INFANCIA ES DESTINO

INFANCIA ES DESTINO

En este libro recalca mucho el psicoanálisis y una parte de ella nos dice que la infancia es la etapa más importante de la vida ya que ella determina a las demás. Las experiencias que vivamos durante la infancia, las formas de resolver o no las dificultades que se nos presentan, tendrán una huella imborrable en la personalidad y conducta futuras en las diferentes etapas de nuestra vida.

Freud señala que las experiencias de los primeros años de vida marcan de manera definitiva al individuo.En pocas palabras se podría decir que la infancia es el destino del hombre ya que desde esta marcara a los modelos de comportamiento en las etapas posteriores.

También señaló vivencias preñadas de afecto, que eran capaces de actualizarse y teñirse con matices calcados de la historia individual con esto quiere decir que las personas que vivían una infancia llena de amor serian seres con capacidad de adaptación así como de trascender gratificantemente.

Otro punto muy importante que nos menciona Freud es el recuerdo que se convierte en un motivo principal de los primeros años del psicoanálisis. Él nos habla del recuerdo, repetición y elaboración, el autor le da mucha importancia a estos puntos debido a que desde nuestra infancia creamos vivencias que después se vuelven recuerdos, que aun que a veces los olvidemos siguen ahí presentes, Santiago Ramírez los llama recuerdos encubridores que son una representación condensada, sintética y a menudo simbólica de los años olvidados.

Otros autores mencionan:

Menninger señala que los sentimientos y actitudes presentes en situaciones de realidad de las personas pertenecen a una pauta. Esta se originó hace tiempo por alguna razón y esta permanece a pesar de los cambios quedando impresa en cada paso de su vida.

Lowenstin expresa que el psicoanálisis tiene su base en la intercomunicación entre el pasado y presente de la vida del hombre.

Kardiner hace referencia que los procesos integrativos de la personalidad humana están determinados por la variación específica del uso y las costumbres y por las condiciones a las que el individuo se adapta desde el nacimiento hasta ser adulto. Son conductas conscientes o inconscientes en el infante mismo que se encuentran anclas en el pasado.

Cuando se refiere a la relación madre-hija, Ramírez explica que mientras más temprano se dé la identificación entre ellas es más positivo, pues las tendencias naturales se volverán activas, obviamente cuando estemos hablando de una madre femenina, buena y equilibrada.

En el capítulo donde nos relata al niño coreico y al niño ulceroso, queda totalmente manifiesto la influencia de la madre en el comportamiento

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