Enfoque Neurocognitivo de la Inteligencia y la Inteligencia Emocional”
Claudiacoco81Monografía27 de Noviembre de 2016
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MONOGRAFIA
“Enfoque Neurocognitivo de la Inteligencia y la Inteligencia Emocional”
Nombre y Apellido Alumnas: Gabriela Padula – Claudia Ruiz
Asignatura: Educación y Diversidad
Nombre del Instituto: Instituto Superior Nuestra Señora de La Paz.
Año Lectivo: 2016
Nombre y Apellido del Profesor: Licenciada Valeria Bello
Fecha de entrega: 26 de octubre de 2016
Prólogo
La naturaleza de la inteligencia que rige el comportamiento humano es un proceso de evolución de la interacción entre individuo y medio. El aprendizaje se alcanza a través de un conjunto de habilidades cognitivas que orientan el desarrollo del pensamiento humano y en el mundo educativo es fundamental considerar al aprendizaje como una construcción de significados. El aprendizaje se alcanza a través de un conjunto de procesos y habilidades cognitivas que orientan el desarrollo del pensamiento humano.
En la actualidad tener éxito en la escuela se transformó en una necesidad imperiosa para tener éxito en la vida, motivo por el cual, queremos destacar, por un lado, el proceso biológico del ser humano en cuanto las funciones cognitivas y por otro lado, el desarrollo de la comprensión emocional. La Inteligencia Emocional nos permite tomar conciencia de nuestras emociones, comprender los sentimientos de los demás, tolerar las presiones y frustraciones de la vida cotidiana, desarrollar nuestra capacidad de trabajar en equipo y adoptar una actitud empática y social, que nos brindará más posibilidades de desarrollo profesional y personal.
Somos creyentes de que la educación de los niños no debe limitarse a la alfabetización, su formación comprende muchos aspectos como la enseñanza de valores, su preparación para la vida, el desarrollo de la autoestima, el aprecio por la diversidad y es ahí donde entra en juego la inteligencia emocional, ya que el niño también debe aprender a manejar, controlar y utilizar sus emociones.
Introducción
Esta monografía se divide en dos partes, siendo la primera “El Enfoque Neurocognitivo de la Inteligencia” y la segunda parte, “La Inteligencia Emocional”.
El objetivo de este trabajo es conocer la implicancia de los procesos de las funciones cognitivas en la educación y por otro lado conocer más sobre la inteligencia emocional y sus implicancias en el desarrollo y aprovechamiento escolar de los estudiantes.
En la primer parte abordaremos la anatomía y las funciones del cerebro, al ser éste la sede de todos nuestros pensamientos, emociones y relaciones sociales; además, hay que tener en cuenta, que las bases científico-teóricas sobre las que la intervención educativa a las personas excepcionalmente diferentes ha de apoyarse, son principalmente: bases neuropsicológicas, psicopedagógicas y sociales. Sin embargo, analizaremos los cometidos básicos para tener un conocimiento suficiente sobre los diferentes aspectos que se han de tratar.
La Neuropsicología ha supuesto un considerable avance en el diagnóstico y la intervención de las personas con dificultades en la adquisición, desarrollo y otros problemas de un conjunto de habilidades, esenciales para el aprendizaje. En nuestro recorrido analizamos la funcionalidad de las áreas corticales en los procesos cognitivos que son indispensables para el desarrollo del ser humano. Estas áreas están interconectadas o interrelacionadas con otras estructuras de nuestro sistema nervioso central que posibilitan la realización y efectividad de dichos procesos, tanto en el aspecto sensitivo como motor. La memoria, pensamiento y lenguaje resultan ser actividades que se llevan a cabo en el cortex cerebral. Las mismas que van a permitir al hombre poder desenvolverse e interactuar de una manera positiva con su medio.
Resulta importante entonces resaltar la complejidad y función que realiza nuestro cerebro como órgano rector del sistema nervioso central y del organismo en su totalidad en la vida de cada una de las personas.
En la segunda parte abordaremos el tema de la Inteligencia Emocional proveniente de la teoría de las inteligencias múltiples, modelo de concepción de la mente propuesto en 1983 por Gardner. Para este autor, la inteligencia no es un conjunto unitario que agrupe diferentes capacidades específicas, sino una red de conjuntos autónomos, relativamente interrelacionados. La inteligencia es un potencial biopsicológico de procesamiento de información que se puede activar en uno o más marcos culturales para resolver problemas o crear productos que tienen valor para dichos marcos.
Auténticamente la concepción de inteligencia y de emoción se han explicado de forma separada, y es donde la Inteligencia Emocional aúna estos dos conceptos fundamentales del ser humano. Esto implica que las emociones y la razón están interconectadas. Históricamente, hasta hoy, diferentes ramas de la psicología han analizado la información emocional asignándole diferentes nombres y con distintos métodos. Concretamente una parte de ellas aluden al papel de la Inteligencia Emocional en la adaptación al entorno, proponiendo como mecanismos explicativos a diferentes variables.
En la actualidad, las familias, la escuela, los alumnos, necesitarían una reeducación emocional, aprender a conocerse y aceptarse, expresar lo que sienten y piensan, a comunicarse de manera positiva. Por lo cual, entender y desarrollar la inteligencia emocional puede ayudar a encontrar un nuevo camino para educar y aprender.
