El apego
DarianJerApuntes7 de Mayo de 2019
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El Apego
Durante nuestra vida tenemos que relacionarnos con otras personas, las cuales influyen fuertemente en como vemos las cosas y a nosotros mismos. Al mismo tiempo esta relación hace que sintamos inclinación hacia estas mismas personas y que queramos asegurar su bienestar. Este vínculo afectivo es muy importante para las personas, pues les brindan resguardo y seguridad. Estas relaciones se conocen como apego y se establecen con personas que tienen una gran importancia en nuestras vidas. Cuando un niño se siente amenazado o angustiado es comprensible que este recurra a la persona a la cual le tiene apego. Es por eso que esta relación es importante a esa temprana edad, pues son los cimientos que esa persona tendrá, sobre como llevará sus relaciones en el futuro.
La primera persona con la que los infantes suelen tener un fuerte apego es la madre. Este vínculo hace que el pequeño sienta angustia cuando se separa de ella. Por eso no es extraño que este llore cuando, por ejemplo, es dejado al cuidado de otra persona. Durante la primera infancia la relación de los padres con él bebe es importante para el desarrollo de los sentimientos. Esta es la razón de que los padres deban de tener muy en cuenta el vínculo que generan con sus hijos.
Las madres siempre intentan interpretar las necesidades de sus bebes, tanto las físicas como las emocionales. El niño nos expresa sus necesidades mediante gestos o búsqueda de afecto, si la madre le corresponde, se reforzará el afecto del bebe hacia la madre. De esta forma el niño aprende a regular sus emociones. El apego de la madre con su bebé es fundamental, ya que, si esta no satisface las necesidades del infante, este tiende a estar ansioso todo el tiempo. Si crece en ese ambiente el berrinche será la única forma en la que el bebé podrá llamar la atención de los demas. Si esto continua no habrá nada que lo calme. Este comportamiento de chantaje será arrastrado hasta su etapa escolar, donde se mostrará como un niño inquieto y problemático, aun cuando su desarrollo intelectual sea bueno. Aunque este comportamiento puede corregirse, es evidente que se pudo haber evitado con el cuidado necesario a una temprana edad. Un correcto sistema de apego puede librar al niño de sufrir de trastornos mentales en la edad adulta.
Las personas que han sido satisfechas de forma correcta en su infancia en este aspecto pueden establecer relaciones más estables. Han desarrollado una empatía que les permite ponerse en el lugar de otro y ante situaciones de estrés son capaces de controlar sus emociones hasta cierto grado. De esta forma pueden ser correspondidos de la misma forma por otras personas, quienes se sienten seguras al tratar con ellos, generando un apego mutuo, por lo que no es necesario a recurrir a métodos como el chantaje.
Es común ver a niños haciendo berrinches en el supermercado y a los padres cediendo al chantaje, recompensando al niño por su actuación debido a la presión que ejercen las personas alrededor con sus miradas de reproche. El niño refuerza su mala actitud una vez más, así como lo estuvo haciendo durante años desde que era un bebe. Al no satisfacer las necesidades del bebe a tiempo, estos tienden a llorar para llamar la atención de los padres. Podríamos considerar a esto como los inicios del berrinche. Solo cuando el bebé recurre al llanto este consigue lo que quiere, ya sea alimento, afecto o atención. Este comportamiento es reforzado una y otra vez hasta llegar a una escala mayor donde solo la vergüenza al ridículo le pondrá fin al comportamiento, pero no al problema en sí.
Hay personas muy temperamentales que caen ante las más pequeñas provocaciones recurriendo a la violencia física en algunos casos. Y no menos preocupante las que no temen atacar con insultos. También están los que recurren al chantaje para obtener lo que desean. Y todo esto es el resultado final de una larga secuencia de aprender a ver de forma equivocada como llevar sus relaciones con las demás personas. Esta inestabilidad es provocada porque algunas personas no pueden regular sus emociones. Nadie puede regularlas de forma innata, pero aprenden a hacerlo durante los primeros años de vida. La ineficiencia a la hora de satisfacer las necesidades primarias de los bebes una vez más juegan en contra de los padres. Este descuido y falta de apego no solo perjudican a los padres sino también a los niños, que más tarde convertidos en adultos se ven incapaces de controlar sus impulsos y recurren a métodos que muchos considerarían despreciables para satisfacer sus necesidades.
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