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Freud Y La Cocaina


Enviado por   •  6 de Mayo de 2013  •  1.724 Palabras (7 Páginas)  •  357 Visitas

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Freud y la cocaína

No existe en la obra de Freud, a pesar del papel preponderante de la droga en sus comienzos profesionales, ningún ensayo detallado sobre el alcoholismo o la drogadicción, salvo sus estudios cuando era neurólogo.

En el año 1884 se produjo el encuentro entre Sigmund Freud y la cocaína, poco después de la introducción de esta droga en los Estados Unidos y Europa. Comenzó a interesarse por sus propiedades y efectos, convirtiéndose en un ferviente usuario y defensor de la misma. Inició una serie de investigaciones experimentales sobre sus efectos en el hombre y trató de utilizarla para frenar la adicción a la morfina de un amigo suyo, Ernst Von Fleischl-Marxow. Las consecuencias de estos experimentos y las ulteriores polémicas, le indujeron a abandonar sus investigaciones acerca de su acción sobre el sistema nervioso central, aunque podemos inferir por "La interpretación de los sueños" que todavía utilizaba la droga en el año 1895.

Tres estudios sobre la cocaína constituyen su primer encuentro científico con las neurosis y su primer fracaso terapéutico. Por eso merecen ser presentados amplia y detalladamente, aunque sólo unas pocas líneas en la historia de la medicina y la farmacología los recuerden.

"Über Coca / Sobre la coca (Julio de 1884)". En su apasionado artículo "Sobre la coca", el primero que escribió sobre este tema, Freud ofrece al lector una enorme cantidad de datos sobre la historia de la utilización de esta planta en Sudamérica, su exportación a Europa, sus efectos sobre los seres humanos y los animales, y sus múltiples usos en terapéutica. Incluye detalladas descripciones de las investigaciones realizadas por muchos autores. Ya en este momento aparecen algunos indicios que apuntan hacia las propiedades anestésicas de la droga y las esperanzas que en este sentido hace concebir, aunque no llegue a hablar de aplicaciones concretas.

Freud menciona el uso que Koller hizo de la cocaína para anestesiar la córnea en las operaciones oftalmológicas, práctica que desde entonces se hizo famosa.

"Contribución al conocimiento de los efectos de la cocaína (Enero de 1885)". En este artículo, a diferencia de lo que hizo en el anterior, Freud no trata de las reacciones subjetivas que produce la cocaína, sino de los efectos objetivos de la droga, medidos con aparatos que permiten cuantificar la energía muscular y el tiempo de reacción. Así, da todos los detalles de los experimentos que realizó con un dinamómetro y un neuroamebímetro.

Es interesante señalar que no explica los incrementos encontrados tras el uso de la cocaína como consecuencia de la acción directa de la sustancia en la musculatura, sino que los ve como resultado del bienestar general que produce, que -sólo secundariamente- mejora las facultades motrices.

"Anhelo y temor de la cocaína (Julio de 1887)". En este artículo, Freud defiende la cocaína contra los que la acusaban de ser peligrosa y creadora de hábito, de ser, en palabras de un médico alemán "el tercer azote de la humanidad", al lado del alcohol y la morfina. Freud cita sus propias experiencias y las de otros autores y sostiene que la cocaína sólo produce adicción entre aquellos adictos a la morfina que, durante intentos de cura de supresión, hacen mal uso de la cura, conservan su dependencia de la droga y simplemente cambian una substancia por otra, en este caso la morfina por la cocaína. En todos los demás casos se comprueba que la cocaína no forma hábito, puede administrarse libremente y, tras una utilización prolongada, puede provocar no tanto ansia de tomarla como aversión contra sí misma.

Por otro lado, Freud afirma que la utilidad general de la cocaína está limitada debido al factor de variabilidad de las reacciones individuales. Aparte del efecto anestésico, que se produce siempre, el resto de reacciones cambian según cuál sea el estado individual de excitabilidad y el estado individual de los nervios vaso motrices en los que actúa la cocaína.

Luego de las críticas recibidas por sus estudios de la cocaína y la confirmación de su fracaso terapéutico (no consigue su objetivo de curar a su amigo con la droga), decae su entusiasmo por la función de los medicamentos en la cura, dirigiendo su mirada hacia los métodos de Charcot (la hipnosis y la sugestión), para propiciar la curación, produciéndose un nuevo encuentro, ahora con la histeria. En "Histeria (1888)", Freud describe a la histeria como una anomalía del sistema nervioso: un cuerpo extraño perturba la estabilidad de la energía psíquica y crea un desborde en el nivel del cuerpo, concibiendo de esta manera a la histeria como una patología del excedente.

Este exceso en la histeria, Freud lo retoma en la relación entre el hipnotizador y el hipnotizado, cuando comienza a experimentar con los métodos de Charcot mencionados. Alerta sobre los puntos débiles del método debidos a la dependencia respecto del hipnotizador -a pesar de su utilidad en las perturbaciones neuróticas y en las desintoxicaciones-, dado que el riesgo es una adicción a la hipnosis.

La

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