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Interpretación De Sueño Freud

sole02932 de Junio de 2014

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B] LA REGRESIÓN

Sueño: acto psíquico importante y completo, su fuerza impulsora es un deseo por realizarse; su aspecto, en el que nos es imposible reconocer tal deseo, y sus singularidades y absurdidades, proceden de la censura psíquica que ha actuado sobre él en su formación. En su formación ha colaborado la necesidad de condensar el material psíquico para que pueda ser representado en imágenes sensoriales, y además [aunque no regularmente] el cuidado de que el producto onírico presente un aspecto inteligible.

Es una reflexión que se introduce como una situación presente y percibida por los sentidos como un suceso de la vigilia. Una idea, casi siempre la que entraña el deseo, queda objetivada en el sueño, y se presenta en forma de escena vivida.

Hay, además, en todo sueño, algo externo, elementos pensados o sabidos como en vigilia.

Comparación del aparato psíquico con un microscopio:

La localidad psíquica sería un lugar situado en el interior de este aparato, serían lugares ideales, sin elementos concretos.

Los elementos serían las "instancias o sistemas" [con una orientación constante, en el telescopio, uno detrás de otro]. En determinados actos psíquicos, la excitación recorre los sistemas conforme a una sucesión temporal determinada, orden que puede ser modificado en otros procesos.

Los componentes del aparato son "sistemas. psi". Este aparato posee una dirección. Toda nuestra actividad psíquica parte de estímulos [internos o externos] y termina en inervaciones. Tiene un extremo sensible y otro motor.

El extremo sensible recibe las percepciones.

El extremo motor abre las esclusas de la motilidad.

En general, el acto psíquico se desarrolla, desde el primero hasta el segundo.

Las percepciones dejan en nuestro aparato psíquico "huellas mnémicas", cuya función es la memoria, y consisten en modificaciones permanentes de los elementos del sistema.

Los estímulos de percepción son acogidos por un sistema anterior que no conserva nada de ellos, el cual carece memoria. Detrás de éste hay otro sistema que transforma la excitación momentánea en huellas duraderas.

De las percepciones perdura algo más que su contenido. Estas están enlazadas entre sí en la memoria [conforme sobre todo a su coincidencia en el tiempo]: asociación. Los sistemas mnémicos constituyen la base de la asociación, que consistirá en, siguiendo la menor resistencia, se propagará la excitación de un elemento Hm a un segundo elemento. En cada uno de los sistemas Hm hay una fijación distinta de la excitación propagada por los elementos P. En los sistemas Hm más alejados a éste último, quedará ordenado el mismo material según otros distintos órdenes de coincidencia.

El sistema P aporta a nuestra conciencia toda la variedad de las cualidades sensibles.

"Nuestros recuerdos" son inconcientes en sí. Pueden devenir concientes, pero despliegan todos sus efectos en estado inconciente. Cuando se hacen concientes, no muestran cualidad sensible, o es muy pequeña, en comparación con las percepciones.

Nuestro carácter reposa sobre las Hms. de nuestras impresiones [aquellas que han actuado más intensamente sobre nosotros].

Dos instancias psíquicas: una somete a crítica a la otra, crítica de la que resulta la exclusión de esta última de la conciencia. La instancia crítica mantiene relaciones más íntimas con la conciencia que la criticada, hallándose entre ésta y la conciencia, a modo de pantalla. La instancia crítica dirige nuestra vida despierta y decide sobre nuestra actividad voluntaria y conciente.

El sistema crítico queda situado en el extremo motor: Preconciente [sus procesos de excitación pueden pasar directamente a la conciencia si se cumplen determinadas condiciones], posee la llave a la motilidad voluntaria. Detrás del Preconciente se encuentra el Inconciente que se comunica con la conciencia a través del preconciente, sistema que le impone al proceso de excitación, determinadas transformaciones [En un esquema lineal, el sistema siguiente al preconciente es la conciencia: P=C]

El estímulo de la formación del sueño lo hallamos en el Inconciente, pero esta formación se halla forzada a enlazarse con las ideas latentes que pertenecen al sistema preconciente. La fuerza impulsora del sueño es proporcionada por el sistema inconciente. Este estímulo onírico exteriorizará [como los demás productos mentales] la tendencia a propagarse al sistema preconciente y pasar de éste al conciente. Durante el día aparece desplazado por la censura de la resistencia, y para las ideas latentes el acceso a la conciencia. El relajamiento de la censura entre lo preconciente y lo inconciente puede explicarnos los productos exentos de imágenes sensoriales.

