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Hiperconsumo


Enviado por   •  24 de Noviembre de 2014  •  638 Palabras (3 Páginas)  •  493 Visitas

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El hiperconsumo y la política

Copyright Editora El Sol, S.A. de C.V. Jan 3, 2009

Cambiar la visión del ser humano por una en la que se reste importancia a los bienes materiales reinventaría la percepción del confort y permitiría encontrar nuevas aspiraciones a las masas

La reacción generalizada de todos los gobiernos del mundo ante la parálisis de la economía mundial ha sido la de suministrar enormes créditos de dinero público a las instituciones financieras, tanto para refaccionar a las empresas productoras que se han quedado con grandes inventarios, como para dar crédito al consumidor final y poder mantener o incrementar el ritmo de consumo creciente de la sociedad capitalista. Esto se ha realizado llevando a la práctica una teoría económica (Keynes) de principios del siglo XX.

En estas circunstancias es oportuno rescatar algunos conceptos sobre el hiperconsumo del filósofo francés Gilles Lipovetsky de su libro La felicidad paradójica (Anagrama, 2007), donde señala que fue durante la segunda mitad del siglo XX cuando se construyó la etapa del consumo en la sociedad capitalista, reemplazando a las economías de producción.

Dice Lipovetsky que el gozo del presente ha desplazado a las expectativas del futuro, la fiebre del confort ha sustituido a las pasiones nacionalistas o revolucionarias y el vivir mejor se ha convertido en la única aspiración de las masas.

Según Lipovetsky, en los dos últimos decenios del siglo pasado se acentuó el consumo para llegar a una nueva fase del capitalismo que es la sociedad de hiperconsumo. De una economía basada en la oferta se viró hacia una economía de demanda, en la que se impone la política de las marcas y surge una revolución económica que reemplaza a la empresa orientada al producto por la que está orientada al mercado y al consumidor.

Esta nueva era del capitalismo construyó una nueva estructura económica donde los dos únicos elementos son el capitalista y el consumidor, mientras va decreciendo la proporción de trabajadores. Surge un nuevo tipo de consumidor, móvil, flexible e impredecible, desligado de las culturas de clase y que está al acecho de nuevas experiencias de bienestar y riesgo. Todo esto mientras los estilos de vida, los placeres y las modas están cada vez más supeditados al sistema comercial.

El hiperconsumidor ya no desea sólo el bienestar material, sino que demanda el confort psíquico, la armonía interior y la plenitud subjetiva que hacen florecer las técnicas de desarrollo personal, las nuevas espiritualidades, las doctrinas orientales, las guías de felicidad y la búsqueda de la sabiduría.

Del materialismo de la primera sociedad de consumo se ha transitado a la expansión del mercado del alma, del equilibrio y la autoestima, mientras aumentan los recetarios para la felicidad. El sufrimiento carece de sentido y la

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