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Ser Humano


Enviado por   •  19 de Junio de 2013  •  4.149 Palabras (17 Páginas)  •  253 Visitas

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Teoría sobre la adultez joven de Gould y Levinson

Daniel Levinson (1978, 1986, 1987), psicólogo norteamericano, propuso una teoría del desarrollo del adulto estructurada en una serie de etapas llamadas eras o estaciones (seasons). Trabajando inicialmente con hombres (1978) y posteriormente con mujeres (1987), Levinson postuló que en el centro de todo proceso de desarrollo está la estructura de la vida (life structure). Mediante este constructo, Levinson adelantó la idea de que en todo individuo hay un patrón estable de conducta que se manifiesta a lo largo del tiempo y que se convierte en el centro o núcleo de su personalidad haciéndolo único y distinguiéndolo así de los demás.

La estructura de la vida de una persona es moldeada por el ambiente físico y social del individuo y le permite responder a los cambios que se van dando a lo largo de los años. Está formada por elementos específicos como el trabajo, el matrimonio y la vida familiar, las amistades y las relaciones interpersonales, las creencias religiosas y las actividades relacionadas con el ocio. Dado que todos estos elementos son interpretados y asumidos de manera única por cada individuo, el resultado será una personalidad irrepetible, distinta de las demás.

Incluso eventos normativos comunes a edades o a etapas en la vida darán lugar a conductas diferentes de otras, por lo que el profesional de ayuda deberá estar atento a estos matices propios de cada personalidad.

Para Levinson (1986), no existe una única y universal manera de estructurar la vida, sino que cada persona adulta le otorga su propia impronta, tratando de vivir las posibilidades que se presentan en cada momento. Ahora bien, ninguna estructura individual puede incorporar todas las posibilidades existentes, por lo que cada persona tendrá que pasar por un proceso de elección, de implantación y de evaluación. Esto implica que la estructura de vida es un fenómeno evolutivo y no estático, flexible y no rígido en el que tanto las opciones seleccionadas como las descartadas ocupan un lugar en la formación de la personalidad y en el proceso de revisión de la estructura de la vida en el que la consejería profesional tiene un papel muy activo.

Dado que no es posible optar por todo a la vez, la revisión de la estructura de la vida puede ser ocasión para replantearse opciones descartadas y decidir si se incorporan o se dejan definitivamente fuera de la estructura creada.

Según Levinson, este proceso de revisión de la estructura de la vida debe darse en la parte más saludable de la persona, a fin de que los siguientes pasos puedan interpretarse como adelanto y progreso en la vida y no como deterioro de la misma. Esta dinámica conlleva alejarse de la perspectiva patologizante que pretende descubrir disfuncionalidades en todo comportamiento que se distancie de la conducta establecida como norma por parte de la sociedad, centrándose en cambio en las llamadas fortalezas, destrezas o talentos del individuo. Claro está, no siempre es fácil identificar cuál es la parte más saludable de la persona, particularmente cuando acude a la consejería buscando alivio para una situación dolorosa o un remedio inmediato para algún tipo de malestar o de incomodidad.

Tanto la formación como la revisión de la estructura de la vida en el universitario deberá considerar esta parte más saludable, marcada por los logros académicos, la clarificación de metas vocacionales y profesionales, la adquisición de nuevas destrezas sociales y el establecimiento de relaciones íntimas, significativas para el individuo. En efecto, muchas veces nuestras intervenciones profesionales se limitan a tratar de desfacer entuertos, intentando remediar situaciones que pudieron haberse evitado o a ofrecer soluciones inmediatas a situaciones críticas, las cuales sabemos tendrán repercusiones posteriores si no son atendidas adecuadamente. El enfoque eminentemente educativo, proactivo, preventivo y positivo de la consejería profesional se beneficiaría grandemente con la incorporación de esta dinámica de evaluación que acentúa lo positivo sin negar la existencia de situaciones deficitarias, ya que no siempre es fácil revisar la estructura de la vida cuando se está atravesando por momentos de especial dificultad.

En su Teoría de la Estructura de la Vida, Levinson (1986) identificó unos períodos del desarrollo vinculados a la edad que se van desplegando a lo largo del tiempo en una secuencia ordenada y universal. Inicialmente cuatro y posteriormente cinco, estos períodos, eras o estaciones se caracterizan por momentos de relativa estabilidad, muchas veces de corta duración y por momentos de transición, caracterizados por una fuerte intensidad emocional.

Los cinco períodos identificados por Levinson (1986) son:

• Preadultez: Desde el nacimiento hasta los 22 años

• Adultez temprana: De los 17 a los 45 años

• Adultez media: De los 40 a los 64 años

• Adultez tardía: De los 60 a los 85 años

• Adultez realmente tardía: De los 80 años en adelante.

Como se desprende del examen de las edades, las etapas no están organizadas de acuerdo a unas cifras exactas, sino que pueden comenzar antes o después en algunas personas. La etapa de la adultez realmente tardía fue propuesta luego de que la expectativa de vida en la nación norteamericana se ampliara con los adelantos de la ciencia, la medicina y otras disciplinas relacionadas con la salud.

Aunque Levinson (1978, 1987) encontró que las mujeres atraviesan por los mismos períodos o etapas que los hombres, postuló que en éstas las etapas de la vida están mucho más vinculadas al ciclo de vida de la familia. En el hombre se relacionan más con la selección de carrera y con la vida profesional. No obstante, todo proceso de consejería deberá tomar en cuenta las diferencias atribuidas al género, así como a otros elementos sociales importantes.

En la etapa de preadultez, el individuo comienza a desarrollar su carrera profesional y da inicio a su vida de familia. Entre esta etapa y la siguiente, evalúa los logros alcanzados y se decide a progresar en la trayectoria trazada. Como en las demás etapas identificadas, Levinson propone una serie de tareas que el joven preadulto debe realizar antes de pasar al estadio siguiente.

Algunas de estas tareas son:

Culminar la estructura de vida adolescente, adentrándose en el mundo preadulto. Conviene recordar que en la sociedad puertorriqueña éste no es un mundo claramente definido.

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