Inteligencia Emocional. ¿Acaso de manera inconsciente e involuntaria hacemos uso de nuestra inteligencia emocional?

Inteligencia Emocional

A lo largo de nuestras vidas, experimentamos diversos cambios: físicos, fisiológicos pero sobre todo emocionales, puesto que por ser humanos la mayoría del tiempo estamos relacionándonos con otros y ese contacto pone de manifiesto nuestros sentimientos, esos que nos hacen pertenecer al linaje humano. Sería interesante preguntarnos, ¿existe realmente una inteligencia emocional? ¿Cómo es que el ser humano comienza a trabajar las emociones cuando logra conocerla? ¿Acaso de manera inconsciente e involuntaria hacemos uso de nuestra inteligencia emocional?

Ahora bien, cuando hablamos de inteligencia emocional hacemos referencia al conjunto de destrezas, actitudes, habilidades y competencias que determinan la conducta de un individuo y que permiten reconocernos como seres humanos, según Goleman (1998) son: la influencia, la comunicación, el manejo de conflictos, liderazgo, catalizador de cambios, estableciendo vínculos, colaboración y cooperación, habilidad para comprender a los demás, ayudar a los demás, orientación de servicio, entre otros.

Partiendo de esta idea, nos encontramos ante cualquier problema y nuestras reacciones son variadas: llanto, desesperación o por el contrario unas ganas de seguir adelante y valentía, pero esto está determinado por dos tipos de inteligencias: intrapersonal e interpersonal. La primera, hace referencia a la relación que tenemos con nosotros mismos, es decir, un tú a tú que permite examinarnos y experimentar lo que somos nosotros mismos, de allí que esta inteligencia comprenda tres componentes cuando se interpone en el campo laboral: conciencia de uno mismo, cuando somos capaces de entender nuestras propias fortalezas, debilidades, estados de animo, emociones, impulso y comprender lo que esto puede ocasionar sobre los demás y sobre nosotros mismos. La autorregulación o control de sí mismo va de la mano con el primero, porque cuando logramos reconocer lo que somos, no lo podemos separar del control ya que pensamos antes de emitir cualquier juicio y somos flexibles ante los cambios que pueden generarse. La automotivación es buscar constantemente superarnos, por ende, es la habilidad de mantenerse con el entusiasmo de lograr un objetivo.

Por otra parte, se pone de manifiesto la inteligencia interpersonal, la relación con los demás que la mayoría del tiempo está unida a las relaciones sociales que determinan el modo de escuchar y sentir desde la perspectiva del otro, con nuestra capacidad de empatía aprovechando las oportunidades de comprender al que nos rodea. Consiste pues, en relacionarnos de manera amena con nuestros semejantes lo que se ha vuelto desde hace mucho tiempo complejo porque en lugar de mantener buenas relaciones con los demás, estamos llenos de conflictos interpersonales que si se quieren dependerán de nosotros mismos, porque desde mi punto de vista cuando no se tiene una estabilidad emocional intrapersonal es difícil que logremos tener una estabilidad emocional con amigos, compañeros, familiares.

Además, es imposible hablar de una inteligencia emocional, sin hablar de las emociones, porque son precisamente éstas las que influyen de manera directa cuando nos encontramos ante cualquier situación. El significado de la palabra emoción viene del verbo latino “Mover” además del prefijo “e” que implica alejarse, lo que sugiere que toda emoción hay una tendencia actuar. Ellas conforman rasgos de carácter, que resultan indispensables para una buena y creativa adaptación. Definir una emoción es tan difícil como definir lo que produce esa emoción. Sin embargo, se tiene entendido que el ser humano involucra un conjunto de cogniciones, actitudes, al momento de experimentar una emoción. No basta con pensar que el ser humano puede ser racional la mayoría del tiempo, puesto que las necesidades personales indican que el estado emocional determina la conducta del individuo y de esta manera expresar una emoción tiene una función desde que estamos pequeños. Así pues, lloramos cuando tenemos hambre, lloramos cuando tenemos miedo, sonreímos cuando sentimos alegría, sonreímos cuando sentimos que estamos haciendo las cosas bien.

Es importante saber, que las emociones nos guían a tomar decisiones y acciones en nuestra vida cotidiana, aunque en el momento no nos damos cuenta. Las emociones están presentes en nuestro ámbito familiar, laboral y personal. Estas nos guían para enfrentar cualquier situación complicada y tareas complejas como para dejarlo solo en manos del intelecto, hay que aprender a reconocer nuestras emociones en el momento que ocurren, porque estas son el reflejo de nuestra actitud ante cualquier situación que se pueda llegar a presentar. Por ejemplo, si las emociones están apagadas crearan fastidio pero si son muy extremas esto ya se volverá una condición.

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