La regresión es una de las más importantes peculiaridades del fenómeno onírico, pero no es únicamente de los sueños, también el recordar voluntario, la reflexión y otros procesos parciales de nuestro pensamiento corresponden a un retroceso dentro del aparato psíquico. Pero en la vigilia no va nunca más allá de las imágenes mnémicas, y no llega a reavivar las imágenes de percepción, convirtiéndolas en alucinaciones.

La elaboración onírica es la transmutación de todos los valores psíquicos, despoja de su intensidad a unas representaciones para transferirla a otras. Esta modificación del proceso psíquico acostumbrado es la que hace posible cargar al sistema de las P hasta la total vitalidad en dirección inversa, partiendo de las ideas.

La regresión se produce cuando la representación queda transformada, en el sueño, en aquella imagen sensible de la que nació. Las relaciones intelectuales de las ideas latentes no se hallan contenidas en los primeros sistemas Hm, sino en otros anteriores a ellos, y tienen que perder su expresión en el proceso regresivo hasta las imágenes de percepción. "La regresión descompone en su material bruto el ajuste de las ideas latentes". Resulta posible esta regresión porque se producen modificaciones en las cargas de energía de cada una de los sistemas.

Durante el día existe una corriente continua desde el sistema psi de las P hasta la motilidad [que cesa por la noche y no presenta obstáculo para la regresión de la excitación].

El sueño como sustitución de la escena infantil, que fue modificada por su transferencia a lo reciente: ésta no puede conseguir su renovación real y retorna como sueño. Muchas veces deseos del sueño aparecen derivados de sucesos infantiles o de fantasías basadas en ellos.

La transformación de las ideas en imágenes puede ser consecuencia de la atracción que el recuerdo, representado visualmente, y que tiende a resucitar, ejerce sobre las ideas privadas de conciencia, que aspiran a hallar una expresión.

La regresión es un efecto de la resistencia que se opone al avance de la idea hasta la conciencia por el camino normal, y de la atracción simultánea que los recuerdos sensoriales dados ejercen sobre ella.

La represión de una idea es llevada a cabo por la acción conjunta de dos factores que actúan sobre ella: por un lado es rechazada [censura de lo conciente] y por el otro atraída [lo inconciente].

El proceso de la transferencia de energía habrá de ser [en procesos patológicos como el sueño] muy distinto del que se desarrolla en las regresiones de la vida anímica normal, ya que en los primeros, hay una carga alucinatoria de los sistemas de la percepción.

Tres clases de regresión:

a] Una regresión tópica: en el sentido de los sistemas psi.

b] Una regresión temporal: retorno a formaciones psíquicas anteriores

c] Una regresión formal: cuando las formas de expresión y representación acostumbradas quedan sustituidas por formas correspondientes primitivas.

Las tres son en el fondo una misma cosa y coinciden en la mayoría de los casos.

El acto de soñar es en sí una regresión a las más tempranas circunstancias del soñador, una resurrección de la infancia, con todos sus impulsos instintivos y sus formas expresivas.

C] LA REALIZACIÓN DE DESEOS

Supone una contradicción a la teoría de Freud la existencia de sueños de angustia.

El sueño entraña un sentido, un valor y una realización de deseos. El deseo insatisfecho en el día no basta para la formación de un sueño en el adulto. Éste puede contribuir, pero es necesariamente robustecido por otros factores que proceden de lo inconciente. El deseo conciente sólo se constituye en estímulo del sueño cuando consigue despertar un deseo inconciente de efecto paralelo con el que reforzar su energía. Tales deseos inconcientes se hallan siempre en actividad y dispuestos a conseguir una expresión en cuanto se les ofrece ocasión para aliarse con un sentimiento procedente de lo conciente y transferirle su mayor intensidad.

Los deseos reprimidos son de origen infantil. El deseo representado en el sueño tiene que ser un deseo infantil. En los adultos proceden de lo inconciente. En los niños en quienes no existe la censura, y la separación entre el Preconciente y el Inconciente, o en los que empieza a establecerse poco a poco, el deseo es un deseo insatisfecho, pero no reprimido de la vida despierta.

Estímulos psíquicos que proceden de la vida despierta y no tienen el carácter de deseos:

* Los problemas no resueltos

* La multiplicidad de impresiones diversas

* Las preocupaciones que nos atormentan

Continúan la actividad mental durante el reposo y mantienen el desarrollo de procesos anímicos en el sistema preconciente.

1] Procesos que durante el

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