El Cerebro
yenyelis15 de Abril de 2015
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Índice
Págs.
1. Introducción ................................................................................................ 3
2. Anatomía del cerebro ................................................................................. 7
3. La neurona .................................................................................................. 23
4. El cerebro y la cognición ............................................................................ 26
4.1. El pensamiento irradiante ....................................................................... 26
4.2. El método de los mapas mentales ........................................................... 27
4.3. Leyes y recomendaciones de la cartografía mental .............................. 29
4.4. Aprendizaje y memoria ........................................................................... 31
5. El cerebro y las emociones ......................................................................... 38
6. Bibliografía .................................................................................................. 42
EL CEREBRO
Mª Inmaculada Herrera Ramírez
1. INTRODUCCIÓN.
El cerebro forma parte del sistema nervioso central de los vertebrados en-con¬trán¬dose ubicado en el interior del cráneo. Es una masa de tejido gris-rosáceo que, en la especie humana, pesa un promedio de 1,3 kg y está compuesto por, aproxima¬da¬men¬te, unos 100.000 millones (en un cerebro adulto) de células nerviosas –neuro¬nas– in¬ter¬conectadas, que son las responsables del control de, prácticamente, todas las fun¬cio¬nes vitales de supervivencia (movimiento, sueño, hambre, sed, etc.) y, en espe¬cial, de la mente (pensamiento-lenguaje, inteligencia, memoria, etc.) y de las emo¬cio¬¬nes y sentimientos (amor, odio, miedo, ira, alegría, tristeza, etc.), a través de la re¬cep¬ción e in¬ter¬pretación de innumerables señales –sensaciones percibidas por los sen¬tidos, al aplicar atención sobre estímulos– del propio or¬ga¬nismo y también del exte¬rior.
La gran superficie que posee el cerebro y su complejo desarrollo justifican el nivel superior de inteligencia del hombre, si se compara con el de otros animales. La corteza cerebral está dividida por una fisura longitudinal en dos par¬tes: derecha e izquier¬da, denominadas hemisferios cerebrales, que son simétricos, como una ima¬gen vista en un espejo. Ambos hemisferios, se encuentran interconectados a través del “cuer¬po calloso”, que es un conglomerado de fibras nerviosas blancas por la que transfieren información de uno a otro. El hemisferio izquierdo tiene un comporta¬miento racional, automático, lógico, analítico, de rápida capacidad de respuesta y repetitivo; por el contrario, el hemisferio derecho es imaginativo, alógico, intuitivo, innovador y creativo. El hombre, desde su nacimiento, tienen casi totalmente desa¬rro¬¬lla¬¬do el hemisferio derecho y, el izquierdo, lo va desarrollando paulatinamente con la acu¬mulación de información que va registrando en su memoria.
Cada hemisferio cerebral se divide en cinco lóbulos: frontal, parietal, tempo¬ral, occipital y la ínsula de Reil. En general, los cuatro primeros lóbulos se sitúan de¬ba¬jo de los huesos que llevan el mismo nombre. Así, el lóbulo frontal descansa en las pro¬fundidades del hueso frontal, el lóbulo parietal bajo el hueso parietal, el lóbulo tem¬poral bajo el hueso temporal y el lóbulo occipital debajo de la región corres¬pon¬diente a la protuberancia del occipital. La ínsula de Reil no puede verse en la superfi¬cie del encéfalo, ya que se sitúa en el fondo de otra cisura llamada cisura de Silvio.
El cerebro es el órgano del cuerpo que más trabaja, ya que todo lo que hace¬mos, sentimos o pensamos se debe a él y si se le compara con un orde¬na¬dor, su dife¬rencia es patente, ya que éste hace sus ope¬ra¬ciones por medio de procesos secuen¬ciales y lógicos, mientras que el cerebro es multidireccional y sus funciones son mu¬cho más complejas, ya que procesa la información analizándola, sintetizándola e integrándola a través de procesos paralelos simultáneos. Toda la información que re¬ci¬be el cerebro la obtiene captando estímulos mediante los sentidos externos e inter¬nos, recibiendo y enviando constantemente “mensajes” que nos informan de to¬do lo que sucede a nuestro alrededor; no obstante, a pesar de toda esa información, los especialistas afirman que el ser humano utiliza solamente un diez por ciento de su ca¬pacidad apro¬ximadamente.
