ESTADIOS TEMPRANOS DEL COMPLEJO EDIPICO (1928)

ESTADIOS TEMPRANOS DEL COMPLEJO EDIPICO (1928)

El complejo de Edipo comienza a actuar más tempranos de lo que normalmente se supone.

Las tendencias edipicas son liberadas por la frustración que el niño experimenta con:

1-el destete y estas tendencias aparecen al final del primer año de vida y comienzo del segundo. (oral)

2- son reforzadas por las frustraciones anales sufridas durante el aprendizaje de hábitos higiénicos.  (anal)

3- la siguiente influencia determinante en los procesos mentales es la deferencia anatómica entre los sexos.  (genital)

El niño al tener que abandonar posición oral y anal por la genital pasa a los fines de penetración (activos) asociada con la posesión del pene. Cambia de posición libidinal y su fin pasa a ser activo. Retiene su primer objeto de amor (madre)

La niña: su fin es receptivo y es trasladado de la posición oral a la genital. Cambia su posición libidinal, pero retiene su fin que ya la había conducido a un desengaño en relación con la md.

El comienzo mismo de los deseos edipicos se conecta ya con incipiente miedo a la castración y sentimiento de culpa.

Por la clínica analítica de adultos y niños, estamos familiarizados de que los impulsos instintivos pregenitales se acompañan de sentimiento de culpa.

EL SENTIMIENTO DE CULPA SEGÚN M. KLEIN, ASOCIADO CON LAS FIJACIONES PREGENITALES ES EFECTO DIRECTO DEL COMPLEJO DE EDIPO.

Es resultado de la introyección de los objetos de amor edipicos. Es decir, el sentimiento de culpa es producto de la formación del super yo.

Por análisis de niños pequeños vemos que la estructura del super yo se origina en identificaciones de distintos periodos de la vida mental que son contradictorias en su naturaleza. (excesiva bondad y excesiva severidad)

Esto se puede pensar: en que un niño de un año, la ansiedad causada por el comienzo del conflicto edipico toma la forma de temor a ser devorado y destruido. El mismo niño desea destruir su objeto libidinal mordiéndolo devorándolo, lo que le provoca angustia, ya que el despertar de las tendencias edipicas es seguida por la introyección del objeto, el que se transforma en alguien de quien se debe esperar un castigo, entonces el niño tiene un castigo correspondiente a su ataque el SY se transforma en algo que muerde.

La conexión entre la formación del superyo y las fases pregenitales del desarrollo es muy importante desde dos puntos de vista

1. Sentimiento de culpa se vincula con las fases oral sádica y anal sádica (aun predominantes)
2. El superyo aparece cuando predominan estas fases por eso su sádica severidad.

Entonces se puede pensar que solamente por una fuerte REPRESION puede el YO aún muy débil, defenderse de un superyo tan amenazador.

Encontramos consecuencias de estar el yo tan poco desarrollado cuando es asediado por la aparición de las tendencias edipicas y la incipiente curiosidad sexual asociadas a ellas. El niño aun no desarrollado intelectualmente es invadido por interrogantes:  hay dos motivos de queja:

1. Encontramos en el inconsciente una cantidad abrumadora de interrogantes que solo en parte son cc, que aun así no pueden ser expresados en palabras, y permanecen sin contestación.
2. Otro reproche muy cercano a este, es que el niño no puede comprender las palabras por lo cual los interrogantes son de antes de la comprensión del lenguaje.

Estos dos motivos de queja hacen surgir un gran monto de odio en análisis y son la causa de muchas inhibiciones del impulso epistemofilico (curiosidad) (la curiosidad que se muestra más abiertamente más tarde,4 o 5 años, no es el principio sino la culminación de esta fase de desarrollo según M.Klein )

El temprano sentimiento de no saber se une al sentimiento de ser incapaz que resulta de situación edipicos. El niño siente esta frustración mas agudamente porque no sabe nada definido de los procesos sexuales. El complejo de castración es acentuado por este sentimiento de ignorancia en ambos sexos.

La temprana conexión entre el impulso epistemofilico y el sadismo es muy importante para el desarrollo mental.

Este instinto esta al principio en relación con el cuerpo de la madre, escenario de todos los procesos. Está dominado aun por la posición sádico anal de la libido la que lo impulsa a desear apropiarse de los contenidos, por lo cual aparece curiosidad. Entonces este instinto y el deseo de tomar posesión llegan a estar íntimamente conectados. También con el sentimiento de culpa del conflicto edipico.

Para ambos sexos esta significativa conexión anuncia una identificación muy precoz con la madre:

FASE FEMENINA que debe ser examinada separadamente en ambos sexos pero que al comienzo es en común.

En el estadio sádico anal el niño pasa su segundo trauma grave que le refuerza el alejarse de la madre. Las frustraciones anales hacen que las tendencias anales se unan a las sádicas entonces quiere tomar posesión del yo materno para destituirlo y a la vez bajo las influencias de los impulsos genitales se dirige a su madre como objeto de amor. Pero sus impulsos sádicos están en plena actividad y el odio se opone al amor. Hay un obstáculo aun mayor, es el temor a ser castrado por el padre, que surge con los impulsos edipicos. El grado que alcance la posición genital depende de capacidad de tolerar esta ansiedad. Cuanto más cruel es el superyo, mas terrorífico va a parecer el padre castrador y el niño en su huida de los impulsos genitales se va a aferrar a los niveles sádicos.

La fase femenina tiene sus bases en el nivel sádico anal: heces equiparadas con hijo anhelado. Hay dos fines que se combinan: deseo de tener hijos y celos con futuros hijos.

En el complejo femenino del varón hay en el fondo el deseo frustrado del órgano especial- igual que en el complejo de castración de las niñas-.

El niño teme el castigo por haber destruido el cuerpo de la madre. También teme que su cuerpo sea mutilado y desmembrado: CASTRACION –madre que saca las heces del niño y en términos de realidad psíquica ella ya es la castradora-. Este temor a la madre es tan abrumador porque está unido con un intenso temor a ser castrado por el padre.

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