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LA CAPACIDAD DE REPRESENTACIÓN COMO CUALIDAD HUMANA


Enviado por   •  11 de Marzo de 2013  •  2.153 Palabras (9 Páginas)  •  2.529 Visitas

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El ser humano a lo largo del tiempo ha necesitado medios para comunicarse no solo por el placer de hacerlo, sino para sobrevivir al medio en el que se desarrolla: la sociedad. Para ello ha pasado primeramente por un proceso ontogenético, que una vez desarrollado, el ser humano puede interactuar con otros congéneres que han pasado por el mismo proceso y así poder participar en la filogénesis.

Pero como base a todo ello ha utilizado un medio que le ha ayudado a poder comunicarse con otros, que es la capacidad de representación; esta consiste en utilizar significantes para referirse a significados., empleando medios simbólicos para referirse a ellas sin la necesidad de actuar materialmente sobre ellas.

Un significante es el objeto al cual se le ha dado un significado; por ejemplo la palabra “árbol” por sí misma no representa nada, pero gracias a las convenciones que la sociedad ha tenido para denominar así a un objeto de la naturaleza, que cuenta con un tronco, ramas y hojas, todos los seres humanos entienden a lo que se refiere dicha palabra.

Hay capacidades de representación que se van volviendo más claras y abundantes; estas son las llamadas funciones semióticas, de las cuales sus manifestaciones son la imitación diferida, juego simbólico, imágenes mentales, dibujos y lenguaje. Estas se van haciendo más claras en los últimos estadios del periodo sensorio-motor, en el cual va mejorando su capacidad de imitación de los modelos que ha observado, pero al principio de esta etapa solo imita en presencia del modelo y al final ya tiene la capacidad de imitarlo en su ausencia, logrando así una imitación diferida, la cual puede producirse aunque ya haya pasado un largo tiempo, horas o días después de haber visto el modelo a imitar.

En esta etapa el niño logra imitar cosas que antes solo hacía en serio como fingir que duerme, que come, que tropieza, etcétera; sirviéndole como entrada a otra manifestación de la función semiótica más compleja: el juego simbólico.

En el juego simbólico el niño comienza a identificar los elementos constituyentes de la situación, para después imitarlos porque le produce satisfacción. Esta conducta dura aproximadamente entre los primeros dos y seis años; el niño hace imitaciones aunque no sean funciones propias del objeto, por ejemplo, un niño puede jugar con el palo de una escoba y darle una función simbólica que en este caso sería un caballo, el palo no es realmente un caballo y el niño lo sabe, pero él lo utiliza como tal.

Al igual que en la imitación, copia elementos claros de la realidad, pues sabe donde, como y cuando usarlos; es así como este tipo de imitación que supone la existencia de un modelo mental interno, da lugar a las imágenes mentales que se pueden clasificar en visuales, auditivas, gustativas y olfativas. Para todas ellas se necesita un conocimiento previo para después poder evocarlas en su ausencia.

Las imágenes visuales son “recuerdos” de la visión física de las cosas como la posición, tamaño, color, textura visual, etcétera; pueden ser tridimensionales, por ejemplo: un niño puede recordar una casa de frente, por detrás e incluso el interior o también puede ver una figura que tienen varios lados y las puede ir rotando mentalmente.

Las imágenes mentales auditivas pueden evocar a la mente sonidos con los que se está familiarizado, como el ruido de una motocicleta, la caída del agua en la regadera o el canto de los pájaros. Las imágenes gustativas están dirigidas al recuerdo de los sabores; por ejemplo, un niño puede “saborear” el chocolate, un limón agrio o un pastel, pues ya los ha probado antes y puede recordar sus sabores.

Por último se encuentran las imágenes mentales olfativas que permiten evocar olores, como el del pan recién horneado, una flor o un perfume. Reiterando, todas las imágenes mentales requieren forzosamente de un conocimiento previo de los objetos, dicho conocimiento se da a través de los sentidos.

Otra manifestación de la función semiótica es el dibujo. Este es la imitación de la realidad del niño, donde refleja la comprensión que tiene de ella, reproduciendo en mayor cantidad lo que sabe del objeto que lo que ve.

Es una manera de penetrar sus emociones pues en sus dibujos plasma sus gustos, intereses, lo que no le gusta, plasmándolos en un soporte material que casi siempre se limita a lápiz y papel.

El dibujo supone una proyección de las imágenes internas y durante su realización el niño encuentra satisfacción pues siente que puede dejar una huella de relativa permanencia para los demás, en palabras de Juan Delval, para el niño [… “es la posibilidad de dejar una huella, de tener influencia sobre el medio que le rodea”…]

Por último, se encuentra como otra manifestación el lenguaje. Este es la forma de representación más importante y utilizada por los hombres; por medio de él, el ser humano ha podido interactuar con otros mediante palabras, que no son otra cosa más que meras convenciones lingüísticas para poder designar un nombre a los objetos, situaciones o dar a conocer algo.

Pero para poder ejecutar el lenguaje se necesita conocer diversos tipos de significantes para referirse a significados, pues el uso de ellos permite construir representaciones de la realidad para poder actuar simbólicamente sobre ella, según el grado de conexión entre significante y significado, se pueden dividir tres tipos de significantes:

1) Índices o señales: En este tipo, el significante es solamente un fragmento unido al significado y permiten interpretar una situación por ejemplo, si un niño oye el ruido del agua car en una tina de baño, sabe que significa que se va a bañar o si alguien oye una voz en la habitación al lado de la que se encuentra, sabe que quien está allí es otra persona pues la voz es específicamente humana.

De hecho este tipo de significantes son muy usados por los animales, pues se utilizan como elementos para obtener una conclusión con base en determinadas “pistas”.

2) Símbolos: Aquí el significante se puede encontrar independiente del significado, pero guardan una relación de semejanza. En la mayoría de las ocasiones, los símbolos son mejor entendidos en la cultura en que se encuentre el ser humano. Pueden ser individuales o colectivos; por ejemplo en nuestra

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