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Investigación caso Claudia Mijangos


Enviado por   •  6 de Agosto de 2021  •  Tareas  •  2.003 Palabras (9 Páginas)  •  1.053 Visitas

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CLAUDIA MIJANGOS

 “LA HIENA DE QUERÉTARO”

Antecedentes:

 Claudia Mijangos Arzac nació el 25 de mayo de 1956 en Mazatlán, Sinaloa, en una familia de clase alta pero con problemas de unión; tres de sus hermanos sufrieron padecimientos psicomotrices y sus dos hermanas se divorciaron tras matrimonios fallidos. Sin embargo, los problemas familiares no le impidieron desarrollarse; estudió Comercio y fue coronada reina de belleza en Mazatlán.

Años después se casó con Alfredo Castaños, con quien se fue a vivir a Querétaro. Ahí tuvieron tres hijos: Alfredo Antonio, Claudia María y Ana Belén.

Con una familia bonita, estabilidad económica y sus hijos creciendo parecía que la vida le sonreía, por eso quería regresar a la comunidad, algo, de lo bueno que ella tenía.

Su casa estaba llena de imágenes religiosas, según contó el periodista Manuel Paredón, que cubrió la historia, en un documental de Discovery Channel sobre el caso.

Por toda esta complicación el padre Ramón decidió terminar con la relación. Claudia no lo tomó nada bien. Lo buscaba, lo seguía, diría años más tarde el padre Rigoberto.

Claudia entonces empezó a hablar de que escuchaba voces, que eran ángeles que le decían que tenían que estar juntos. Ella nunca perdió la esperanza de estar con el padre Ramón.

Algunos contaban que Claudia era amante de un sacerdote, otros que declaró que no se acordaba de nada y algunos más, que la mujer hablaba de sus hijos como si estuvieran vivos. También contaban que la mujer culpaba a voces en su cabeza por el crimen.

Los exámenes neurológicos determinaron que Claudia padecía epilepsia del lóbulo temporal y esquizofrenia.

Antecedentes del crimen

La gente que la conocía pensaba que llevaba una vida familiar tranquila, pero en realidad tenía fuertes problemas conyugales.

Ella y su esposo probaron terapia de pareja, pero no funcionó y se separaron poco antes del crimen de Mijangos.

Por la misma época, empezó a mostrarse inestable psicológicamente, según personas que la conocían.

"(Decía que) veía cosas, decía cosas incoherentes", contó el sacerdote Castellano a Discovery Channel.

Mijangos pertenecía a un grupo de "madres catequistas", según el sacerdote Rigoberto Castellano, entonces director del colegio Fray Luis de León, donde estudiaban sus tres hijos, ahí conoció al padre Ramón.

El padre Ramón era un “tipazo”, así lo definían, además de joven y amable era muy guapo. Con sus ojos azules y su 1.90 m de altura ella se enamoró.

Claudia cada vez se alejaba más de su esposo y era habitual encontrarla en la escuela, en las clases de catecismo. Al padre Ramón tampoco le era indiferente y comenzaron un romance. O al menos eso apuntan versiones, porque la escuela jamás dijo nada al respecto, pero tampoco lo negó, únicamente la arquidiócesis de Querétaro tramitó el cambio del padre Ramón después de los asesinatos.

De esta relación prohibida sabía el director de la escuela, el padre Rigoberto, tanto así que habló del tema con el mismo padre Ramón y con el esposo de Claudia. El padre Rigoberto le recomendó a Alfredo que él fuera quien se quedará con la custodia de los niños, no su madre.

Al parecer después de estas advertencias o platicas que tuvo el padre Ramón con el director de la escuela, él ya no quiso continuar con el idilio que mantenía con Mijangos. También le pesaba demasiado la traición a los votos que había hecho cuando se ordenó sacerdote.

Por toda esta complicación el padre Ramón decidió terminar con la relación. Claudia no lo tomó nada bien. Lo buscaba, lo seguía, diría años más tarde el padre Rigoberto.

Claudia entonces empezó a hablar de que escuchaba voces, que eran ángeles que le decían que tenían que estar juntos. Ella nunca perdió la esperanza de estar con el padre Ramón.

Según dicen los peritos, este evento fue tan fuerte para ella que detonó los problemas de salud mental que venía arrastrando. Su amiga Adriana, cuenta que con sus hijos siempre fue cariñosa, que con la gente muy amable, pero unos meses antes mostraba actitudes extrañas, pero nunca violentas.

Sin embargo, el terapeuta de pareja al que habían estado acudiendo Claudia y Alfredo, en un intento desesperado, de él, de recuperar su matrimonio, contó que sí había advertido conductas violentas en Mijangos, pero nunca pensó que escalaran tanto, pues eran durante la terapia en donde los dos discutían y se levantaban la voz.

El terapeuta les recomendó que se divorciaran por lo dañada que estaba ya su relación. El mayor episodio de violencia que había ocurrido hasta entonces, por parte de Claudia, fue la vez que, a media noche, sacó a Alfredo al patio de la casa y lo dejó ahí en calzones por horas.

Claudia Mijangos buscó entonces desesperadamente la anulación de su matrimonio, pero no había argumentos suficientes y esto la frustró. Ella seguía muy enamorada del padre Ramón y no entendía por qué no podían estar juntos.

El crimen

El 24 de abril de 1989, Claudia Mijangos asesinó a sus hijos Claudia María, de 11 años; Ana Belén, de 9 años; y Alfredo, de 6 años; en su casa ubicada en el número 408 de la calle Hacienda del Vegil, colonia Jardines de la Hacienda.

El filicidio ocurrió durante la madrugada dentro de una casa en una colonia de clase media en la ciudad de Querétaro. Los peritos indicaron que fueron al menos 3 horas las que duró el ataque contra los menores.

El 23 de abril cuando Alfredo regresó a sus hijos a la casa, Claudia y él tuvieron una discusión muy fuerte. Le dijo que sabía del romance que tenía con el padre y se lo reprochó, aún así, él quería regresar con ella.

Ella no negó la aventura, en cambio, defendió el amor que tenía por el padre Ramón. Los gritos los escucharon los vecinos pero no intervinieron. Alfredo se retiró.

A la mañana siguiente, en el interior de la casa se presentaba una escena que parecía sacada de una película de horror. El piso de la sala y las escaleras que iban hacia la planta alta estaban manchadas de sangre, al igual que el pasillo entre la recámara principal, la recámara del pequeño Alfredo, la recámara de las niñas y el baño.

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