EMOCIONES Y SUS DIMENSIONES
12345893 de Marzo de 2013
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Una manera simple de presentar la emoción nos llevaría a decir que son experiencias psicobiológicas que intervienen en el modo de afrontamiento de ciertos estímulos internos o externos. De hecho, todos podemos reconocernos en la primera parte de la frase anterior. Todos tenemos el recuerdo de haber sentido o experimentado una emoción en distintos momentos. Aunque sentimientos y emoción no sea lo mismo, somos capaces de identificar aspectos psicológicos de una emoción (la tristeza) acompañados de manifestaciones biológicas (como las lágrimas, por ejemplo).
La segunda parte de la primera frase apunta a que las emociones desempeñan un papel, contribuyen en distinto grado a definir unas pautas de conducta ante diferentes entornos internos o externos. Son en este sentido protagonistas de nuestro comportamiento, intervienen en aspectos importantes del mismo y contribuyen a nuestra toma de decisiones. De hecho, durante los últimos años, se ha producido un auge de la consideración de la importancia de las emociones en nuestros actos. De ahí el auge del calificativo emocional: no existen solamente emociones, sino que las emociones están en todo, existe inteligencia emocional, comunicación emocional, enseñanza emocional,…
De hecho, la facilidad para reconocer las emociones se debe a su carácter multidimensional, a que presentan múltiples facetas. Las emociones incorporan experiencias subjetivas con manifestaciones fisiológicas o biológicas. Pero también, cuenta con una funcionalidad, un propósito, y una clara dimensión social.
• El hecho que las emociones nos hagan sentir bien alegría o irritación, por ejemplo, muestra que cuentan con un contenido de sentimientos subjetivos.
• Intuimos que alguien tiene emociones o se encuentra en determinado estado emocional porque observamos que está llorando o porque su cuerpo adquiere determinada postura para adaptarse a la situación. Esto es, reconocemos en las emociones un conjunto de reacciones biológicas. Si realizásemos un análisis clínico comprobaríamos la amplitud de estas reacciones fisiológicas, en términos hormonales, por ejemplo.
• Asimismo, las emociones, al ser mecanismos de afrontamiento o participar de modo significativos en ello, cuentan con un propósito o una funcionalidad. Determinadas emociones, como la ira, nos guían, propulsan o favorecen la realización de un conjunto de acciones que de otro modo no llevaríamos a cabo o lo haríamos como menos dinamismo, estusiamos y perseverancia.
• Por último, en muchas ocasiones no podemos esconder nuestras emociones, estas se comunican a nuestro entorno. De modo que son fenómenos sociales que cumplen una función comunicativa.
Como mecanismo comunicativo, la emoción no solamente se dirige a los demás o a nuestro entorno. También nos proporciona información a nosotros mismos. Las emociones sirven de sistema de lectura de la situación actual para indicarnos cuán bien o mal están produciéndose los acontecimientos. La alegría no impulsa a continuar hacia la meta que nos hemos propuesto y hacia la inclusión social; en cambio, la aflicción no transmite un sentimiento de fracaso, de pérdida o de equivoco. Interpretamos nuestro entorno inmediato y futuro a la luz de las emociones que nos invaden; y, a partir de ello, seguimos con nuestros planes porque “sabemos” o “sentimos una saber” de que estamos en el buen camino, o por el contrario, modificamos nuestras decisiones porque “concluimos” a partir de las emociones que estamos en un callejón sin salida.
De este modo, se traza una relación entre motivación y emoción. Además, esta relación se extiende al vigor que las emociones aportan a nuestro comportamiento al movilizar recursos biológicos y psicológicos para alcanzar el logro o el fracaso. Nuestras emociones pueden fortificar nuestras intenciones y dotarlas de un impulso continuado. Pero también pueden conducirnos a un sentimiento de incapacidad adquirida que nos paraliza y nos conduce al abandono y a renunciar a cualquier acción o pretensión de mejora. Nuestra experiencia emocional nos lleva a concluir que no podemos hacer nada para cambiar la situación.
Llegados a este extremos, podemos preguntarnos si es posible hacer algo con nuestras emociones para que nos fortifiquen y nos favorezcan el logro de nuestros propósitos y nuestro bienestar, al tiempo que adquiramos la destreza de reducir al máximo el sentimiento de incapacidad adquirida. Para responder a ello, requerimos valorar, en una próxima entrada, cómo se originan las emociones.
