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El Ser Humano


Enviado por   •  11 de Junio de 2013  •  2.715 Palabras (11 Páginas)  •  276 Visitas

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Enviado por fagositis, feb. 2011 | 11 Páginas (2697 Palabras) | 30 Visitas |

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Referencia bibliográfica.

KOBAYASHI, José María. La educación como conquista: empresa franciscana en México. COLMES, México, 1985 (1974).

Sinopsis.

Este es un estudio sobre la labor educativa que desarrollaron las misiones franciscanas en México, se explica con claridad los personajes que participaron en esta época más que nada en los aspectos religiosos y la evangelización en distintas partes del mundo pero más que nada en México. Es importante conocer este proceso ya que nos da a conocer varias cosas que normalmente no se enseñan en la vida cotidiana como de qué manera fue realmente el proceso de evangelización, el cristianismo y muchos aspectos religiosos que son importantes y que tal vez no los tomemos en cuenta muchas veces. Este texto habla desde el impacto de la conquista española hasta las primeras instituciones misioneras de enseñanza, es decir, abarca un gran lapso de tiempo en el que en América hubo muchos cambios debido a la llegada de los españoles.

Descripción del texto.

Entrando en el tema de “El impacto de la conquista española”, los habitantes de Tenochtitlán vivían desde hacía un decenio poseídos de una indecible zozobra, Quetzalcóatl había de volver un día a reclamar su dominio usurpado y gracias a sus profecías, era que se cayó en la fatal creencia de que eran los dioses cuyo entorno estaba anunciado en sus códices. El primer impacto psicológico acabo por comprometer todos sus actos posteriores hasta el último momento de su vida y el retorno de los dioses expatriados hacia esperar a los habitantes de Tenochtitlán sino angustia y miedo. Poco a poco fue creciendo el temor general de Tenochtitlán a medida que se fueron sumando noticias posteriores sobre los “dioses” repatriados, mas tarde se enteraron los Mexicas de que a pesar de su superioridad en número los valientes otomíes de tierras de Tlaxcala habían quedado aplastados por los mismos “dioses”. Toda Tenochtitlán no hacía otra cosa más que dedicarse a la tristeza. El 21 de abril de 1519 anclaba en el puerto de San Juan de Ulúa una armada de doce navíos, a bordo venían más de seiscientos hombres, su capitán era Hernán Cortes. Estos eran hombres, cierto, ávidos, de riqueza, pero el oro y la plata no eran el único móvil que les arrojaba a la empresa.

Cortés era un personaje que satisfacía todas las condiciones necesarias para convertirse en caudillo, se distinguía por un rasgo militar no solo de sus precursores, era un hombre de Estado por excelencia, venia con un firme propósito de conquistar, poblar y gobernar la tierra. Por otra parte, el pueblo mexica tras de casi tres cuartos de siglo de existencia jalonada por hechos dignos de orgullo nacional, un militarismo político-religioso de corte místico saturaba la mente de todos, sosteniendo así un fuerte orgullo nacional. La ultima síntesis mesoamericana, el pueblo mexica representaba con toda razón, a principios del siglo XVI, todo un mundo histórico cultural que conocemos por Mesoamérica, de una tradición y vigencia milenaria. De la España al umbral de su carrera al servicio de la realización de una utopía de republica cristiana, las condiciones de la situación sociopolítica europea de entonces favorecía que cualquier español concibiese su vida y su misión en lo heroico, grandioso y providencialista. Durante cuarenta años, España experimento una transformación e irrumpió en la Edad moderna con una precisión casi matemática. En el español del siglo XVI se fundían el idealismo medieval y el activismo moderno, el destino histórico del país entraba de nuevo en el ciclo de expansión universal de su movimiento pendular entre aislamiento y ecumenidad; esta España es la que atravesó el mar océano y se afinco frente al mundo mesoamericano representado por el pueblo mexica, el encuentro decisivo tuvo lugar en Tenochtitlán. Fue inevitable que un encuentro de dos mundos tales parase en una destrucción total de uno de ellos, las circunstancias favorecieron al bando ofensivo. El 13 de agosto de 1521 cayo Tenochtitlán al cabo de setenta y cinco días de guerra sin cuartel, Cuauhtémoc ya estaba a merced de los conquistadores; los mexicas abandonaron su ciudad, huyendo al terror de la matanza, de esta forma se cerró una página más de la historia y se abrió una nueva. Respecto a la evangelización del indígena de Nueva España, durante todo el Medievo había llevado la cristiandad occidental una vida de resignación forzosa, el universalismo medieval de la cristiandad parecía agotarse en un sueño, el cierre de las vías tradicionales de comercio había obligado a los europeos a buscar otras nuevas que las sustituyesen, solo las aguas del extremo occidente que permanecían hasta entonces prácticamente inexploradas encerraban alguna que otra esperanza de que se las encontrase, poco después se abrió una ruta nueva para la anhelada Asia. Una de las evidencias del medievalismo que caracterizo la expansión ultramarina del pueblo español en la Edad moderna es, sin duda, su preocupación religiosa que se tradujo en la obra de evangelización de los naturales de América. Aun no siendo español de nacimiento, el propio descubridor de América era un hombre de tal religiosidad de tipo medieval que se sentía inspirado por el Espíritu Santo, se sabe que

Colón era hombre obsesionado del pensamiento apocalíptico, es decir, veía muy cercano el fin del mundo, es importante mencionar que hombres de no menos convicción religiosa y sentido de responsabilidad ante Dios eran los reyes de España y sus vasallos, usufructuarios del éxito del genovés. Solo la evangelización de los indígenas justificaba la posesión de dichas tierras por la corona española. Dando así nacimiento al Estado-iglesia español. La conquista buscaba su motivo jurídico y religioso en la evangelización. El patronato consistía en la donación de los diezmos a la corona española, junto con la imposición de la obligación de que ella sustentase al clero, costease los gastos de viaje de los misioneros para América y construyese iglesias, conventos, hospitales y otros centros benéficos, la Iglesia americana y la obra de evangelización de los indígenas quedaron completamente a cargo y merced del rey de España. Cortes nos asombra por su firme fe en el éxito de su campaña y por su visión política de largo alcance, el no daba por suficiente el numero

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