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IMAGINACION CREADORA

20 de Marzo de 2013

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN UNIVERSITARIA

COLEGIO UNIVERSITARIO DE ADMINISTRACIÓN Y MERCADEO

CUAM- INDUSTRIAL

Profesor: Jaime Barreno Integrantes:

Hugas Ambar

Corona Emiliany

Aponte Aileen

Colmenares Neisabeth

Moreno Yurbelys

4to Semestre Educación

Mención: Preescolar

Materia: Educación Musical

Valencia, Marzo 2013

INTRODUCCIÓN

La imaginación creadora trata básicamente de conseguir aquello que de verdad anhelamos, esto se consigue pensando en que lo que queremos se hará realidad y así sucederá. Un método que han conseguido probar grandes personajes exitosos de este tiempo y de los antiguos. En este curso podrás informarte más acerca de este interesante tema.

Una persona creativa es flexible, le gusta jugar con ideas, está dispuesta a cambiar de opinión y siempre busca nuevas soluciones. La preocupación por el desarrollo de la creatividad es explicable en una sociedad donde la nota predominante es el cambio, que plantea importantes retos a la educación para incrementar la habilidad de aprender y adaptarse de manera creativa, constructiva, oportuna a ellos.

El desarrollo de la creatividad debe constituir una meta prioritaria en la educación, más aún si se trata de la educación del estudiante de preescolar. Para lograrla, se requiere que el docente sistematice el desarrollo de la imaginación creadora propia y de sus alumnos, se comprometa a profundizar en la práctica, la investigación y la creación de nuevas herramientas, conozca y comprenda los mecanismos, se familiarice con los métodos, estrategias diseñadas y genere formas propias para estimularla.

IMAGINACIÓN CREADORA A TRAVÉS DE LA MÚSICA

En ese proceso de desarrollo creativo-musical tiene asimismo una enorme importancia el análisis de modelos clásicos. Igual que al aprender un idioma escucharlo ayuda a apreciar la entonación o musicalidad de las palabras y las frases, que luego trataremos de imitar, con la música sucede lo mismo. Así, al trabajar las obras de autores clásicos o contemporáneos, el alumno va captando la armonía, los silencios, la participación de los distintos instrumentos a lo largo de la obra, etc. que luego le servirán de base para elaborar sus propias composiciones.

No se trata de imitar sino de proporcionar los sustentos necesarios desde los que desarrollar su imaginación-creativa. Vuelvo al ejemplo de la pintura pues, hasta los niños más pequeños, realizan sus dibujos sin previa instrucción, sin embargo, ello no impide que se les enseñe a coger correctamente el lápiz, con lo que sus creaciones serán más fructíferas y menos agotadoras.

Se pretende que el alumno explore y exteriorice su imaginación creadora mediante la improvisación sobre modelos clásicos. Así, es interesante conocer los rasgos esenciales de este tipo de caracteres:

• A nivel afectivo: son personas que muestran un buen nivel de autoestima, autonomía para la elaboración de sus propias ideas y capacidad de investigación.

• A nivel cognitivo: presentan un buen auto concepto, imaginación desbordante y capacidad de análisis crítico de las situaciones.

La formación de la personalidad infantil se ve sometida a factores ambientales (donde la escuela tiene una importante labor), genéticos y familiares, siendo la creatividad la ventana desde la que desarrollarse, aprender y conocer el mundo que les rodea.

Desde la educación se debe promover el descubrimiento del propio ser desarrollando para ello la sensibilidad e inteligencia musical. La actitud del maestro y su capacidad de motivación del alumnado serán esenciales a la hora de afrontar esta práctica pedagógica.

Aunque la creatividad pertenece al género humano, no se manifiesta en todos por igual, está condicionada y su educación requiere un cambio de actitud no sólo por parte del educando sino del educador, pues conlleva un enfoque pluridisciplinar. Educar proviene del término latino educis, educere, que significa extraer de dentro, “sacar hacia fuera” (Tusquets, J.). A diferencia del vocablo enseñar que en origen significa señalar hacía, mostrar algo a alguien.

