LA EFICACIA SIMBÓLICA
LORESALA100316 de Mayo de 2013
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. La eficacia simbólica (pp. 205 226).
En la actualidad la psicoterapia verbal suele ir unida a la técnica terapéutica quirúrgica. En la antigüedad se distinguía ésta, llamada «arte muda» (VERG Aen 12, 397), de la curación por medio de la palabra (ensalmo o conjuro mágico encantamiento, etc.). El a. analiza un encantamiento de los indios cuna (Panamá). El objeto de este canto mágico (encantamiento) es ayudar en un parto difícil, tarea encomendada al chamán de la tribu, único capaz de dominar a Muu, responsable de la formación del feto, que se ha apoderado del purba = «alma» de la futura madre. El canto describe la búsqueda y hallazgo del purba. Analiza el a. tres tipos de curas chamanísticas: 1) sometimiento del órgano enfermo a una manipulación física o a una succión; 2) combate simulado contra los espíritus maléficos; 3) encantamientos y acciones sin relación directa con la enfermedad. Distingue en este encantamiento la mitología psicofisiológica de la psicosocial. Según el a. «la cura chamanística está a medio camino entre nuestra medicina orgánica y las terapéuticas psicológicas como el psicoanálisis» (pp. 218 y ss.); analiza las conveniencias y algunas diferencias, una de ellas esencial en cuanto el trastorno a curar en un caso es orgánico y en el otro psíquico.
1-La eficacia de los ensalmos.
Las dudas acerca de que el psicoanálisis pudiera operar sobre el sufrimiento por medio de simples palabras, hicieron que, en más de una oportunidad, Freud se viera llevado a rei-vindicar los poderes de la palabra. Una de sus argumentaciones más reiteradas consistió en que las palabras fueron originariamente ensalmos, actos mágicos, y que aun hoy conservan mucho de aquel antiguo poder ensalmador (2). En otras oportunidades, en cambio, aclaró que la interpretación no es un ensalmo. El ensalmo produce un efecto inmediato, un éxito repentino, y esto no suele suceder con los análisis. Un ensalmo lento pierde el carácter de lo maravilloso.(3)
El mismo argumento que permite pensar en la posibilidad de curar por la palabra ofrece un obstáculo. El poder de la palabra, planteado en estos términos, pasa por el influjo sugestivo que conlleva. Pese a su renuncia, Freud no descartó que el factor sugestivo exista en un análisis. Se ocupó de advertir acerca de su utilización. Lacan retomó esta problemática como no lo hiciera otro analista hasta entonces. Basta con eliminar la dimensión de verdad, nos dirá, para que toda interpretación no sea más que sugestión.(4)
2- El shamán: abreactor profesional.
Lévi-Strauss demostró que no existen razones para dudar de la eficacia de ciertas prácticas mágicas. A condición de que en dicha eficacia se considere implicada la creencia. El espectáculo ofrecido por el shamán, según el autor, puede ser relacionado con lo que el psi-coanálisis llamó abreacción. De esto concluye que el shamán sería una suerte de abreactor profesional. En la cura shamanística la palabra y la abreacción quedan del lado del hechi-cero mientras el enfermo guarda silencio, en el psicoanálisis quedarían del lado del pa-ciente.
La abreacción del analista se tornaría necesaria al ser condición para serlo el propio aná-lisis. A Lévi-Strauss no le resulta tan sencillo pensar el papel reservado al grupo: "... la magia readapta el grupo, por medio del enfermo, a problemas predefinidos, mientras que el psicoanálisis readapta al enfermo al grupo, mediante soluciones introducidas."(5) Sin embargo el paralelismo podría restablecerse, "... debido a la inquietante evolución que, desde hace varios años, tiende a transformar el sistema psicoanalítico, de cuerpo de hipótesis científicas verificables experimentalmente en ciertos casos precisos y limitados, en una especie de mitología difusa que compenetra la conciencia de grupo..."(6) De esta forma, el valor se
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