ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Eleccion De Pareja

manana2219 de Noviembre de 2013

2.763 Palabras (12 Páginas)401 Visitas

Página 1 de 12

La Elección de Pareja

Lic. Galo Guerra Vargas. Psicólogo Modificador De Conducta,

Miembro de la Academia de Ciencias de Nueva York;

Director del Instituto Cognitivo Conductual, Y Docente Universitario

Uno de los temas en los que se ha centrado la psicología a lo largo de su

desarrollo ha sido el tema de la pareja. Al respecto se ha redactado gran cantidad de

literatura que versa sobre los problemas que a ella atañe, las formas de comunicación

posibles en la pareja, cómo analizar la dinámica de la misma, y desde la psicología del

desarrollo, la importancia de realizar una adecuada elección de la persona que compartirá

el vínculo emocional sobre el cual se construirá la relación.

Sin embargo, escasea la producción literaria referente a cómo realizar la elección

de pareja. En todo caso es importante ir desde el principio de forma constructiva,

contestando la pregunta ¿qué es una pareja?.

La Pareja.

Podría entenderse a la pareja como la relación que establecen dos

personas para compartir una determinada unión; la cual implica afinidad en

proyectos de vida conjuntos a futuro. Esta unión es el resultado de un período de

asentamiento en el cual los sujetos que se implican determinan una forma

característica de enlace al que se le denomina “vínculo”.

Este intento de definición establece ciertas dificultades, pues implica en sí

la necesidad de ciertas clarificaciones previas.

Los Vínculos Relacionales.

La primera aclaración se refiere al “determinado vínculo”. Entiéndase la palabra

vínculo como la unión de una persona con un determinado objeto o persona. Partiendo de

acá, los sujetos establecen estas relaciones vinculares en diversas modalidades:

a- Vínculos sexuales, donde lo que une, es la relación sexual propiamente dicha. En ella

no se establece el deseo de que exista un plan constructivo futuro como pareja, la

monogamia no es necesaria, y la interacción emocional no es deseable. El disfrute de

la sexualidad sin restricciones ni promesas es eje fundamental para que exista este

tipo de enlace.

b- Vínculos económicos, en él la relación se asienta en el beneficio monetario por parte

de uno o ambos miembros del enlace. Las emociones no se ven implicadas en este

entronque, pues la expectativa es la tranquilidad y estabilidad en cuanto la provisión

de bienes materiales. Raras veces de este se derivan las uniones emocionales entre sus

miembros.

c- Vínculos emocionales, en esta unión lo que conecta a ambas personas es el

intercambio de sentimientos, la idea de asentarse de forma estable al lado de la otra

persona, un deseo de monogamia, y la presencia de un plan constructivo referente al

futuro mutuo. Se experimenta el deseo de pertenencia sobre la pareja, y una idea de

desagrado ante la posibilidad de que ocurra una disolución del enlace.

d- Vínculo de poder, el enlace se fundamenta en el ejercicio de la dominancia de una

parte de la pareja sobre su contraparte. La desigualdad es fundamental en esta

relación, así como el abuso y la agresión son la constante en la concreción del

vínculo.

e- Vínculos culturales, en ellos los participantes de la unión, buscan y mantienen un

enlace de acuerdo a la afinidad que logren obtener con su contraparte en ámbitos

diversos, como lo pueden ser la religión, origen geográfico, la raza, cultura de

procedencia (latinos, anglosajones, escand inavos, etc.), la nacionalidad, y valores

morales, por citar algunos.

Ninguna de estas relaciones vinculares establece un problema o una patología

como tal, es cuestión de elección personal. Lo que plantea un conflicto en el sujeto es la

incongruencia ya sea individual, o de pareja, en cuanto al establecimiento del vínculo que

les va a unir. De forma individual, algunas veces un sujeto no está seguro de cuál vínculo

instaurar debido a su desconocimiento sobre sí mismo; o bien solicita implantar una

unión determinada, cuando en realidad anhela que fuese otra relación vinculante la que

entre en juego obedeciendo a su falta de claridad sobre las posibles uniones existentes. En

términos pareja se hace necesaria la consonancia en el deseo relacional por parte de

ambas personas, o sea que las dos deseen establecer el mismo enlace teniendo claras las

características del mismo, pues la incompatibilidad entre ambos miembros derivará en

una relación conflictiva y altamente displacentera, pues cada miembro intentará que la

relación funcione y se establezca de acuerdo a su deseo vinculante, “como debiera ser”.

