“Inteligencia”
Adren12 de Septiembre de 2013
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Resumen
“Inteligencia” es un término de uso reciente influido por la psicología con el que se definen el conjunto de actividades psíquicas, o aptitudes, de tipo superior con las cuales el hombre se enfrenta a su contexto. Así como los partidarios de la inteligencia emocional postulan que es factible su aprendizaje permanente a través de la programación neurolingüística; quienes argumentan la potencialidad de la inteligencia social en la transformación continua de la realidad social inmediata de las personas y de las instituciones, defienden la utilidad de la planificación participativa estratégica para el aprendizaje asociativo de las comunidades, buscando poner de manifiesto los beneficios compartidos de una adecuada, transparente y sistemática relación entre sus formas autónomas de organización y la institucionalidad, en la programación de su futuro. Por otra parte, desde las ciencias pedagógicas la inteligencia es asociada a capacidades y disposiciones para aprender, individual y colectivamente. El aprendizaje individual genera conocimiento mientras que el aprendizaje colectivo, cualitativamente superior, produce saberes. Saberes que se cualifican y ponderan en la cotidianeidad de los actos sociales pero que pueden ser entendidos, sistematizados y comunicados en formas académicas. En consecuencia, la inteligencia, vista en términos colectivos, vendría a ser la capacidad humana de asociación que le permite a los grupos sociales comprender, jerarquizar y entender los fenómenos, hechos y cotidianeidad en la cual viven como condicionantes del proceso de toma de decisiones. La inteligencia puede tener un origen orgánico o biológico (biosocial), que en los seres humanos puede ser individual o colectivo, como también tecnológico o cibernético (artificial). Su origen está relacionado con el énfasis de su acción pero también con sus límites. Por otro lado, darle viabilidad a los sueños colectivos es un principio transversal de la inteligencia social y por ello siempre postula una visión de mundo comprometida con los más débiles y excluidos.
Por ello, la noción de justicia social adquiere el estatus de guía, de directriz orientadora que está por encima de los límites temporales del derecho establecidos para una sociedad concreta. La inteligencia social está referida a la experiencia y saberes acumulados por las comunidades y los grupos sociales que se expresan en estrategias de supervivencia contra lo hostil, en enfrentamiento hacia los contrarios a sus intereses y, del mismo modo, potenciar la consecución de lo amistoso, el cuidado de los aliados, de lo propio. Cuando se asocia con los espacios institucionales se redimensiona y cualifica. Se hace prioritario y exigible su uso a partir del concepto transversal de ecología social, con la que todos ganan y nadie pierde. Nunca podrá ser usada en contra de los propios ciudadanos o contra de un segmento poblacional con el cual la institucionalidad tenga diferencias; lo que se suele denominar inteligencia social situacional, la inteligencia cuyo lugar de enunciación es el barrio, la urbanización, el condominio pero que para alcanzar una acción colectiva más eficiente y eficaz se vincula a la institucionalidad. La unificación de la inteligencia social y la inteligencia institucional en inteligencia social situacional, es un fenómeno creciente en el desarrollo de la nueva institucionalidad revolucionaria que se expresa en la normalización y generalización de las salas de análisis del entorno, de análisis estratégico o situacionales en los distintos órganos de la administración. Desde esta perspectiva, la inteligencia social no cede sus fortalezas a la institucionalidad, sino que tiene sinergia con ella en temas y aspectos de interés compartido. La sala situacional es la herramienta síntesis para planificar e intervenir estratégicamente en la realidad social. Utiliza y desarrolla tanto la inteligencia social popular como la inteligencia institucional. Ésta, como producto que organiza el análisis contingente y estratégico, fusiona los espacios sociales lisos (gubernamental) y estriados (los ciudadanos, las multitudes), posibilitando un adecuado estudio de la realidad y las dinámicas diversas de lo público y lo privado. Tiene como propósito central responder a interrogantes que se le planteen a las organizaciones y responde a los intereses y expectativas de la administración, mientras que la asociada al movimiento popular responde a las necesidades de supervivencia y la lógica de multitudes.
Según Goleman, las relaciones no sólo moldean nuestra experiencia, sino también nuestra biología, de modo que las relaciones nutritivas tienen un impacto benéfico sobre la salud, mientras que las tóxicas pueden actuar como un veneno lento en nuestro cuerpo. En este sentido, la neurociencia ha descubierto que el diseño mismo del cerebro humano lo hace sociable e inexorablemente atraído a un íntimo enlace cerebro a cerebro cada vez que nos relacionamos con otra persona, según él, podemos comenzar a encontrarle sentido a cómo nuestro mundo social influye en nuestro cerebro y en nuestra biología, pues se ha descubierto una conexión entre involucrarse en una relación dolorosa, y un aumento de las hormonas de estrés a niveles que dañan ciertos genes que controlan células que luchan contra los virus y, ser constantemente herido e irritado, o por el contrario, ser emocionalmente nutrido por alguien con quien compartimos el tiempo a diario a lo largo de los años; puede, hasta cierto punto, remodelar los circuitos de nuestro cerebro. En consecuencia, la respuesta social del cerebro exige que el hombre sea sabio, y que perciba que ya no sólo su estado de ánimo, sino su biología misma, son dirigidos y moldeados por quienes están e interactúan en su vida y, a su vez, exige que nos hagamos cargo de cómo nosotros afectamos las emociones y la biología de otras personas. Estas transacciones tácitas son lo que equivale a las ganancias y pérdidas internas que experimentamos con una persona determinada, o en una conversación determinada, o en un día específico. Las nuevas investigaciones dicen que el cerebro social es la suma de los mecanismos nerviosos que instrumentan nuestras interacciones, además de nuestros pensamientos sobre las personas y nuestras relaciones; de modo que cada vez que nos relacionamos con otro ser humano cara a cara, o voz a voz, o piel a piel nuestros cerebros sociales se entrelazan.
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