LITERALIDAD INFANTIL

LITERALIDAD INFANTIL

La conducta verbal es el constituyente esencial:

no se habla del problema sino que el problema

se data en el lenguaje. (García, 2009)

Sucede algo con el lenguaje de los niños: las palabras tienen un solo significado. Todo lo que el niño escucha es interpretado literalmente, es decir, exactamente al pie de la letra, sin simbolismos, sin sinónimos, es lo que es y ya no hay más ni otra manera de interpretar las cosas que él escucha.

Debemos de poner especial atención en cada cosa que le digamos a los niños, ya sea como facilitadores de la educación, padres de familia o incluso hasta como figura ciudadana capaz de emitir un juicio crítico frente a estos entes biológicos llamados niños.

Desde el punto de vista de la psicología infantil hemos de poner atención en todos los ejemplos y frases que les mencionamos a los infantes ya que estos adoptaran todos y cada uno de los mandatos ordenados por los adultos, haciendo e interpretando tal cual lo que se menciona y de no ser así el niño recibirá un castigo.

El sociólogo estadounidense Talcott Parsons (1999) pone esto en evidencia a través de las variables-pauta que son un conjunto de elecciones dicotómicas de acción que los actores pueden hacer en cada situación estas son elecciones universales que hace un actor antes de que la acción tenga un significado determinado.

Estas variables-pauta que enuncia son cinco “Afectividad-Neutralidad Afectiva, Auto orientación—Orientación Colectiva, Universalismo-Particularismo, Adscripción-Adquisición y Difusidad- Especifidad”. La primera que hoy nos ocupa se refiere a la cantidad de afecto o catéxis que se espera en una relación social y la postergación de gratificación o búsqueda de gratificación inmediata. Para el espectro moderno de las sociedades occidentales, el canon es el de la neutralidad afectiva que corresponde a la postergación de catéxis y neutralidad de afecto frente a los demás, es decir una conducta prioritariamente racional.

El sujeto adulto espera que el otro individuo lleve a cabo su acción siguiendo aquellos mandatos impersonales que no puede controlar y a los que está sometido también, generando expectativas de conducta ante situaciones específicas. Cuando la acción social se realiza satisfaciendo estas expectativas, la acción social se concreta, siendo entonces una acción social ordenada (Parsons,1999:19)

Si el niño no obedece una acción como la dicta el adulto, este será reprimido y evidenciado frente a los demás poniendo sobre la mesa que su acción no fue cumple las expectativas del mandato original; no obstante, cuando lleva a cabo la acción tal y como se le establece él recibirá una gratificación, el niño reproducirá el mandato al pie de la letra generando una catéxis; intercambio de un objeto por otro de mayor valor para él.

Ahora bien, este contexto tiene una naturaleza social verbal, consistente en reglas de conducta que, sin embargo, no se avienen a las contingencias efectivas. El individuo parece

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