muchacha puede decidir convertirse en la mejor física nuclear del mundo. Pero, si más tarde encuentra al hombre de sus sueños, con la única salvedad de que él no piensa casarse con la mejor física nuclear del mundo, puede acabar con la perspectiva de un buen matrimonio para ella. Esta es una especie de preparación para las contingencias para describir este fenómeno.
Aunque la evolución puede ser muy semejante en mujeres y hombres durante la primera infancia y la niñez, la adolescencia supone una importante divergencia. Para la chica, las expectativas cambian de repente y entran en conflicto: el éxito no se recompensa como antes; se le exige la feminidad, y éxito y feminidad se consideran incompatibles, creando en ellas un doble vínculo o ambivalencia. Más tarde, en la adolescencia, la formación de la identidad se convierte en un proceso clave, pero las contingencias son tales que puede no realizarse en esta etapa, sino que se posponen
Hoy en día los adolescentes, en la búsqueda de su identidad, transcurren por el estrecho túnel de los estereotipos ofrecidos por los medios de comunicación y que les dan alternativas limitadas de vida.
La consolidación de la propia identidad es una etapa normal por la que pasa cualquier niño al llegar a la adolescencia, cuando inicia la búsqueda de su propia esencia: saber quién es, cómo es y qué quiere hacer.
En esa búsqueda juegan muchas respuestas importantes de la vida que lo impulsan a buscar nuevas alternativas: por qué soy como soy, cuál ha sido mi experiencia, qué quiero preservar de mi historia, en qué me parezco a mis padres y de eso qué tengo en común con ellos, qué es lo que realmente quiero conservar.
Cada adolescente tiene ante sí esta tarea primordial: padres y maestros pueden ayudar ofreciéndole alternativas y ejemplos, pero es cada uno, con base en sus tenencias, inclinaciones, anhelos y experiencias personales y de su grupo de amigos, quien determina cuáles son sus modelos a seguir.
Actualmente los medios de comunicación —principalmente la televisión, el cine y la publicidad— conjugan elementos ideológicos y comerciales para ofrecer valores, modelos y tipos ideales tanto para hombres como para mujeres, con los cuales muchos adolescentes se comparan y tratan de imitar, siendo estos estereotipos los que están contribuyendo a formar la imagen e identidad de las nuevas generaciones.
Es vital conocer el grupo de amigos de los adolescentes, pues combinan ideas e ideales con prácticas de consumo (que pueden incluir drogas o alcohol), sus lazos afectivos son muy estrechos, buscan yse afanan en actividades comunes que todo el grupo comparte, para seguir perteneciendo a éste.
En muchas y deseadas ocasiones los modelos suelen ser deportistas, jugadores de fútbol o ídolos que han realizado hazañas deportivas y que impulsan a chicos y chicas a buscar actividades similares y tener logros en esos campos.
Otras veces son cantantes de moda, actores, actrices, locutores, etcétera, modelos estereotipados presentados por los medios de comunicación , que deben ser observados por padres y educadores para
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