Diferencias sexuales en la elección y conservación de la pareja

DIFERENCIAS SEXUALES EN LA ELECCIÓN Y CONSERVACIÓN DE LA PAREJA

JUDITH BALSEIRO IGLESIAS, CENTRO ASOCIADO DE  UNED A CORUÑA

En primer lugar la elección de la pareja es un tema que ha sido estudiado por muchos autores. Buss realizó un estudio sobre la elección de la pareja en diferencia de sexos y en variación transcultural. Buss concluyó que a la hora de elegir la pareja, las mujeres valoran más que los hombres la capacidad para conseguir recursos, y los hombres, consideran más importantes los signos de capacidad reproductiva en la pareja. Al margen de estas diferencias las distribuciones de las preferencias de hombres y mujeres se solapan de forma considerable, todos prefieren las variables de amabilidad, comprensivo e inteligente. Por otra parte, en las culturas que existen mayores diferencias sexuales en valoración de las habilidades domésticas son también las que presentan mayores diferencias en valoración de la capacidad para ganar dinero.

En contra a este estudio se crearon una serie de críticas. La postura más crítica a este estudio fue la de Eagly y Wood quienes dicen que, de acuerdo con la teoría de los roles sociales, las diferencias psicológicas entre los sexos no se deben, como las diferencias físicas, a adaptaciones heredadas, sino a la necesidad de repartir el trabajo entre los miembros del grupo para la supervivencia, y unos criterios lógicos sería la dotación biológica y la constitución físicas que es mayor para los hombres (trabajos duros fuera de casa) y menor para las mujeres (amas de casa.)

En segundo lugar, el tema de los celos, el enfoque evolucionista sugiere que los celos son un mecanismo seleccionado a lo largo de la historia evolutiva del ser humano como una solución a los problemas adaptativos que suponía la perdida de relaciones importantes. Donde sí es predecible que haya diferencias entre los sexos es en los sucesos que activan el mecanismos de los celos debido a que los problemas adaptativos ocasionados por la pérdida de la relación no han sido los mismo para los hombres que para las mujeres, y lo que activa los celos en los hombres es la percepción o la sospecha de infidelidad sexual de su pareja ya que se enfrenta al problema de la certeza de la paternidad, mientras que en las mujeres, al no tener el problema de la paternidad, los celos se referirían más bien a la infidelidad emocional.

Existen críticas acerca de esta idea, según estas críticas, las diferencias entre hombres y mujeres se deben al proceso de socialización, en el que niños y niñas reciben pautas distintas, y a la influencia social y cultural que favorece determinadas creencias, actitudes y sentimientos en unos, en otras según los roles que ocupan.

En concreto, algunos autores piensan que los dos tipos de infidelidades son interdependientes para el que los percibe, aunque la gente piense que una implica la otra. Los defensores de la perspectiva cultural sostienen que las personas considerarán como más estresante el tipo de infidelidad que crean que implica la presencia del otro tipo, y las diferencias de sexos se deben, a procesos culturales y sociales.

Por último, la distinción conceptual entre género y sexo es considerada fundamental para poner a prueba  la postura socio-cultural. Según Kay Deaux (psicóloga social), el término sexo hace referencia a diferencias en una categoría demográfica (hombre mujer), es decir, es unan diferencia biológica en los cromosomas X e Y que nos permite clasificar a las personas como hombres o mujeres y el término género hace referencia a aspectos culturales de esas diferencias, es decir, se refiere a lo que se considera masculino o femenino en una sociedad.

Los participantes en el estudio fueron 20 sujetos de entre 18 y 25 años de los cuales, 10 eran hombres, y 10 mujeres. De estos 10 hombres y 10 mujeres, 5 de cada grupo eran habitantes del medio rural, y los otros cinco eran habitantes del medio urbano.

En primer lugar los participantes cubrieron un cuestionario sobre la importancia de distintas características para la elección de pareja, recogido de un estudio de  David Buss (resumido de Buss,1989 y Buss et al., 1990). En este cuestionario debieron valorar en una escala del 0 (irrelevante) al 3 (indispensable) sobre 18 afirmaciones acerca de la elección de su pareja ideal. Con esto valoramos la diferencia en la elección de la pareja entre hombres y mujeres, y entre habitantes del medio rural y medio urbano.

En segundo lugar, se les presenta a los sujetos dos nuevos cuestionarios sobre la infidelidad sexual y emocional, basado en Gómez Jacinto, Canto y Garcia Leiva, 2001. Dichos cuestionarios van seguidos de una lista de adjetivos en la que debieron indicar como actuarían ante una infidelidad sexual y ante una infidelidad emocional. Para ello, a la hora de presentar el material a los participantes en el estudio, no sabían que después de presentarles uno de los escenarios (infidelidad emocional, por ejemplo) se les iba a mostrar el otro (infidelidad emocional). A la mitad de los participantes se les presentó primero el cuestionario acerca de infidelidad emocional y a continuación el de infidelidad sexual, y a la otra mitad se les presentó en orden inverso.