EN EL DEBATE MUNDIAL SOBRE VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS QUÉ POSICIÓN CIENTÍFICA Y ÉTICA DEBE ASUMIRSE
yenisitamaloTesis15 de Octubre de 2012
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INTRODUCCIÓN
Durante 1999 y en los primeros meses del año 2000, el debate mediático referente a los aspectos socioeconómicos, e incluso políticos, de las ventajas e inconvenientes de los alimentos modificados genéticamente (AMG) se ha intensificado notablemente y, muy probablemente, continuará haciéndolo en el futuro inmediato.
Sin embargo, en la comunidad científica, salvo excepciones, no parece existir análogo interés al generado en determinadas esferas sociales y en los medios de comunicación generales. En concreto, pese a la indudable trascendencia del tema, el número de estudios sobre los riesgos toxicológicos del potencial consumo humano de los AMG difundidos a través de revistas científicas, bien de contenidos generales o bien especializadas, parece ser muy pequeño.
¿EN EL DEBATE MUNDIAL SOBRE VENTAJAS Y DESVENTAJAS DE LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS QUÉ POSICIÓN CIENTÍFICA Y ÉTICA DEBE ASUMIRSE?
El derecho a poder elegir el modelo de producción y consumo de alimentos de los agricultore/as y de la población consumidora constituye el elemento democrático que subyace todo el debate surgido acerca del empleo de los OMG en la agricultura y la alimentación. El debate de los transgénicos no es sólo un debate de la ciencia. El derecho a intervenir en las elecciones tecnocientíficas de la sociedad es fundamental. La clase científica es una parte importante del debate y la sociedad en su conjunto es además quien debe tomar las decisiones que afectan a la agricultura, la alimentación, las aplicaciones de los transgénicos y el derecho a producir y consumir en libertad.
POSICIÓN DE GREENPEACE A LA BIOTECNOLOGÍA Greenpeace no se opone a la biotecnología. Incluso no se opone a las aplicaciones de las técnologías del ADN recombinante, siempre y cuando se realicen en ambientes confinados y con fines de investigación médica y sin interacción con el medio. A pesar del gran potencial que tiene la biología molecular para entender la naturaleza y desarrollar la investigación médica, esto no puede ser utilizado como justificación para convertir el medio ambiente en un gigantesco experimento con intereses comerciales.
Greenpeace se opone a la liberación de OMG al medio ambiente (como, por ejemplo, el cultivo o la liberación de peces al mar) debido a las implicaciones ambientales, sanitarias y socioeconómicas.
EL RECHAZO DE LA COMUNIDAD CIENTÍFICA A LOS CULTIVOS TRANSGÉNICOS
Cada vez más datos científicos confirman los riesgos para la salud y para el medio ambiente de los Organismos Modificados Genéticamente (OMG) y de los agrotóxicos asociados a su cultivo; más de una década de cultivo en España ha demostrado además sus graves efectos socioeconómicos. Además, se incumplen las normas Europeas que garantizarían al menos cierta transparencia. Por ejemplo, los Registros Públicos, la trazabilidad y el etiquetado no se aplican en la realidad, con la consecuente negación del derecho a elegir de las consumidoras y los consumidores.
Hoy más que nunca es fundamental poner sobre la mesa los argumentos científicos disponibles para que la sociedad civil y los responsables políticos escuchen otras voces. Por eso, desde distintos colectivos se han organizado iniciativas como las Jornadas Científicas Internacionales sobre Transgénicos celebradas en Madrid.
Existen biotecnologías alternativas a los transgénicos, más baratas y seguras, como es la
Selección Asistida por Marcadores (SAM). No implica la transferencia de secuencias genéticas aisladas, como la ingeniería genética, sino que ofrece herramientas para seleccionar de manera dirigida el material vegetal existente, facilitando el proceso de mejora vegetal. La SAM no sustituye a la mejora vegetal tradicional, pero puede ayudar a hacerla más eficiente. Se trata de mejora vegetal tradicional ayudada por técnicas moleculares.
El futuro de la agricultura y la ganadería pasa por una agricultura moderna que se relacione con la naturaleza y con la gente. Una agricultura verdaderamente sostenible, social y ambientalmente, en la que está prohibida la utilización de agrotóxicos y de transgénicos; que, contrariamente a la agricultura industrial, no se desarrolle en detrimento del medio ambiente.
POSICION ETICA ACERCA DE LOS TRASGENICOS
El debate alrededor de los transgénicos está dominado por dos posiciones extremas y antagónicas. La una a favor y la otra en contra. Unos desean entrar a saco al mundo transgénico, sin que planifiquemos sus consecuencias, y otros hasta se niegan rotundamente a tocar en su puerta. Mientras mantengamos el debate solo entre los dos extremos opuestos, será estéril.
