Educar(nos) En La Diferencia

A lo largo de los años ha sido profundizado el trabajo (multidisciplinario) que se realiza respecto al apoyo que se entrega a las familias que tienen algún miembro con algún tipo de NEE, entendido este sistema como un espacio de aprendizaje. La familia es el primer contexto socializador por excelencia, el primer entorno natural en donde los miembros que la forman evolucionan y se desarrollan a nivel afectivo, físico, intelectual y social. Por lo tanto, es la familia quien deberá ofrecer oportunidades suficientes para desarrollar aquellas habilidades y competencias personales y sociales que permitan a sus miembros crecer con seguridad y autonomía, siendo capaces de relacionarse y de actuar satisfactoriamente en el ámbito social (Sarto M. P. 2000). Por otra parte, el estudio de NEE ha abordado de manera urgente el tema de la Educación formal de estas personas en particular, en todos los ámbitos posibles (acceso, condiciones, trabajo en aula, etc.), existiendo una eterna discusión acerca de la viabilidad de la inclusión por un lado, y la integración por otro. En este sentido es importante partir de la base que no hay estudiantes normales y estudiantes diversos, sino personas diferentes que requieren un proceso de enseñanza-aprendizaje, que por su propia naturaleza, es individualizado; es decir, distinto y peculiar en cada caso al interactuar dos polos profesor y estudiante que le aportan sus características diferenciales (Muntaner 2000). Las decisiones que se tomen al respecto, deben ser cautelosas ya que las repercusiones de un programa mal ejecutado por ejemplo, puede tener consecuencias graves sobre las personas en cuestión.

Ahora bien, abordados estos espacios relevantes de aprendizaje como lo es la Familia y la Escuela, surge la interrogante respecto a cuál es nuestro rol como comunidad frente a esta situación y posibles cambios. Se vuelve efectivamente necesaria una Re-educación en sociedad al respecto, cuyo objetivo sería modificar las actitudes y comportamientos de las personas hacia las personas con algún tipo de Necesidad especial específica, acudiendo a herramientas básicas y universales: el conocimiento y la comunicación, entendida esta última como un medio y fin para dar freno a la incomprensión. Si sabemos comprender antes de rechazar, estaremos en la vía de las relaciones humanas, de aceptar al otro por Ser simplemente. La ética de la comprensión es arte de vivir que se favorece por el bien pensar, la introspección, la conciencia de la complejidad humana, la apertura subjetiva hacia los demás y la apertura a la tolerancia de las ideas de los otros. (Macías F.) El trabajo multidisciplinar y socio ambiental debe repercutir en todo orden de cosas y niveles de enseñanza, siendo ideal por ejemplo eliminar estereotipos que se les asignan a las familias conformadas por una persona con algún tipo de discapacidad. Tenemos entonces la obligación de incluir a las personas con necesidades educativas

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