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LA IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA INFANCIA


Enviado por   •  25 de Enero de 2014  •  1.559 Palabras (7 Páginas)  •  382 Visitas

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IMPORTANCIA DEL JUEGO EN LA INFANCIA

Introducción

El juego tiene un papel muy importante en el desarrollo armonioso de la personalidad de cada niño. Tanto en la escuela como en el ámbito familiar los niños emplean parte de su tiempo en jugar, según sus edades y preferencias, ya sea individualmente o en grupo, dirigidos por personas mayores o libremente, con una intencionalidad pedagógica en unos casos o en otros simplemente lúdica y de relación espontánea con los demás, pero en todos los casos implica una maduración de la personalidad del niño, desde éste punto de vista partiremos para considerar el gran valor educativo del juego

El juego es una actividad, además de placentera, necesaria para el desarrollo cognitivo (intelectual) y afectivo (emocional) del niño. El juego espontáneo y libre favorece la creatividad del niño y fomenta su maduración.

Los niños tienen pocas ocasiones para jugar libremente. A veces, consideramos que "jugar por jugar" es una perdida de tiempo y que sería más rentable aprovechar todas las ocasiones para aprender algo útil. No obstante, por medio del juego, los niños empiezan a comprender cómo funcionan las cosas, lo que puede o no hacerse con ellas, descubren que existen reglas de causalidad, de probabilidad y de conducta que deben aceptarse si quieren que los demás jueguen con ellos.

Al jugar, el niño exterioriza sus alegrías, miedos, angustias y es el juego el que le ofrece la posibilidad de elaborar, por ejemplo, los celos hacia un hermanito en el juego con un osito, al que a veces besa y a veces pega. El juego le aporta una larga serie de experiencias que responden a las necesidades específicas de las etapas del desarrollo.

Durante el primer año de vida, por ejemplo, los intereses se centran en el chupar, morder, explorar los juguetes, hasta la aparición de los dientes.

Más adelante, el "jugar a la mamá o el papá", le permite identificarse con aspectos de ellos que contribuyen en la formación de la personalidad.

A medida que van creciendo comienzan a jugar con los juegos reglados donde se observa cómo pueden competir, si aceptan o no las reglas, cómo reaccionan frente al ganar o perder, etc.

Un niño que no juega nos hace pensar que algo le está sucediendo, y si esta situación se repite frecuentemente se hace necesario un análisis de la situación.

Compartir el juego del niño es una manera de intercambiar con él, contenerlo, y volver a conectarse con una parte de niños que conservamos los adultos a través del tiempo.

También podemos decir que el juego es un espacio donde el niño tiene la oportunidad de interactuar con sí mismo, con los demás y con su entorno. Juegan porque necesitan descubrir, conocer, aprender y porque necesitan experimentar sensaciones que les provoquen placer. El juego facilita la comprensión de lo que somos y de lo que podemos llegar a ser, es aprendizaje y placer; con estas virtudes es difícil de imaginar una vida sin juego, de hecho no desaparece nunca de nuestras vidas.

Quién no se ha disfrazado alguna vez, cuántas veces no hemos sido papá o mamá de ficción, o jugado a las tiendas o supermercados. Durante la infancia iniciamos un juego que será decisivo para nuestra vida adulta; es el juego simbólico. Se da a una edad en la que necesitamos dar simbología a los objetos, las personas o situaciones, para entenderlas mejor.

¿Qué beneficios proporciona el juego?

Desde el punto de vista intelectual, el juego proporciona un contexto para comunicarse mediante el lenguaje y usar la mente para fantasear, planear estrategias y solucionar problemas. A menudo, los niños muestran habilidades intelectuales más avanzadas durante el juego fingido que cuando realizan otras actividades, lo que indica que el juego estimula el desarrollo cognoscitivo. En efecto, los niños en edad preescolar que participan en una gran cantidad de juegos simbólicos (o que son entrenados para hacerlo) se desempeñan mejor en las pruebas piagetianas de desarrollo cognoscitivo, habilidades de lenguaje y creatividad que los niños que simulan con menos frecuencia.

Las actividades preescolares también pueden estimular el desarrollo social. Para tener éxito durante la simulación de un juego social, los niños deben adoptar roles diferentes, coordinar sus actividades y resolver cualesquiera disputas que puedan surgir. Los niños también pueden aprender y prepararse para los papeles adultos jugando “a la casita” o “a la escuelita” y poniéndose en los zapatos de sus madres, padres o maestros de la guardería. Los niños que participan más en juegos simulados con las madres y hermanos tienden a tener mejores habilidades sociales para adoptar la perspectiva de los demás que aquellos que participan menos, un descubrimiento que implica que las primeras experiencias de simulación social contribuyen en forma evidente a los conocimientos sociales. Quizá debido

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