Desercion
luis2226 de Mayo de 2013
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En relación a las diferencias por género, Perú muestra una tasa del 19% para los niños y de 22% para las niñas, dentro del promedio latinoamericano. Por su parte, Chile no presenta diferencia de género y, además, muestra la tasa de deserción más baja de salida en la región (14%). No obstante, un hecho curioso es que los países caribeños además de Uruguay y Venezuela, presentan una inequidad que desfavorece a los niños. Si se compararan las brechas por género y las brechas por área de residencia, se podrían observar dos aspectos importantes. El primero de ellos se refiere a que en las zonas urbanas las tasas de deserción siempre son más bajas que en las zonas rurales. Los malos resultados en las áreas rurales se pueden atribuir a la geografía (poblaciones lejanas y dispersas) o al hecho que los niños presentan obstáculos para su progreso escolar lo cual se traduce en repitencia y deserción.
El segundo aspecto es que en donde las brechas por área de residencia son más bajas, las tasas de salida de los hombres son mayores que de las mujeres. De acuerdo con el informe de la CEPAL, con excepción de Chile, México, Bolivia Guatemala, y Perú, los demás países muestran una situación desfavorable para los hombres. Esto se debe a que la segunda meta del milenio relacionada a cerrar las brechas de género se ha convertido en una realidad en Latinoamérica. Asimismo, ya en la educación secundaria, los niños, especialmente en hogares de bajos ingresos, desertan más porque, tanto por razones de mercado como por costumbristas, son los que tempranamente salen a buscar un empleo que ayude a la economía familiar. Por ello, ya en el ciclo secundario, las políticas a implementar deben estar dirigidas a otorgar incentivos a fin de cubrir dicho costo de oportunidad de entrar a la fuerza laboral, y que condicionen a los hogares a mandar a sus hijos a la escuela y a un buen desempeño.
1.1.2. LA DESERCIÓN EN EL PERÚ
La deserción en nuestro país afecta principalmente a los estudiantes del nivel secundario y ha sido un tema analizado por. Alarcón (1995) y Fernández y Rosales (1990) quienes desarrollaron una importante primera aproximación en los noventas. Alarcón (1995), se basó en el Censo Nacional de 1993 para realizar un análisis descriptivo y multivariado de la deserción en el Perú. Usando como variable dependiente la tasa de deserción de los niños entre 6 y 14 años en 188 provincias, el autor encuentra que las variables más importantes que explican el problema son: la proporción de personas que viven en áreas rurales, la proporción de niños entre 6 y 12 años que no se encuentran matriculados, la proporción de niños entre 5 y 14 años que no tienen como lengua maternal el español y la proporción de madres que no han completado cierto nivel de educación. Por su parte, Fernández y Rosales (1990) también analizaron de manera descriptiva el problema en cada uno de los 24 departamentos.
A su vez, Jacoby (1994) encuentra que los niños de hogares con menores ingresos, con menos tenencia de activos durables, que tienen hermanos menores y responsabilidades de cuidado sobre ellos presentan una probabilidad mayor de dejar la escuela de manera temprana. Asimismo, Cueto y Chinen (2000) encuentran que para escuelas rurales de la zona altoandina del Perú, el programa de Desayunos Escolares ha contribuido a la reducción de las tasas de deserción entre 1995 y 1998.
El estudio hace referencia entre la relación de un buen alimento y la disminución de la morbilidad de los niños, la cual se traduce en mayor asistencia de éstos en la escuela. No obstante, como ya se mencionó líneas arriba, el fenómeno de la deserción no se refiere a un evento temporal, como por ejemplo alguna enfermedad, sino más bien a un evento crónico. Es por ello que no se debe considerar desertor a los niños que se enferman de manera temporal. En su lugar, se podría pensar que la reducción de las tasas de deserción se debe a que las familias que se benefician del programa de Desayunos Escolares lo perciban como una transferencia que contribuye a la disminución de costos dentro del hogar.
Por su parte, Alcázar (2001), sobre la base de encuestas, analiza para diversos países de América Latina los determinantes de la asistencia escolar y la de la decisión de trabajar de niños provenientes de zonas rurales. Los autores encuentran que la mayor proporción de jóvenes que trabajan, independientemente si combinan dicho tiempo con el estudio o no, son residentes de zonas rurales, mientras que en las zonas urbanas, los jóvenes que trabajan son menos pero lo hacen por más horas y, por lo tanto, tienen menos oportunidad de combinarlo con el estudio. La razón por la cual los jóvenes de las zonas rurales sustituyen estudio por trabajo es porque las familias rurales sufren de restricciones financieras y el costo de enviar a los niños a la escuela se eleva, sobre todo en zonas agrícolas y en temporadas de cosecha y siembra.