¿Cómo promover ese cambio de actitud? Se ha comprobado que el grado de implicación cognoscitiva y emocional del profesor influye en los resultados, pues, en ese caso, no sólo dicta, sino que también da ejemplo de cómo fomentar la imaginación creadora, cómo emplear los medios para lograr el éxito y cómo vivir creativamente. Algunas actividades para aumentar la imaginación creadora en el aula a edad temprana son:

Permitir que los niños se expresen cantando: para ello extremaremos esta premisa hasta el punto de que todo lo que digan en el aula deban hacerlo cantando, con el ritmo que quieran o con uno previamente establecido, por ejemplo, de corcheas, de negras o de redondas.

• Expresarse a través del baile: el derroche de energía cinética es una constante en los niños; el profesor puede canalizarlo mediante el baile libre con distinto tipo de música, desde una con gran fluidez hasta otra que recuerde la tranquila bajada de las aguas de un río.

• Pintar las sensaciones: la música puede evocar en nosotros distintos tipos de sentimientos, aprovechemos para que los alumnos los plasmen con pinceles o, mejor aún, con las manos y el cuerpo.

• Dibujar la música: es muy interesante arriesgarse a plantear una propuesta como esta. Con el dibujo el niño/a va formando los cimientos de su estabilidad emocional, con él se adueña de las imágenes de la realidad que luego representará en su mundo.

• Juegos enlazados de repeticiones: la maestra realizará una sucesión de sonidos con las distintas partes del cuerpo (por ejemplo: dos palmadas, una palmada con las rodillas, un golpe en el suelo con un pie, otro con el otro pie, una palmada y el sonido de pedir silencio con un dedo delante de los labios), los alumnos escucharán con intención de repetirlo, pero sólo uno de ellos será designado. Una vez imitados los sonidos, deberá crear otros y decir el nombre de otro compañero para que los repita.

IMAGINACIÓN CREADORA A TRAVÉS DEL LENGUAJE

Es imprescindible, en primer lugar, rechazar esa tradicional oposición entre fantasía y realidad, en la que realidad significa lo que existe y fantasía aquello que no existe. Esa oposición no tiene sentido. ¿No existen acaso los sueños? ¿No existen los sentimientos por el hecho de no tener cuerpo? ¿De dónde sacaría la fantasía los materiales para sus construcciones si no los tomara, como de hecho hace, de los datos de la experiencia, ya que no entran en la mente más datos que los de la experiencia?

La fantasía es un instrumento para conocer la realidad (Hago servir indistintamente como sinónimos las palabras "fantasía" e "imaginación", porque ya están lejos aquellos tiempos en que los filósofos, teorizando a posteriori sobre la división del trabajo, los distinguían, para luego adjudicar la "fantasía" creadora a los artistas y la "imaginación" práctica a los trabajadores manuales). Otros instrumentos son los sentidos. Otros, el pensamiento crítico, la ciencia, etc. La mano tiene cinco dedos: ¿por qué la mente sólo ha de tener uno? Por el contrario, tiene muchísimos.

Nadie puede prescindir de la fantasía, ni el científico ni el historiador. Recientes investigaciones han puesto en evidencia importantes homologías entre los procesos de creación artística y los de la creación científica.

Apoderarse de las palabras

Jugar con las palabras y las imágenes no es la única manera que los niños tienen para aproximarse a la realidad, pero ésta no significa ninguna pérdida de tiempo. Significa apoderarse de las palabras y de las cosas. Por eso sostengo que el libro-juguete (las fábulas, las aventuras, la poesía en la que la lengua juega consigo misma) ha de tener un lugar duradero en la literatura infantil, junto a otros libros que actúan sobre otros componentes de la personalidad infantil, abriendo otros caminos en el itinerario que tiene un extremo en el niño y otro en la realidad. Hasta esos otros libros, para dirigirse a los niños, no podrán olvidar el lenguaje de la imaginación: su autor deberá sentir sus vivencias en la imaginación si quiere que el mensaje llegue a su destinatario.

Transformar la imaginación que consume en imaginación que crea

No se puede concebir una escuela basada en la actividad del niño, en su espíritu e investigación, en su creatividad, si no se coloca a la imaginación en el lugar que merece en la educación. Lo que implica que el educador animador cuenta entre sus tareas con la de estimular la imaginación de los niños, de liberarle de las cadenas que precozmente le crean los condicionamientos familiares y sociales, la de animarle a competir con ella misma, transformándose de imaginación que consume en imaginación que crea. Para esto también le serán útiles los libros. Claro está, para ir más allá. Y también para descubrir que más allá, hay otros libros en los que se conserva la memoria colectiva de

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