Quienes desean entrar a saco en el mundo transgénico olvidan un punto importante: la entropía. Esta opción induce al caos dentro de la información genética. La información genética fue un doloroso y atrevido proceso de tres mil millones de años; un proceso muchas veces fracasado, que produjo la biodiversidad, sobre cuyo orden descansa la posibilidad de existencia de la especie humana. Esta opción debe ser replanteada desde el punto de vista ético puesto que su origen es el desconocimiento del ecosistema, el cual cae, en última instancia, en una ética platónica, para la cual solo cuenta el ser humano.
Por el otro lado están aquéllos que se niegan a tocar la puerta del mundo transgénico, a los que es necesario hacerles caer en cuenta de lo siguiente: la única otra opción no es la de entrar a saco en el mundo transgénico, y los beneficios de los transgénicos en cuanto a la alimentación de la población humana son significativos, siendo el hambre la mácula mayor de la civilización actual. Esta perspectiva nace de una ética biologista o ecologista, que desconoce la cultura, por lo cual es una opción que también tiene reparos desde el punto de vista de la ética. Se trata, pues, de un reduccionismo.
Basado en estas dos opciones el debate divide a los especialistas, enerva a los entusiastas de ambos lados y deja muda a la opinión pública. ¿Cómo sacar el debate del estancamiento?
Lo primordial es entender la causa de esta polarización. En mi opinión surge debido a que, por lo general, los métodos de interpretación separan tajantemente el ecosistema de la cultura. Se colocan en la posición de que hay que escoger entre lo uno y lo otro. Quienes desean entrar a saco en el mundo transgénico privilegian la cultura. Los que se oponen radicalmente a los transgénicos se inclinan por el ecosistema. En el fondo del debate encontramos esta raíz. ¿Prima la cultura, lo cual nos conduce a estar a favor de los transgénicos? ¿O prima el ecosistema, lo cual nos induce a estar contra los transgénicos? Se trata de una falsa dicotomía.
La realidad es que la cultura se construyó, se construye y se construirá en una imbricación con las posibilidades que brinda el ecosistema. Sobre la transformación de la naturaleza, sobre la domesticación del ecosistema, que incluye la domesticación de la genética, se construye la cultura. Ecosistema y cultura no son dos mundos apartados. Al revés, se determinan entre sí.
Por eso, a diferencia de las éticas biologista y ecologista que niegan la cultura, y de la ética platónica que niega el ecosistema, una ética ambiental no niega ni el ecosistema ni la cultura. Por el contrario, ve en su relación la posibilidad de entenderlos ambos.
En cuanto al ecosistema, el ser humano ha domesticado gran parte de él. De tal manera que entender el ecosistema hoy en día pasa por investigar cómo funciona una vez intervenido por el ser humano. Las características del ecosistema, como su capacidad de carga, son distintas, aunque toda ética debe tener en cuenta que el límite de resistencia del ecosistema no varía. En cuanto a la cultura, ya he señalado que se construye en una imbricación dialéctica con el ecosistema. Pero la relación es aún más profunda.
La naturaleza nos arrojó fuera del ecosistema. Lentamente fue construyendo un cuerpo mamífero que pudiera manejar instrumentos. No solo instrumentos físicos, como lanzas o el Apolo XI, sino también instrumentos sociales, como la transmisión de la información, la distribución de tareas, de derechos y deberes, etcétera, e igualmente instrumentos simbólicos (conceptos, etcétera). La naturaleza durante millones de años construyó un mamífero capaz de no ser parte del ecosistema porque tiene un cuerpo hecho para adaptarse mediante una plataforma instrumental, constituida por los tres instrumentos ya señalados. ¿Cuáles atributos físicos colocó la naturaleza en esta especie que llamamos ser humano? Primero, el neoencéfalo, que es el único órgano en la naturaleza que nace abierto, con las dendritas esperando la información para cerrarse. Esta información es cultural. Segundo, la posición bípeda, que libera las manos del sistema de locomoción. Tercero, la mano prensil. Cuarto, el sistema audiofonético, pues sin palabra no hay posibilidad de manejar instrumentos físicos ni sociales y, quizá, simbólicos. Quinto, la vista estereoscópica, necesaria para el cazador pero no para el recolector. La relación, pues, entre ecosistema y cultura está en la raíz. Ambas fueron hechas por la naturaleza. Ambas son naturaleza.
Quizá mediante este breve desglose de la situación en que se encuentra el debate ético alrededor de los transgénicos podamos empezar a introducir nuevos elementos en la base de
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