PARTE I
CAPITULO I
Cerebro: Anatomía
EL CEREBRO: ANATOMÍA
El cerebro es el órgano más importante, pues a través de él somos conscientes de nuestra existencia y efectuamos todas las funciones fisiológicas y psicológicas. Por esto, no debe extrañarnos que comprender el cerebro, su anatomía y su funcionamiento ha sido y es una de las mayores ambiciones de la humanidad. Hipócrates ya señalaba la importancia del cerebro en uno de sus tratados de medicina:
«El hombre debería saber que del cerebro, y no de otro lugar vienen las alegrías, los placeres, la risa y la broma, y también las tristezas, la aflicción, el abatimiento y los lamentos. Y con el mismo órgano, de una manera especial, adquirimos el juicio y el saber, la vista y el oído y sabemos lo que está bien y lo que está mal, lo que es trampa y lo que es justo, lo que es dulce y lo que es insípido, algunas de estas cosas las percibimos por costumbre, y otras por su utilidad…Y a través del mismo órgano nos volvemos locos y deliramos, y el miedo y los terrores nos asaltan, algunos de noche y otros de día, así como los sueños y los delirios indeseables, las preocupaciones que no tienen razón de ser, la ignorancia de las circunstancias presentes, el desasosiego y la torpeza. Todas estas cosas las sufrimos desde el cerebro».
Los sistemas nerviosos de todos los animales tienen algunas funciones básicas, entre las que se pueden señalar el control del movimiento y el análisis de las sensaciones. Pero el cerebro humano es infinitamente más complejo. El cerebro humano, por una parte, es capaz de aprender una cantidad mayor de actividades especializadas, por ejemplo, el lenguaje, la lectura, la escritura, el cálculo, la música, etcétera; y reparte estas funciones entre los dos hemisferios cerebrales de forma asimétrica.
El sistema nervioso está formado aproximadamente por unos cien mil millones de células nerviosas (neuronas). El cerebro asume el control de la vida vegetativa y de la vida de relación con el cuerpo y su peso aproximado es de 1.350 gramos. Una parte de la actividad del sistema nervioso asegura el equilibrio interior (homeóstasis), efectuando las funciones: respiratorias, circulatoria, digestiva y endocrina. Otra parte, mantiene la relación con el mundo exterior, tomando información necesaria para poder adaptarse a las diversas situaciones.
El sistema nervioso podemos dividirlo en dos grandes apartados: El sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP). El SNC está compuesto, principalmente, por el encéfalo y por la médula espinal, y se halla situado en el cráneo y en el canal raquídeo. El SNP está constituido por los nervios craneales y raquídeos. El encéfalo o cerebro se divide en dos hemisferios, a los que se asocian funciones diferentes. Visto en el plano vertical el cerebro puede dividirse a su vez en dos mitades, determinadas por la cisura o canal de Rolando: la parte anterior, cuya actividad es motriz, y la parte posterior cuya actividad es fundamentalmente sensorial. La parte anterior corresponde al lóbulo frontal y la posterior a los lóbulos parietales, temporales y occipitales. Existen centros nerviosos, que están formados por la sustancia gris, y unas vías nerviosas, formadas por la sustancia blanca. El funcionamiento se realiza merced al impulso nervioso. A las vías que llevan el impulso nervioso desde los centros al exterior se las denomina vías descendentes, motrices o eferentes; a las que lo conducen desde la periferia hacia los centros nerviosos se las denomina vías ascendentes, sensitivas o aferentes. El desarrollo del sistema nervioso se va realizando merced a las modificaciones anatómicas secuenciales y ordenadas, unidas a los modelos de comportamiento aprendidos por el niño en el medio. Las unidades básicas del cerebro son las neuronas. Las neuronas están rodeadas, sostenidas y alimentadas por las células griales, que también son un número muy elevado. La neurona consta de un cuerpo celular, que tiene de medida entre cinco y cien milésimas de milímetro de diámetro; de este cuerpo celular se prolongan una fibra principal, el axón, y otras ramas de fibras, las dendritas. El axón, con frecuencia, produce ramas en su arranque y también se ramifica extensamente en el extremo. Generalmente, las dendritas y el cuerpo celular reciben señales de entrada, que el cuerpo celular combina e integra para emitir señales de salida. El axón transporta las señales de salida a los terminales axónicos para distribuir la información a un conjunto de neuronas. Este sistema de señales es doble: eléctrico y químico. La señal que genera la neurona y transporta a lo largo del axón es un impulso eléctrico, pero la señal es transmitida de una célula a otra mediante moléculas de sustancias transmisoras (neurotransmisores) que fluyen a través de un contacto especializado, al que se denomina sinapsis. Este contacto o sinapsis se realiza entre un terminal de axón o, en ocasiones, una dendrita y un receptor de información: una dendrita, un cuerpo celular o, a veces, un terminal axónico. Por lo general una neurona es estimulada por cientos o miles de neuronas y a la vez la neurona alimenta otros cientos o miles de ellas. Algunas sinapsis son excitatorias y otras son inhibidoras al bloquear señales. La evolución de las neuronas es lenta, ésta tiene lugar por la multiplicación de las dendritas y por la mielinización de los axones, que hacen que aumenten los contactos interneuronales.
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