El arte de la terapia familiar

I. ESPONTANEIDAD:

La palabra “técnicas” hace cierta referencia a lo artesanal, a cuidar detalles, atender a la función del producto y a la relación entre el esfuerzo y los resultados, por ejemplo, en la arquitectura, la pintura, o la artesanía. Sin embargo, cuando nos referimos a la familia, aparecen ciertas dudas. Por una parte surgen dudas morales, pues el objeto de estudio son las personas, por otro lado caben duda respecto de la eficacia, puesto que la técnica por si sola no asegura un buen resultado. Si el terapeuta solo es experto en cuanto a la técnica, su trabajo será objetivo, limpio, desapegado, pero también superficial.

El entrenamiento en las técnicas de terapia familiar debe ser esencialmente una enseñanza de técnicas que el discípulo olvide después que las dominó.. El oficio del terapeuta es curar, es un ser humano que se interesa por terapéuticamente por el prójimo en ámbitos y problemas que lo hacen sufrir., al tiempo que presenta gran respeto por sus valores, intereses y preferencias estéticas. La meta es trascender lo técnico.

El arte de la terapia familiar consiste en entrar en coparticipación con una familia, experimentar la realidad como sus miembros la vivencia y envolverse en las interacciones repetidas que dan forma a la estructura familiar y plasman el pensamiento y las costumbres de las personas, para convertirse en agente de cambio que obre dentro de las reglas del sistema familiar, con modalidades de intervención sólo posibles en esa familia.

La espontaneidad terapéutica:

La terapia de familia demanda el empleo de si mismo. El terapeuta de familia no puede observar y sondear desde fuera. Tiene que integrarse en un sistema de personas interdependientes. Para ser eficaz como miembro de este sistema, debe responder a las circunstancias en armonía con las reglas del sistema, al tiempo que se utiliza a sí mismo de la manera más amplia posible. Esto es lo que se entiende por espontaneidad terapéutica. Un terapeuta espontáneo es el que ha sido entrenado para emplear diferentes aspectos de sí mismo en respuesta a contextos sociales diversos. El terapeuta tiene toda la libertad, pero dentro de los límites del propio contexto. Es una síntesis entre teoría, el contexto determinado ( esta u otra familia) y la libertad y creatividad personal ( el oficio). Estas restricciones tienen ventajas. Si el terapeuta produce intervenciones dentro de la gama tolerable, es justamente porque experimenta la realidad familiar y porque las reglas de la familia lo estructuran desde dentro del campo. La intervenciones ineficaces, no se vuelven caóticas y destructivas, si no que simplemente las familias las asimilan sin producir cambio alguno. Las propias limitaciones le otorgan libertad al terapeuta. Su espontaneidad está modelada por el campo justamente porque él depende del

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