De igual forma, se ha podido determinar, en líneas ge¬ne¬rales, que cada hemis¬fe¬rio está interrelacionado ínti¬ma¬mente con su homólogo, aun¬que ejercen funciones di¬fe¬ren¬¬tes y cada uno es responsable de un lado del cuer¬po en for¬ma especular; es de¬cir, que las funciones realizadas por el lado izquierdo del cuer¬po son dirigidas y con¬¬tro¬la¬¬das por el hemis¬ferio derecho, sucediendo de for¬ma seme¬jan¬te con el he¬mis¬fe¬rio iz¬quier¬do, permi¬tiendo de esta manera complemen¬tar cada uno de los mensajes reci¬bi¬dos y ejecutar totalmente las funciones corpora-les compe¬ten¬tes a este órgano.
El funcionamiento del cerebro se basa en el concepto de que la neurona es una unidad anatómica y funcional independiente, integrada por un cuerpo celular del que salen numerosas ramificaciones llamadas dendritas, capaces de recibir información procedente de otras células nerviosas, y de una prolongación principal, el axón, que conduce la información hacia las otras neuronas en forma de corriente eléctrica. Pero las neuronas no se conectan entre sí por una red continua formada por sus prolonga¬cio¬nes, sino que lo hacen por contactos separados por unos estrechos espacios deno¬mi¬nados sinapsis. La transmisión de las señales a través de las sinapsis se realiza me¬dian¬te unas sustancias químicas conocidas como neurotransmisores, de los cuales hoy se conocen más de veinte clases diferentes.
El cerebro tiene a su cargo las funciones motoras, sensitivas y de integración. El hemisferio cerebral izquierdo está especializado en producir y comprender los so¬ni¬dos del lenguaje, el control de los movimientos hábiles y los gestos con la mano de¬recha. El hemisferio derecho está especializado en la percepción de los sonidos no re¬lacionados con el lenguaje (música, llanto, etc.), en la percepción táctil y en la lo¬ca¬¬li¬zación espacial de los objetos.
Hoy en día se sabe que en el lóbulo occipital se re¬¬ciben y analizan las informaciones visuales. En los ló¬¬bulos temporales se gobiernan ciertas sensaciones vi¬suales y auditivas. Los movimientos voluntarios de los mús¬culos están regidos por las neuronas localizadas en la parte más posterior de los lóbulos frontales, en la lla¬mada corteza motora. Los lóbulos frontales están rela-cio¬nados también con el lenguaje, la inteligencia y la per¬¬sonalidad, si bien, se desconocen funciones es¬pe¬cí¬fi¬cas en esta área. Los lóbulos parietales se asocian con los sentidos del tacto y el equi¬librio. En la base del encéfalo se sitúa el tronco cerebral, que gobierna la respiración, la tos y el latido cardíaco. De¬trás del tronco se localiza el cerebelo, que coordina el movimiento corporal mante¬nien¬do la postura y el equilibrio. Las áreas cerebrales que go¬biernan las funciones co¬mo la memoria, el pensamiento, las emociones, la con¬cien¬cia y la personalidad, re-sul¬tan bastante más difíciles de localizar.
La memoria está vinculada al sistema límbico, situado en el centro del encéfa¬lo. Por lo que respecta a las emociones, se sabe que el hipocampo controla la sed, el ham¬bre, la agresión y las emociones en general. Se postula que los impulsos proce¬dentes de los lóbulos frontales se integran en el sistema límbico, llegando al hipotá¬la¬mo, estructura que, a su vez, regula el funcionamiento de la glándula hipofisaria, pro¬ductora de varias hormonas.
Es en el córtex donde se integran las capacidades cognitivas, donde se encuen¬tra nuestra capacidad de ser conscientes, de establecer relaciones y de hacer razona¬mientos complejos. Lo que llamamos sustancia gris es una pequeña capa que recubre el resto del cerebro. Pero el córtex cerebral humano tiene una característica que la dis¬tin¬gue de todas las demás, tiene numerosos pliegues. Esto aumenta notablemente su superficie. Si la extendiéramos, ocuparía el área equivalente a cuatro folios. En com¬paración, la de un chimpancé sólo sería de un folio, la de la mona ocuparía como una tarjeta postal y la de la rata la de un sello de correos.
El procesamiento de la información sensorial recogida del mundo que nos ro¬dea y de nuestro propio cuerpo, las respuestas motrices y emocionales, el aprendiza¬je, la conciencia, la imaginación y la memoria son funciones que se realizan por cir¬cuitos formados por neuronas interrelacionadas a través de los contactos sinápticos. Es por este motivo que el funcionamiento cerebral se asemeja, en parte, a una com¬pu¬tadora, pero el cerebro es muchísimo más complejo que un ordenador, ya que está dotado de propiedades que solo proporciona su naturaleza biológica.
Paul MacLean (1997), Director del Laboratorio de Evolución Cere¬bral y Con¬duc¬ta del Instituto Nacional
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