Hombre Manangerial

El Hombre Managerial

Retrato del hombre nuevo, producto de y productor de los sistemas. Este trabajo considera que el hombre nace en el punto de intersección de dos tendencias que se desarrollan paralelamente y que responden la una a la otra.

El Homo Psychologicus

Una de las primeras tendencias es el aumento del narcisismo, reconocido por sociólogos y filósofos. Somos testigos de la mutación antropológica, es decir la aparición de un perfil inédito del ser humano en sus relaciones consigo mismo y con su cuerpo, con los demás, el mundo y el tiempo, en el momento en que el capitalismo autoritario cede su puesto a un capitalismo hedonista y permisivo.

Este nuevo individuo se caracteriza por buscar su realización personal en que refiere a su cuerpo y a su Yo. La irrupción del narciso moderno (aparece al final de la 2° guerra mundial) ha de relacionarse con la desaparición de los valores y las metas sociales que estaban en vigor. Sistemas de valores religiosos y políticos que facilitaban una metáfora exterior que todos podían hacer suya poniendo limites en su conducta y lograban resultados contradictorios con su discurso humanista: cuando no dieron lugar a las guerras religiosas o políticas, genocidios, tiranías o dictaduras, por lo menos fueron capaces de evitarlos.

El poner en tela de juicio estos sistemas de valores se traduce en una progresiva despolitización y desindicalización que, en la sociedad actual, alcanzan cuotas muy adecuadas.

Solo la esfera privada parece salir victoriosa de esta corriente de apatía que domina el mundo. Vigilar la salud, asegurarse un status, librarse de complejos, esperar con ansia las vacaciones, vivir sin un ideal, sin una meta trascendente, es ahora posible. La sociedad resultante sería una sin ídolo y sin tabú, sin proyecto histórico, regida por la era del vacío.

Tras el derrumbamiento los sistemas de valores, el narcisismo moderno es también consecuencia de lo que se llama el proceso de personalización que promueve la realización personal y que eliminando sistemáticamente cualquier posibilidad trascendente, engendra una existencia puramente actual, una subjetividad total sin fin ni sentido, librada al vértigo de la auto seducción.

Se resalta el individualismo y la destrucción del dominio público como resultados de una nueva cultura. El Yo de cada individuo se ha convertido en su principal carga y conocerse a si mimo se ha convertido en una meta, en un medio para conocer el mundo.

Con la llegada del psicoanálisis se fortaleció la convicción de que gracias a la comprensión de los procesos internos del Yo, dejando de lado las ideas trascendentes. Sería posible liberarese y participar de forma plena y racional de una vida mas alla de nuestros propios deseos.

EL resultado de todos estos fenómenos es la aparición de un nuevo individuo con una sensibilidad psicológica desestabilizada y tolerante, centrada en su propia realización emocional, ávido de juventud, de ritmo, de deporte, menos preocupado por su vida que por su realización intima. El narcisismo seria la principal estructura psíquica constitutiva de la personalidad posmoderna (Homo Psychologycus), un individuo obsesionado con su ser y bienestar, encerrado en sí mismo, en la búsqueda de su realización, cada día más indiferente a su prójimo, con el que acaba siendo incapaz de mantener una relación, ve al otro como un espejo de sí mismo y lo percibe así en la realidad.

Una nueva Trascendencia

Junto al debilitamiento de los grandes sistemas de valores tradicionales y la explosión del narcisismo, hay una institución que gana peso como proveedora de sentido: la empresa

En un entorno en el que las relaciones sociales se han debilitado, la empresa pasa a ser ese hogar generador de identidad, ese lugar social donde buscar un nuevo orden que regule las relaciones sociales. La empresa tiende a convertirse en una de las instituciones centrales de la sociedad y le sistema social esta cada día mas en concordancia con la vida de la empresa. El lugar que ocupa la empresa es una consecuencia del cuestionamiento de los grandes sistemas de valores. Frente al declinar de grandes instituciones, como la iglesia o la familia (regidoras de la vida social y personal), la empresa es la única que ofrece signos, referencias, creencias y proyectos.

La empresa se encuentra inmersa en un contexto económico extremadamente difícil y competitivo, y necesita que se le aporte energía, para ello se esfuerza en dar respuesta a todas las demandas, presentándose como una entidad trascendente, proveedora de valores, de cultura, de moral, de metas y futuro. Hay que motivar e implicar a todos los miembros, agrupándolos en torno a un conjunto de valores admitidos por todos.

Se ha producido una recomposición de los intereses políticos, religiosos, económicos del hombre contemporáneo, poniendo énfasis en lo concerniente al trabajo y la carrera profesional. La búsqueda de sentido y el afán de realizarse también tienen como marco a la empresa, que pasa de ser un simple lugar de trabajo a ser el centro de la búsqueda de placer, de lucha contra la angustia y la cuna del mundo imaginario.

El homo psychologycus encuentra en la empresa managerial una organización a su imagen y semejanza, se transforma en un hombre managerial que busca en la empresa la realización de sus deseos, intereses, proyectos, extra de ella valores y el sentido de su existencia, y que a través de la gestión de lo imaginario, obtiene la motivación, la energía y la productividad que necesita.

El Hombre Managerial

Es el resultado de este doble fenómeno del que él es a la vez producto y productor. Productor porque es el que acude a la empresa buscando como calmar esa sensación de vacio que le angustia y saciar su necesidad de creer en algo, de realizarse. Producto porque la empresa lo “trabaja” y lo “modela” de acuerdo a sus valores y creencias, proyectos e ideas, en su mundo imaginario.

En el primer caso el hombre Managerial es fruto de la personalidad narcisista cuando opta por la empresa para proyectarse en vez de permanecer en el vacío, por otro lado es un producto de la empresa, consecuencia de esa movilización estimulante de lo imaginario.

Características del hombre managerial:

Fanatismo: si el individuo no tiene deseo de volverse un fanático por algo que lo haga superarse, la empresa se encargara de crearlo

Narcisismo: el individuo se somete a una exigencia que no es trascendente, sino que es un dios instantáneo, lo absoluto no se encuentra en una trascendencia exterior a la que uno deba someterse, sino en la exigencia interna

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