Ensayo sobre el narcisismo

Sobre el narcisismo

Crece el insano ardor, crece el engaño

del que en las aguas vio su imagen bella;

y él, sola causa en su mortal querella,

busca el remedio y acrecienta el daño.

A Narciso por Juan de Arguijo

Freud retoma del mito griego de Narciso quien trata a su propio cuerpo como si fuera un objeto sexual. Se encuentra capturado en su propio reflejo, que por miedo a dañarlo no intentaba tocarlo. Narciso se suicida al no poder tener el objeto de su deseo, dando el nombre a la flor que creció bajo el cuerpo de éste.

Es importante resaltar que para Freud esta forma de relación con el propio cuerpo no la relaciona con una perversión, como lo podría haber mencionado en 1905, en Tres ensayos de teoría sexual, como una desviación en cuanto al objeto sino que considera que este estado es un “complemento libidinoso del egoísmo inherente a la pulsión de autoconservación, de la que justificadamente se atribuye una dosis a todo ser” (Freud, 1914; pp. 71-72).

A partir de esta cita es que podemos entender que la visión freudiana fue la de entender el narcisismo como un proceso normal dentro de la constitución del individuo, un estado intermedio, por llamarlo de alguna manera, entre el autoerotismo y el amor de objeto.

Como es característico dentro de la forma en que se comienza a teorizar en psicoanálisis, Freud puede tener noticias de la libido de objeto a partir de la neurosis de transferencia, las neurosis actuales (histeria y neurosis obsesiva) mientras que de la libido yoica por las parafrenias y la hipocondría. En las cuales, gracias a sus efectos exacerbados se pueden inferir las conductas normales. En este sentido, las parafrenias y la hipocondría muestran la manera en que la psique intenta reconducir la libido de objeto hacia el yo, es decir, se reconduce la energía libidinal de los objetos al propio yo. De esta peculiar característica de funcionamiento psíquico es que Freud comienza a indagar sobre la mudanza de la libido yoica y libido de objeto.

El resultado de la construcción de este modo de pensamiento lleva a Freud a considerar un estado precoz en el que el niño coloca toda su libido sobre sí mismo, y llama a este estado narcisismo primario que se contrapone al narcisismo secundario en el cual se genera un retorno de la libido, retirada de los objetos (Laplanche, 1994).

En este sentido la postura freudiana sobre el narcisismo se puede suponer como un estadio necesario para la autoconservación del individuo en los primeros momentos de su vida y que, de manera gradual, esta energía se tiene que desplazar a los objetos externos puesto que de ellos y de su relación con estos depende su supervivencia. De lo contrario esto conllevaría a un estado de displacer, considerando a este como un incremento de energía que se estancaría de no ser desplazada del yo a los objetos externos. En esta relación con los objetos externos se encuentra satisfacciones que favorecen la investidura de estos.

Sabemos que las pulsiones se apuntalan en la biología, es decir, parten de las necesidades como la alimentación. El aumento de la tensión es displacentero hasta que la madre lo alimenta y la tensión disminuye momentáneamente ya que posteriormente buscará nuevamente esa experiencia de satisfacción. Es por ello que se puede comprender el desvalimiento del individuo y el vínculo que se establece entre la satisfacción de la necesidad y la presencia de la madre a la cual se puede considerar su primer objeto de amor. Esto se puede ejemplificar de forma nítida en la teoría kleniana sobre los primeros años de vida del bebe y la forma de ver el mundo de éste, tanto en la posición esquizo-paranoide como en la posición depresiva (Klein, 1952).

Se entiende, pues, una investidura libidinal del yo, cedida posteriormente a los objetos como parte de un proceso que se rige por el principio de placer. Aquí se observa una manera económica de conceptualizar la relación entre la libido yoica y la libido de objeto, la cual es inversamente proporcional, es decir, cuanto más aumenta una, más se empobrece la otra. Esto se puede ejemplificar en el enamoramiento como el grado superior de desarrollo de la segunda; y el opuesto seria la fantasía de “fin del mundo” de los paranoicos. Tema que elabora Freud en Duelo y melancolía (1917 [1915]).

Es importante entender que estas energías libidinales se encuentran ligadas en el estado de narcisismo primario y que solamente a partir de la investidura de objeto es que se pueden diferenciar.

La diferencia descrita entre libido yoica y libido de objeto es el antecedente de lo que en años posteriores, en Más allá del principio de placer, se describirá como pulsiones de vida y pulsiones de muerte, pulsiones de autoconservación y pulsiones sexuales. En este punto es en cual el aspecto económico puede tomar un aspecto a gran escala, incidiendo gradualmente a partir de los individuos hasta tener implicaciones en la especie. Me explico. Se evidencia que el egoísmo preserva de enfermar, incluso de morir en los primeros momentos de vida en que acontece el narcisismo primario, pero, al mismo tiempo, uno tiene que amar (a un objeto)

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