La incongruencia en términos de pareja suele ser el resultado de la incapacidad

individual de un sujeto de esclarecer de manera asertiva las características sobre las

cuales basar sus filtros de selección, lo cual implica que esta persona previamente no

contestó correctamente para sí la pregunta ¿Para qué le quiero?. Entra entonces en juego

otras dos aclaraciones: el conocimiento de los esquemas de pensamiento propios y la

funcionalidad del otro sujeto

Los Esquemas Individuales.

Para entrar en sistemas relacionales de cualquier índole, ámbito, y con cualquier

persona; es necesario que el sujeto haya esclarecido con anterioridad de forma interna,

por sí mismo o en psicoterapia, cuáles son los anhelos propios de su persona, para así

establecer relaciones vinculares congruentes consigo mismo. Esta falta de claridad previa

es lo que lleva a la consecuente insatisfacción posterior en su relación.

Se debe entender que cada individuo posee dentro de su esquema cognitivo, una

expectativa idealizada sobre lo que su pareja “debe de...” o “tiene que...” ser y hacer. Esta

preconcepción que obedece a la experiencia propia de cada ser humano, es un factor

determinante en el proceso de selección de pareja, pues se convierte en un filtro invisible

de las características que serán resaltadas en la contraparte relacional en el momento de

ser escogida. He aquí la importancia del esclarecimiento de las ideas que se poseen de

manera previa en cada miembro; pues el autoconocimiento permite minimizar la

probabilidad de cometer errores en la selección.

Parte de este conocimiento sobre el sí mismo, implica la exploración de

autoimposiciones (así llamadas por Ellis), expresas en términos de “debo de...” y “tengo

que...” que han delimitado de forma clara en el sistema cognitivo la forma en que el

accionar de cada uno de los miembros de la pareja ha de ejecutarse, incluyendo las

categorías subjetivas atribuibles en los rubros de “bueno” o “malo”. Esto implica que el

comportamiento de cada uno de los involucrados en la relación será evaluado de forma

individual y se extenderá un veredicto categórico de aprobación o desaprobación al

respecto.

Teniendo en cuenta la existencia de este sistema de evaluación, lo que resta es

determinar si éste se encuentra en el ámbito de lo “racional”, lo que implica un equilibrio

entre las necesidades de la persona, su accionar y su emoción; o bien si se haya en el

plano de lo “irracional”, que asume una incongruencia entre la conducta, reacción

emocional y la necesidad.

Con gran frecuencia las personas se envuelven en relaciones sin haber clarificado

de antemano sus propias expectativas racionales, provocando una cantidad de

desavenencias y malestares emocio nales que carecen de sentido, pues se plantean quejas

por una de las partes referentes al comportamiento o pensamiento del otro sujeto, sin que

se sepa en realidad cuál es el verdadero motivo del enfado o la incomodidad; sólo se tiene

por cierto que hay algo que “no debiera ser...”.

El objetivo sería tornar lo irracional en racional, para así poder determinar con un

alto grado de éxito la respuesta a la pregunta anteriormente planteada para esclarecer la

funcionalidad de una persona para ubicarle como pareja.

La Funcionalidad de la Pareja.

Una vez conocidos los esquemas individuales y que se ha asentado un sistema

lógico entre la emoción, el pensamiento y el comportamiento, se puede dar respuesta a la

pregunta de ¿para qué le quiero?. Ella plantea la necesidad de esclarecer de manera

adecuada, el propósito relacional bajo el cual se ha de establecer el parámetro base del

enlace.

En esta fase se debe de resolver cuales son los tipos de vínculos relacionales en

los que se puede desenvolver con éxito la persona. No todos los tipos de uniones pueden

ser practicados por todos los sujetos que les conozcan. El hecho de saber que existen

formas de enlace basadas en lo económico o en el poder por ejemplo, no implica que se

posea la habilidad o las características necesarias para unirse de esa manera. Es probable

que en la construcción individual de la personalidad, no se hayan adquirido las

herramientas necesarias para moverse en todos los ámbitos de relación.

De entrada, en este apartado, es requerido decidir en cuales vínculos sí se puede

envolver, de acuerdo con las características propias de cada

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (19 Kb)
Leer 11 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com