DIMENSIONES EMOCIONALES DE LA PERSONALIDAD
ANÁLISIS DE LAS EMOCIONES
Durante los últimos años, la emoción se ha convertido en un campo importante al que se le está dotando de un cuerpo de teoría y al mismo tiempo de una conjunto de datos experimentales.
Preguntándonos qué hay que entender por emoción, se ha producido un debate que se p uede resumir en un doble punto de vista: aristotélico y el jamesiano.
• aristotélico: suponía una concepción de emoción como una forma de concebir una determinada situación dominada por un deseo de venganza
• jamesiano: establecía que la emoción es una reacción fisiológica y su acompañante sensorial que es el sentimiento
Estas dos posiciones comparten la observación de que la agitación física y mental, con frecuencia o bien casi siempre se acompaña de experiencias emocionales. En ese sentido la emoción es entendida primaria y exclusivamente como un sentimiento que nos ocurre, que pude durar un determinado período de tiempo y que puede tener una localización corporal específica.
Sin embargo, estas dos posiciones que podían entenderse como Teorías Sensación y Teorías Fisiológicas, se distinguen en que las primeras (T.S.) sólo están interesadas en psicología de la emoción, es decir, cómo personas experimentan sus emociones, mientras que las segundas (T.F.) están interesadas en esa cuestión sólo secundariamente poque buscan las bases fisiológicas de la experiencia emocional. Mientras ese doble conceptualización clásica que colocan a la experiancia subjetiva en componente central de la emoción, hay otros planteamientos que tienen que ver con: Conductismo, Filosofía y Cognitivismo.
Los conductistas rehuyen la idea de que la conducta expresa algún fenómeno emocional interno o privado y apunta que la conducta y la disposición a comportarse constituyen realmente la emoción misma. Es por tanto la conducta observable y no la experiencia privada lo que constituye lo principal.
Otras concepciones se han centrado sobre los aspectos valorativos de las emociones, procede de concepciones filosóficas. Algunos teóricos de las emociones como creencias o juicios de valor inexpresables, otros como percepciones de valor al estilo de cómo percibimos colores y sonidos, mientras otros plantean que las emociones son sensaciones placenteras o desagradables.
Todos ellos tienen un punto en común, considera que las emociones se encuentran intencionalmente dirigidas hacia los objetos del mundo y en lugar de considerarlas como reacciones ciegas e irracionales, son considerados como fenómenos mentales que complementan a la razón, que nos conduce en el mundo de los valores estéticos morales y religiosos.
Según el cognitivismo, las emociones son total o parcialmente cogniciones, es decir, dependen lógica o casuales de éstas. La cognición no es entendida como un acto de conocimiento sino que puede referirse a la interpretación de una cosa o un estado de hechos.
La ventaja de estas teorías es que nos posibilita la realización de un análisis racional de las emociones, si bien, con su aportación se ha abierto en torno a las siguientes cuestiones:
• ¿es la cognición causalmente necesaria para que exista una emoción?
• ¿es la cognición lógicamente necesaria para que exista una emoción?
• ¿es la cognición una misma emoción?
Las emociones son fenómenos complejos difíciles de analizar en la medida en que se plantea si son sentimientos, sensaciones, etc. No hay punto de vista unánime.
LEYES DE LA EMOCIÓN
Se pueden albergar reservas a priori porque emociones se consideran los fenómenos psicológicos más idiosincráticos/singulares (diferente de nomotético).
Por más que hablar de las leyes de la emoción nos estamos refiriendo a regularidades empíricas, sin embargo, hay que decir que se basa en mecanismo que no son de naturaleza voluntaria y que sólo parcialmente están bajo el control de la voluntad.
Además, no todas las leyes de la emoción están igualmente bien establecidas,en ese sentido, el enumerarlas, es en gran medida un programa de investigación en el que se está moviendo la P.P.
Las leyes son:
1. LEY DEL SIGNIFICADO SITUACIONAL
“Las emociones surgen como respuesta a las estructuras de significado de determinadas situaciones . diferentes emociones surgen en respuesta a diferentes estructuras de significado”, es decir, las emociones surgen como una respuesta a sucesos importantes para el individuo y cuya importancia, ésta, evalúa de algún modo.
Lo que cuenta son los significados y su evaluación y no los sucesos como tal; por ejemplo: la pérdida de un ser querido puede verse como algo natural y por tanto resignarse en vez de duelo por algo inesperado.
La esencia de esta ley fue anticipada por Lazarus (1962) y cada vez se están acumulando más datos que nos indican que se trata de una ley válida.
2. LEY DEL INTERÉS
“Las emociones surgen como respuesta a sucesos
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