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Enemigos La Creatividad

ranifv14 de Julio de 2013

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“¿Qué sería de la vida si no tuviéramos el valor de intentar algo nuevo?” Van Gogh

La estructura biológica con la mayor complejidad conocida hasta el día de hoy es el cerebro humano: éste cuenta con una red de, aproximadamente cien mil millones de células nerviosas (neuronas) y su tamaño es tres veces más grande que el de los primates, nuestros antepasados directos; en él también se ha desarrollado la corteza, que ocupa más del 70% del total del cerebro, es aquí donde ocurren procesos como la percepción, la imaginación, el pensamiento, el juicio y la decisión, también gracias a ella los seres humanos hemos desarrollado capacidades únicas, por ejemplo planificar estratégicamente a mediano o largo plazo, dar un sentido a nuestra vida y, sobre todo crear… Pero si la innovación y la creatividad están en nuestra naturaleza ¿Qué es lo que nos impide despertarnos cada día llenos de buenas ideas para hacer del mundo un mejor lugar?... Expondremos algunas razones.

Pensar requiere un gran esfuerzo por parte del cuerpo: si bien es cierto que el cerebro constituye únicamente el 2% de la masa corporal, éste exige alrededor del 20% del oxígeno, la energía y las calorías todos los días.

Daniel Dennett, filósofo estadounidense, propone en su libro la consciencia explicada, un ejemplo muy interesante: la ascidia (una anémona marina) cuando es joven vaga por el mar buscando una buena roca o arrecife de coral para aferrarse a él y convertirlo en su hogar por el resto de su vida. Para llevar a cabo esta tarea, posee un sistema nervioso rudimentario. Cuando encuentra el sitio adecuado y echa raíces, ya no necesita más a su cerebro así que ¡se lo come! A partir de esto vale preguntarnos ¿Cuántos de nosotros dejamos de pensar, inventar e innovar porque creemos que ya no lo necesitamos?

Podríamos decir que otro de los factores que ataca a nuestra imaginación es un cocodrilo. Como ya mencionamos, el cerebro humano se distingue del resto de los animales por la corteza, que está relacionada con las habilidades superiores, bajo esta corteza está situado el cerebro mamífero o sistema límbico que se asocia a las emociones y más abajo se encuentra la parte rudimentaria del cerebro, ésta nos fue heredada por los reptiles y se encarga de controlar las funciones básicas de supervivencia; por desgracia para nuestra realidad, es esta misma estructura la que responde a los estímulos ambientales que generalmente son interpretados como amenaza, esto también sucede cuando por ejemplo, escuchamos las ideas de otros e incluso nuestras propias ideas que a veces nos asustan.

En la naturaleza, si un animal es más grande que otro, el que se encuentre en desventaja huye, si este animal pequeño no huye, se convertirá en la presa del más grande; en cambio, si ambos animales son del mismo tamaño se ven enfrentados a dos posibilidades: luchar o aparearse. En la generación de ideas podemos encaminarnos por la misma lógica: si tenemos una idea muy pequeña, la desechamos; si es del mismo tamaño, luchamos o la incorporamos a nuestra vida, pero si es una idea muy grande, muchas veces nos asustamos y huimos. Es por este motivo que solemos dejar las cosas como están y eso nos parece lo más cómodo y sencillo.

El pasado es como el planeta Júpiter en el espacio de las ideas - con una fuerza de gravedad increíble - cuando nuestra realidad cambia y se hace necesario innovar y avanzar con ella, esa inmensa fuerza gravitacional nos atrae a la solución con la que ya estamos familiarizados, esa que ya hemos conocido por nuestras experiencias previas.

Y el último factor, enemigo de nuestra condición creativa, es la infancia, pero no la infancia en sí, sino la infancia en este mundo tan real, la infancia con la intromisión de las mentes adultas. Desde pequeños nos presentan por todos los sentidos una cantidad absurda de información, intentan enseñarnos

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