Asimismo, Alcázar y Valdivia (2005) sobre la base de un estudio cualitativo encuentran que el 50% de los encuestados, tanto en la Encuesta Nacional de Hogares 2003 como en la encuesta recogida por ellos, toman la decisión de salir del colegio por falta de dinero y necesidad de trabajar.
Rodríguez (1999) hace referencia al género del desertor y encuentra que las tasas de asistencia no presentan diferencia alguna, mientras que por área de residencia las brechas se agravan, siendo los más perjudicados los niños que viven en zonas rurales. Dichas diferencias son explicadas en parte por la falta de oferta a nivel de secundaria, así como por el incremento del costo de oportunidad de las familias de enviar a sus hijos a la escuela. Asimismo, señala que el atraso se incrementa en grados superiores, en el ámbito rural y en centros educativos de gestión pública. Así pues, ante el aumento del costo de oportunidad de mantener al niño en la escuela y un menor rendimiento, se presenta como opción el retiro parcial o total de parte de los niños, incrementándose la tasa de deserción. Finalmente, y sobre todo en un contexto en donde en el Perú se han venido aplicando políticas desde el lado de la oferta, Cueto y Rodríguez (2003) comprueban "嬡 importancia que tienen los factores ajenos a la escuelas, entre los cuales algunos no pueden ser modificados con políticas educativas exclusivamente (por ejemplo, nivel socioeconómico de la familia, disponibilidad de ambiente adecuado de estudio y presencia de la madre, entre otros).
En la década de los noventas, las tasas brutas de matrícula en el Perú se incrementaron como consecuencia de la universalización de la educación, proceso que comenzó en los ochentas. Asimismo, la mayor estabilidad económica trajo consigo mejoras en los ingresos de los hogares, recuperación del presupuesto público en educación y un shock de oferta caracterizado básicamente por la construcción de numerosas escuelas públicas, factores que ayudaron a la consolidación de la mayor asistencia a las escuelas. Sin embargo, en contraste el buen desempeño mostrado por los indicadores mencionados, aún cuando Perú lo hizo mejor que sus pares latinoamericanos, el logro escolar, las tasas de repitencia y la deserción escolar no mostraron mejoría. Por un lado, la mayor oferta educativa no ha ido de la mano con la calidad de ésta Una muestra de ello es que Perú se encuentra relegado en los últimos lugares de América Latina en el último examen PISA. Por otro lado, las necesidades presentes y las restricciones al crédito de las familias más pobres inducen a los padres a retirar a sus hijos del colegio a fin de que apoyen a la economía familiar.
En este contexto, puesto que existe literatura acerca de logro escolar, explorando aspectos tanto de oferta como de demanda, el presente protocolo desea focalizar su esfuerzo en el análisis de la deserción escolar en uno de los distritos rurales fronterizos de la región Piura, localizado en la provincia de Sullana, como es, Lancones, entendiendo ésta como el resultado de un proceso optimizador de los padres sujetos a las restricciones económicas existentes en el ambiente en el que se desempeñan. Aún cuando el rendimiento, la repitencia, el atraso y la deserción son fenómenos estrechamente relacionados, la dinámica de la deserción se encuentra poco estudiada en nuestra región y provincia. Más aún, si se valora el hecho que los alumnos se mantengan en las escuelas, independientemente de su rendimiento, debería tener mayor atención el que algunos niños trunquen su educación en cierto momento de su vida escolar y nunca regresen, que aquellos que la terminan. La situación se agrava al saber que son los niños que más necesitan de educación los más propensos a dejar la escuela. Es decir, aquellos quienes provienen de familias con una baja productividad, resultado de un bajo nivel educativo, presentan restricciones económicas y crediticias en el presente impidiéndoles mantenerse en la escuela y, como consecuencia, desarrollándose una especie de transmisión intergeneracional de restricciones y exclusión.
De acuerdo con el Ministerio de Educación, la tasa neta de matrícula para el 2003 es 93% y 70% en educación primaria y secundaria, respectivamente. Asimismo, el 3.9% de los alumnos han desertado el colegio en primaria y 6.8%, en secundaria y sólo el 24% retorna al año siguiente. Aproximadamente, el 80% de los desertores provienen de hogares cuyos padres alcanzan a lo más completar la educación primaria. Ahora bien, es la restricción económica uno de los factores más reconocidos como determinante para que el niño deje la escuela. Dicho evento trae como consecuencia
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