Importancia y pertinencia de la UPT y del PNF en Psicología Social

IMPORTANCIA Y PERTINENCIA DE LA UPTVT Y DEL PNF EN PSICOLOGÍA SOCIAL EN EL CONTEXTO SOCIOPOLÍTICO ACTUAL

Isaac Morales Fernández

9 de febrero de 2019

        En el siglo XIX la educación superior venezolana no tuvo la atención gubernamental necesaria para la base institucional en beneficio de la sociedad. Las ideas de Simón Rodríguez no fueron ejecutables en una nación en constante pugna de intereses. El resultado final del siglo XIX fue que hasta bien entrado el siglo XX, al caer la dictadura de Gómez en 1936, el analfabetismo ascendía al 80%. Es famosa la frase de Rómulo Gallegos ese mismo año: “en educación, todo está por hacerse”. Las ideas de Prieto Figueroa que soñaban entonces con invertir dineros y voluntades en educación, fueron puestas de lado. En los años subsiguientes, una frágil y elitesca democracia representativa, que terminó en una nueva dictadura con Pérez Jiménez (que invirtió mucho en educación en materia de infraestructura, pero no en planificación, calidad ni inclusión) en plena mitad de siglo, hizo que Ángel Rosenblat en 1959 prendiera una alarma que resonaría durante décadas: “nuestro bachillerato es un lamentable fracaso”. Hacía alusión al ingreso universitario de los jóvenes de entonces. El sistema educativo conservador y castrante se perpetuaba, a merced de las instancias del poder politiquero, avaro y miope, causando atraso en la sociedad venezolana, mientras las propuestas de estos pensadores (Rodríguez, Gallegos, Prieto, Rosenblat) seguían bajo la mesa, sin el fomento necesario para romper con los esquemas retardatarios que el puntofijismo reforzaba. La educación siguió en manos de oligopolios, tanto así que durante las últimas tres décadas del siglo XX proliferó mucho más la educación universitaria privada que la pública. Salvo el excepcional y aislado esfuerzo de Félix Adam por llevar a la palestra del debate universitario venezolano el tema de la Andragogía, afianzar la Universidad Nacional Experimental “Simón Rodríguez” con un Centro de Estudios para el Aprendizaje Permanente, y crear la Universidad de la Tercera Edad, no hubo prácticamente ningún otro esfuerzo remarcable por la instrucción universitaria pública, por realmente sentar las bases para una universidad de cara a los retos que necesitaban afrontar las nuevas generaciones en el país. La reforma de la Universidad Central de Venezuela se centró en sí misma, miró sólo hacia adentro como una academia de intelectuales eruditos sin impacto en la sociedad, en la comunidad. El Instituto Universitario Pedagógico de Caracas se formó como una escuela primaria donde se educó a los adultos como si se tratase de niños, afectando a la maduración integral y socio-política de esos adultos que vinieron a formar a los niños y adolescentes posteriores. Otras universidades públicas crecieron “vegetativamente” (como afirman Darcy Ribeiro en La universidad necesaria e Isabel Rivera en Estructura universitaria y Educación). La educación venezolana, en general, se aburguesó, replegada sobre su ombligo y de espaldas al desarrollo de la patria. Al abrir el siglo XXI, la nación hace un intento por lograr una política diferente. Bajo el gobierno de Hugo Chávez, surgen muchos esfuerzos de personas preocupadas seriamente por el tema de la educación como parte fundamental de la política para el desarrollo nacional. Así se crea la Universidad Bolivariana de Venezuela en 2003, la Misión Alma Mater y los Programas de Formación de Grado. Luego se van desarrollando las ideas de los Planes Nacionales de Formación (PNF) y los PNF Avanzados (PNFA) hacia 2008, bajo la égida teórico-práctica de la Educación Popular de Freire, el Estado docente de Prieto Figueroa y la Andragogía de Félix Adam, entre otros. En este contexto de búsqueda y alternativa nace en 2014 el concepto de Universidad Politécnica Territorial, para desarrollar una educación universitaria en pos del desarrollo integral e integracionista del país en todos sus ámbitos geopolíticos, garantizando una oferta académica tripartita (humanidades, ciencias y tecnologías), para acabar con la idea de “subdesarrollo” que tanto se arraigó en nuestra mentalidad. Bajo el espíritu de una nación en desarrollo, la UPT no es una institución para saciar la competencia del mercado laboral del sector privado, sino un esfuerzo por lograr la masificación del ingreso, prosecución y egreso al campo laboral público y sociocomunitario, con una legislación estratégica, con visión y misión social, garantizando la participación socio-político-cultural del estudiantado, siendo partícipes de la transformación estructural del sistema educativo, lo cual deberá conducir hacia la nueva sociedad venezolana que necesitamos para surgir. En ese sentido, el PNF donde tal vez recae la mayor responsabilidad para el cambio de mentalidad requerido, es Psicología Social. Esta especialidad une la Sociología a la Psicología, con criterio humanista, para interpretar la realidad y accionar soluciones a problemáticas sociales relacionadas con cambios conductuales, culturales e idiosincráticos. Hoy, cuando el desarrollo del país se halla ante la más difícil encrucijada, es impostergable trabajar en el inconsciente colectivo, la integración del ser social, la solidaridad y los valores identitarios nacionales, regionales y locales.

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