LA CONSTITUCIÓN DEL SUJETO EN LA ETAPA EVOLUTIVA DE LA ADOLESCENCIA
Carmina Orellana Ahumada Informe 6 de Noviembre de 2015
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Psicología y Educación |
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la constitución del sujeto en la etapa evolutiva de la adolescencia |
Índice
Índice……..……………………………………………..………..……......……...pág.2
Introducción……………………………………………..………..…………........pág.3
Desarrollo biológico del adolescente…………………………………….….....pág.4
La personalidad del adolescente……………..……..……….…..…….……....pág.4
Autoconcepto……………………………………………………………..pág.5
Autoestima………………………………………..……………………....pág.6
Identidad….…………………………………………………..……….......pág.6
Relaciones sociales del adolescente…..…………….………………..……....pág.7
El adolescente en la escuela….……………………………………………….pág.9
Conclusiones…………………………………………….…..……………….…pág.10
Bibliografía………………………………….…………….….………………….pág.11
Introducción
Por adolescencia se suele entender a esa etapa que se extiende, desde los 12-13 años hasta los 18-20 años. Se trata de una etapa de transición en la que ya no se es niño pero en la que no se tiene el estatus de adulto.
Havighurst (1972) considera que la adolescencia está marcada por la convergencia entre las necesidades del joven y las demandas sociales.
En las sociedades occidentales, el adolescente se caracteriza por estar en el sistema escolar o en algún otro contexto de aprendizaje profesional o en busca de un empleo estable; por estar dependiendo de sus padres y viviendo con ellos; por estar realizando la transición de un sistema de apego centrado en la familia, a un sistema de apego centrado en el grupo de iguales, a un sistema de apego centrado en una persona del sexo opuesto; por sentirse miembro de una cultura de edad (cultura adolescente) que se caracteriza por tener sus propias modas, hábitos, su propio estilo de vida, sus propios valores; por tener preocupaciones e inquietudes que no son de la infancia, pero tampoco son las de los adultos.
No obstante, la adolescencia no sólo se debe a cambios psicológicos y contextuales sino que se inicia fundamentalmente a raíz de los cambios biológicos que tienen lugar en el organismo. Estos cambios se encuentran estrechamente relacionados, por lo que resulta necesario analizar las complejas interacciones que tienen lugar entre los niveles biológico, psicológico y sociocultural.
La escuela secundaria, por ser aquella que aloja gran parte del día a los adolescentes, busca ajustarse a las nuevas características de este período evolutivo, pero los medios a través de los cuales la escuela moldea los diversos aspectos del desarrollo del adolescente son muchas veces confusos y controvertidos. Adolescencia y escuela secundaria parecerían seguir caminos divergentes y abocados al desencuentro.
Desarrollo biológico del adolescente
Al final de los procesos de cambio que se dan en la pubertad, los cuerpos del niño y de la niña comenzaran a diferenciarse claramente.
Estos cambios serán el punto de inicio de una extensa serie cambios en los distintos planos del sujeto.
El proceso de transformación física es puesto en marchar por una serie de mecanismos hormonales que se inician en el hipotálamo el cual envía señales a la hipófisis para que ésta comience a secretar importantes cantidades de hormonas gonadotróficas. Estas hormonas estimularán el desarrollo de las gónadas sexuales, las cuales a su vez producirán hormonas sexuales que serán las responsables de los cambios físicos:
CHICOS | CHICAS |
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Es de gran importancia destacar que estos cambios son parte de un proceso gradual, de varios años de duración, y que el momento en que se produzcan en cada individuo se verá determinado e influenciado, por factores sociales, culturales y psicológicos.
La personalidad del adolescente
Algunas de las consecuencias psicológicas y comportamentales de la pubertad pueden ser más o menos directas, como la influencia de las hormonas sexuales sobre el deseo y la actividad sexual, sobre la agresividad o sobre la inestabilidad emocional e irritabilidad[1] y pueden ayudar a comprender muchas de las características más llamativas de los chicos y chicas durante la adolescencia. Sin embargo la mayoría de los efectos psicológicos de la pubertad se encuentran determinados por factores sociales y psicológicos.
Autoconcepto
Los años de la infancia son muy importantes de cara a la formación de la personalidad, sin embargo, será en el período de la adolescencia que se producirá el afianzamiento de la misma.
Desde una perspectiva cognitiva el autoconcepto va incrementando su contenido al paso del desarrollo. El individuo paulatinamente percibe de sí mismo más rasgos y mejor diferenciados, que incluyen tanto características física como psíquicas y sociales. El contenido del autoconcepto se hace más comprensivo, va de la autopercepción de los aspectos concretos a los generales[2].
Durante esta etapa prevalecerá la imagen corporal y la precisión en las diferenciaciones aparecidas durante la adolescencia. Los cambios físicos propios de la pubertad le obligarán al adolescente a revisar la imagen que hasta entonces había construido para incluir rasgos que empiezan a configurar su nuevo cuerpo de adulto. Sin embargo estas alusiones a su apariencia irán disminuyendo paulatinamente, siendo poco a poco sustituidas por rasgos referidos al sistema de creencias, su filosofía de vida o sus expectativas del futuro.
Se producirán transformaciones en la autoestima, examinando la propia identidad, desarrollando la independencia personal y dando lugar a nuevas percepciones del Yo, así como a nuevas ideologías.
La importancia que adquieren durante estos años las relaciones sociales se reflejará en los contenidos del autoconcepto. Las referencias a los vínculos personales serán remplazadas por las descripciones de los sentimientos interpersonales.
El autoconcepto también incluye y refleja la variedad de contextos en lo que se desenvuelve el adolescente y los roles que asume en cada uno de ellos. El grado de coherencia o similitud entre estos componentes variará mucho de un sujeto a otro dependiendo de distintos factores, como las discrepancias entre los que padres, educadores e iguales esperan del adolescente.
En un primer momento el adolescente no dispondrá del control cognitivo necesario para poner en relación los distintos elementos que componen el autoconcepto y construir una imagen integrada y diferenciada. Con el avance de la adolescencia, van a establecerse las primeras conexiones entre abstracciones y entre rasgos que pueden ser opuestos. La toma de conciencia de estas contradicciones puede empezar a ocasionar cierto malestar o confusión, lo que podría explicar algunas actitudes y comportamientos incoherentes, comunes en el adolescente.
Será, recién en la adolescencia tardía y con el avance en el pensamiento formal, cuando el joven pueda integrar en un autoconcepto coherente todas esas imágenes diferentes y contradictorias.
Además con el avance del pensamiento formal será capaz de tomar conciencia de la diferencia entre su autoconcepto o yo real, y su yo ideal (como le gustaría verse)[3]. Esta discrepancia, dependiendo el adolescente, influirá negativa o positivamente en su autoestima.
autoestima
La autoestima es considerada como un aspecto evaluativo del autoconcepto basado en la percepción global que el individuo tiene de su persona[4], lo que no excluye la existencia de autoestimas parciales referidas a distintas facetas o dominios[5].
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